Ángela Merkel, “La Canciller del Mundo Occidental”
Ángela Merkel, primera mujer en ocupar el puesto de canciller de Alemania, ha sido reconocida por su inteligencia, alta formación académica, su capacidad táctica, pragmatismo, determinación y sensatez.
En la elección federal más compleja de Alemania en tiempos recientes, el CDU, Unión Democrática Cristiana, partido conservador de Merkel, actualmente liderado por Armin Laschet, y el Partido Social –Demócrata (SPD), centro izquierda, liderado por el ministro de Finanzas Olaf Scholz, terminaron técnicamente empatados, según los primeros sondeos que conceden cerca de 25% de los votos a cada uno.
Para lograr una satisfactoria estabilidad política, un candidato a canciller deberá garantizar más de 50% de los votos en el Bundestag, Parlamento Federal.
Empezará ahora un gran proceso de concertación entre tres partidos: CDU, SPD y el Partido Verde -algo que no sucedía en la política alemana desde 1950 -, para conformar la coalición y elegir al canciller que sustituirá a Ángela Merkel, una tarea nada fácil.
Ángela Merkel, primera mujer en ocupar el puesto de canciller de Alemania, ha sido reconocida por su inteligencia, alta formación académica, su capacidad táctica, pragmatismo, determinación y sensatez.
Hija de un pastor luterano y de una profesora, Angela Merkel nació en Hamburgo en 1954, pasó gran parte de su vida en el Este, pero se convirtió en la gran líder de una Alemania reunificada y democrática.
En 2005, la doctora en Física Cuántica juró “dedicar sus esfuerzos en favor del pueblo alemán, trabajar en su provecho, apartar de él cualquier daño, defender la constitución y las leyes de la federación, cumplir cabalmente sus obligaciones y ser justa con todos”.
A pesar de la objetividad y determinación característica de los científicos, no siempre actuó con la rapidez deseada. En distintas ocasiones, en el ejercicio del poder, optó por pasos lentos, pero seguros. Después de 16 años como canciller de Alemania, decide irse por voluntad propia y sale con una popularidad y aceptación de alrededor de 80%
El largo liderazgo de Merkel se forja en un sistema internacional cambiante, lo que simultáneamente pone a prueba su capacidad para establecer interlocución con los más diversos frentes. La política exterior de Merkel fue marcada por grandes desafíos que, al fin y al cabo, le concedieron el apodo de “Canciller del Mundo Libre”. Sin embargo, sus contradictores han rechazado su exceso de conservadorismo y los países del sur de Europa su exceso de pragmatismo a la hora de poner la casa en orden, sin importar el costo humano, social y económico para los países más débiles de la Unión Europea.
En 2008, uno de sus principales objetivos fue rescatar el Euro en la crisis financiera internacional de ese año, con un discurso pro Unión Europea. Apoyó a Grecia, bajo exigencias inamovibles de una política de responsabilidad fiscal y austeridad que costó demasiado a los griegos. Lo que, en algún momento conllevó a que la compararan con Hitler.
En 2015, en la crisis migratoria que se abatió sobre el mundo, mientras los países cerraban sus fronteras y se les olvidaba que gran parte de los refugiados eran víctimas de la OTAN, Merkel, contra viento y marea, logra abrir las puertas de Alemania para recibir aproximadamente un millón y medio de refugiados, iniciativa que afectó su capital político, pero demostró gran sensibilidad ante un panorama de profunda crisis humanitaria.
Su poder de interlocución pudo volverse cada vez más visible al establecer una agenda positiva con China y Estados Unidos y su buena interlocución con Rusia, a pesar de las divergencias con Putin sobre todo en los casos de Crimea y Ucrania.
No obstante, cuando supo que Washington la espiaba fue directa: “a los amigos no se les espía”, tomó la distancia necesaria y en la Cumbre del G8, cuando el presidente Donald Trump era un obstáculo para afrontar el cambio climático, se le paró en frente y lo afrontó. Tan pronto el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca, tendió puentes, despejando el camino para el fortalecimiento de la Alianza Transatlántica,
Así es Ángela Merkel. En un contexto de polarización mundial, con un creciente fortalecimiento de una peligrosa extrema derecha y un vacío de poder, la cautela y serenidad de Merkel y su liderazgo en la Unión Europea hará mucha falta no solo en Alemania y Europa, sino en el mundo.
*Profesora Universidad Externado de Colombia.
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Ángela Merkel, primera mujer en ocupar el puesto de canciller de Alemania, ha sido reconocida por su inteligencia, alta formación académica, su capacidad táctica, pragmatismo, determinación y sensatez.
En la elección federal más compleja de Alemania en tiempos recientes, el CDU, Unión Democrática Cristiana, partido conservador de Merkel, actualmente liderado por Armin Laschet, y el Partido Social –Demócrata (SPD), centro izquierda, liderado por el ministro de Finanzas Olaf Scholz, terminaron técnicamente empatados, según los primeros sondeos que conceden cerca de 25% de los votos a cada uno.
Para lograr una satisfactoria estabilidad política, un candidato a canciller deberá garantizar más de 50% de los votos en el Bundestag, Parlamento Federal.
Empezará ahora un gran proceso de concertación entre tres partidos: CDU, SPD y el Partido Verde -algo que no sucedía en la política alemana desde 1950 -, para conformar la coalición y elegir al canciller que sustituirá a Ángela Merkel, una tarea nada fácil.
Ángela Merkel, primera mujer en ocupar el puesto de canciller de Alemania, ha sido reconocida por su inteligencia, alta formación académica, su capacidad táctica, pragmatismo, determinación y sensatez.
Hija de un pastor luterano y de una profesora, Angela Merkel nació en Hamburgo en 1954, pasó gran parte de su vida en el Este, pero se convirtió en la gran líder de una Alemania reunificada y democrática.
En 2005, la doctora en Física Cuántica juró “dedicar sus esfuerzos en favor del pueblo alemán, trabajar en su provecho, apartar de él cualquier daño, defender la constitución y las leyes de la federación, cumplir cabalmente sus obligaciones y ser justa con todos”.
A pesar de la objetividad y determinación característica de los científicos, no siempre actuó con la rapidez deseada. En distintas ocasiones, en el ejercicio del poder, optó por pasos lentos, pero seguros. Después de 16 años como canciller de Alemania, decide irse por voluntad propia y sale con una popularidad y aceptación de alrededor de 80%
El largo liderazgo de Merkel se forja en un sistema internacional cambiante, lo que simultáneamente pone a prueba su capacidad para establecer interlocución con los más diversos frentes. La política exterior de Merkel fue marcada por grandes desafíos que, al fin y al cabo, le concedieron el apodo de “Canciller del Mundo Libre”. Sin embargo, sus contradictores han rechazado su exceso de conservadorismo y los países del sur de Europa su exceso de pragmatismo a la hora de poner la casa en orden, sin importar el costo humano, social y económico para los países más débiles de la Unión Europea.
En 2008, uno de sus principales objetivos fue rescatar el Euro en la crisis financiera internacional de ese año, con un discurso pro Unión Europea. Apoyó a Grecia, bajo exigencias inamovibles de una política de responsabilidad fiscal y austeridad que costó demasiado a los griegos. Lo que, en algún momento conllevó a que la compararan con Hitler.
En 2015, en la crisis migratoria que se abatió sobre el mundo, mientras los países cerraban sus fronteras y se les olvidaba que gran parte de los refugiados eran víctimas de la OTAN, Merkel, contra viento y marea, logra abrir las puertas de Alemania para recibir aproximadamente un millón y medio de refugiados, iniciativa que afectó su capital político, pero demostró gran sensibilidad ante un panorama de profunda crisis humanitaria.
Su poder de interlocución pudo volverse cada vez más visible al establecer una agenda positiva con China y Estados Unidos y su buena interlocución con Rusia, a pesar de las divergencias con Putin sobre todo en los casos de Crimea y Ucrania.
No obstante, cuando supo que Washington la espiaba fue directa: “a los amigos no se les espía”, tomó la distancia necesaria y en la Cumbre del G8, cuando el presidente Donald Trump era un obstáculo para afrontar el cambio climático, se le paró en frente y lo afrontó. Tan pronto el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca, tendió puentes, despejando el camino para el fortalecimiento de la Alianza Transatlántica,
Así es Ángela Merkel. En un contexto de polarización mundial, con un creciente fortalecimiento de una peligrosa extrema derecha y un vacío de poder, la cautela y serenidad de Merkel y su liderazgo en la Unión Europea hará mucha falta no solo en Alemania y Europa, sino en el mundo.
*Profesora Universidad Externado de Colombia.
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