En las últimas horas el presidente Luis Inázio Lula da Silva llegó a China con una comitiva de 40 personas, ministros, senadores, diputados federales y gobernadores para una visita oficial de cuatro días que debería haber sido realizada en marzo, pero que fue aplazada debido a sus condiciones de salud.
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En las últimas horas el presidente Luis Inázio Lula da Silva llegó a China con una comitiva de 40 personas, ministros, senadores, diputados federales y gobernadores para una visita oficial de cuatro días que debería haber sido realizada en marzo, pero que fue aplazada debido a sus condiciones de salud.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China afirmó que la rápida reprogramación de este viaje representa el interés de ambos países en estrechar los lazos de cooperación.
La relación económico-comercial entre los dos países tendrá prioridad en la agenda bilateral. Se firmarán 20 acuerdos en distintas áreas; sin embargo, ya hay expectativas de que Brasil pueda incrementar sus exportaciones agropecuarias a China. Importante recordar que, desde 2013, China es uno de los tres países que más importan desde Brasil productos relacionados con el agronegocio. Cifras oficiales indican que, en 2022, 31 % de las exportaciones provenientes del sector de agronegocios fueron enviadas a Beijing.
Uno de los objetivos a corto plazo de esta visita es la apertura de una fábrica de carros eléctricos chinos en el estado de Bahía y la venta de aviones de Embraer a China.
Su primer acto oficial fue la posesión de Dilma Roussef como presidenta del Banco de Desarrollo de los BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), este grupo “concentra el 40 % de la población mundial y el 20 % del PIB Mundial”.
En su discurso el presidente Lula reiteró que el Nuevo Banco del Desarrollo de los BRICS puede ser considerado “como el gran Banco del Sur Global”, pues liberará los países emergentes de la sumisión a las instituciones financieras tradicionales.”
El mandatario añadió que este banco “surgió como una herramienta para reducir la brecha entre países ricos y emergentes, desigualdades que pueden ser vistas en el hambre, la pobreza extrema y las migraciones forzadas” para que el sector financiero en lugar de asfixiar las economías las impulse.
En esta nueva era Brasil-China, los dos países acordaron que sus transacciones comerciales serán realizadas en moneda local, lo que significa que ya no dependerán del dólar.
Tras la ceremonia realizada en el Banco de los BRICS, el presidente Lula visitó el Centro de Investigación de Tecnología de la Huawei, ícono de China, empresa no siempre bien vista por Estados Unidos por considerarla como un riesgo para la seguridad.
La cooperación tecnológica será un tema relevante durante la visita, pues se espera que, juntos, fabriquen un satélite para monitorear la Amazonía y otros biomas brasileños, considerando sobre todo el éxito del programa desarrollado por China para restaurar áreas deforestadas, lo cual ha permitido recuperar 70 millones de hectáreas.
En términos políticos, el presidente Lula tendrá encuentros con el secretario general del Partido Comunista y el primer ministro de China y, obviamente, con el presidente Xi JinPing, ocasión en que seguramente el presidente Lula compartirá su visión en lo que se refiere a la Guerra Ucrania-Rusia y la posibilidad de una búsqueda de paz. Las preguntas son: ¿en un posible escenario de un proceso paz entre Ucrania y Rusia, los Estados Unidos permitirían la mediación de los países de los BRICS? ¿Cuánto costaría esta paz y cuánto los países miembros de la OTAN ganan o pierden con esta guerra? ¿Seguirá la estrategia de guerra prolongada o se fortalecerá la diplomacia mundial en beneficio de toda la humanidad?
En síntesis, la visita del presidente Lula a China emite varias señales a la comunidad internacional: el retorno de la Política Exterior Activa de Brasil, la creencia en la posibilidad de un mundo multipolar, con el anhelo de tener un rol protagónico en un sistema internacional cambiante, el afianzamiento de la relación sino-brasileña, un péndulo diplomático que podría incluso conceder ventajas a Brasil en su relación con Europa y Estados Unidos y, en términos geopolíticos, la preocupación con la guerra entre Ucrania y Rusia y la señalización del compromiso de una Agenda Verde en pro de mitigar el cambio climático y el calentamiento global.
¡Hacía falta la voz del Sur Global!
¡Vida larga a los BRICS!
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