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Peces y caimanes desaparecieron y el río se llenó de muertos

Aura Lucía Mera
29 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.
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“COP16. Todos con el celular en mano, tomándose selfies o filmando, sin temor al atraco o a la puñalada”: Aura Lucía Mera
“COP16. Todos con el celular en mano, tomándose selfies o filmando, sin temor al atraco o a la puñalada”: Aura Lucía Mera
Foto: EFE - Ernesto Guzmán

COP16. Plaza de Caicedo y Bulevar del Río. Cali renaciendo. Alegría contagiosa. Todos con el celular en mano, tomándose selfies o filmando, sin temor al atraco o a la puñalada.

Jóvenes guías con camisetas azules. Camisetas verdes para las comunicadoras sobre biodiversidad. Camisetas amarillas para los encargados de la limpieza. Danzas, auditorios para conversatorios, música, stands llenos de plantas, casetas, orden.

La historia es breve. Turquía era la sede oficial, pero el terremoto devastador impidió su realización. Ningún otro país del mundo aceptó el compromiso de semejante evento y hacerlo viable en cuatro meses. El Presidente, en una alocución de polvos cósmicos, afirmó que Colombia aceptaba el reto. Y de inmediato nos asignaron la tarea.

No sabemos si Cali fue escogida para que fracasara o no, pero el caso es que Cali se comprometió. La ciudad se llenó de entusiasmo. Alcaldía y Gobernación se unieron, y sus equipos lograron lo que parecía imposible.

Cali, la mejor anfitriona, la más alegre, la más cívica, la más limpia, la más cultural. Días y noches de fiesta para locales y extranjeros.

Lo que suceda entre “los sabios,” la recuperación o destrucción del Planeta Azul, es otra cosa; existe escepticismo y optimismo moderado. Pero lo que es irrefutable es que la Sucursal del Cielo salió de su apatía y narco-condena. Dejó para siempre de ser conocida como el Cali-Cartel, como nos llamaban en el mundo entero, para figurar en las primeras páginas de periódicos y noticieros internacionales como un lugar paradisíaco en biodiversidad, cívico, alegre, generoso, que irradia y contagia calor humano y belleza.

La Ciudad de los Siete Ríos, del piedemonte, de la brisa vespertina y sensual que llega del mar, de la riqueza cultural y gastronómica de su población afrodescendiente, de la cadencia de sus mujeres, de sus parques, ceibas y samanes centenarios, de sus orquídeas y veraneras, la salsa, el ballet, el ritmo vital y el corazón que bombea con sangre nueva.

Emocionada hasta las lágrimas de estar viva y de nuevo sentirme orgullosa de ser caleña y vallecaucana hasta el tuétano de mis huesos. De estar viva y volver a escuchar el ritmo contagioso de continuar, de dejar atrás esos años oscuros y tenebrosos que vivimos.

En mi primer paseo por la Plaza y el Bulevar, me encontré de sopetón con el conversatorio entre William Ospina y Wade Davis. Creí que alucinaba. Recuerdo Guayacanal, recuerdo El Río, y se me quedó grabada para siempre esta frase de Davis, refiriéndose al Río Magdalena, testigo de nuestra historia desde los orígenes primigenios, cuando nace como una quebrada en la que con una mano podemos tocar el nacimiento de la Cordillera Occidental y con la otra, el de la Cordillera Central. Ese río, depositario de todos nuestros secretos, ese río que recorre el país y que en una época estuvo lleno de vida, “pero con el tiempo, los peces y los caimanes desaparecieron y el río se llenó de muertos”.

Frase lapidaria y real. Este país, privilegiado con dos océanos, selvas, ríos y nevados, desiertos, bosques secos y húmedos, con la variedad de mariposas más grande del planeta, con su diversidad de razas, que podría ser un verdadero paraíso, lleva casi dos siglos desangrándose. Si el Magdalena pudiera recoger toda la sangre derramada desde la Conquista hasta hoy, sería un río rojo y los valles estarían inundados de lágrimas.

Gracias, Alejandro Eder y su equipo de quijotes soñadores. Gracias, Dilian Francisca Toro y su equipo visionario. Cali resucitó de entre el lodo y las tinieblas.

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SÓTERO(26571)Hace 12 horas
Si su intención era agradecer es claro que, de manera deliberada, se quedó corta. En adelante se hablará cada vez más del peso de Susana Mohamad.
micelium(68260)Hace 19 horas
Lamentablemente, respetada señora, la fiesta pasará, los vendedores ambulantes volverán a las calles, los celulares regresarán al fondo de los bolsillos, los jóvenes cambiarán los flamantes chalecos por sus habituales harapos, los políticos reabrirán el grifo de las prebendas y de los acomodos, se reabrirán los baches de las calles y los caleños seguirán luchando por las monedas cada día más devaluadas.
Evelio(vduk3)31 de octubre de 2024 - 01:06 a. m.
M e parece mezquino no mencionar con gran crédito el apoyo, participación decidida del gobierno nacional y todas las entidades ministerio que tienen que ver con el tema Ambiental. sera que asi son de Miope. señora sea un poco mas objetiva con los lectores.
MRLL(hwcm7)30 de octubre de 2024 - 11:21 p. m.
¿Sucursal del cielo? Frases tontas y ridículas. Chovinismo barato. Hablamos de ser "El segundo país mas megadiverso del mundo? ¿Para que ha servido? ¿Gracias y Dilian? Oportunistas a quienes la naturaleza les importa un carajo . Y si se trataba de agradecer, por lo menos a Petro también que se comprometió con el evento. Le faltó objetividad.
abolectrico(03577)30 de octubre de 2024 - 07:00 p. m.
El presidente escogió a cali porque sabe que al frente de ella esta un rico y a los ricos no les gusta perder, se imaginan si al frente hubiese estado Francia?
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