Después de tres décadas del fin de la dictadura militar en Chile, llega al palacio de la Moneda el presidente Boric, un presidente ajeno a los partidos tradicionales, con una ventaja muy significativa con su contrincante José Antonio Kast, 10 puntos de diferencia en el balotaje. Además de ser el presidente más joven en la historia de Chile, 36 años, fue el único que, posicionándose en segundo lugar en la primera vuelta, finalmente, logró llegar a la presidencia de Chile y también el que obtuvo el mayor número de votos.
Todo esto suena como un buen presagio o por lo menos como indicio de que nuevos vientos soplan en Chile, desde que segmentos de su sociedad salieron a las calles en 2019 y las transformaron en un espacio democrático para demostrar su descontento con el Chile de la Concertación. El hecho es que Boric, contra viento y marea, se posesionó el fin de semana, y ahora empezarán los verdaderos desafíos para este joven presidente, que aparece en el contexto chileno como una señal de nuevos tiempos.
En su primer discurso, Boric saludó a su pueblo en diferentes idiomas indígenas y en español. Un gesto simbólico, quizás para reafirmar que el país que pretende construir será un Chile para todos.
Los temas más sobresalientes de su primer discurso fueron:
Constitución
Se refirió al proceso constituyente. Afirmó que “en este primer año de gobierno nos hemos impuesto como tarea acompañar de manera entusiasta nuestro proceso constituyente por el que tanto hemos luchado. Vamos a apoyar decididamente el trabajo de la Convención. Necesitamos una Constitución que nos una, que sintamos como propia. Una Constitución que a diferencia de la que fue impuesta a sangre, fuego y fraude por la dictadura, nazca en democracia, de manera paritaria, con participación de los pueblos indígenas. Una Constitución que sea para el presente y para el futuro”.
Crisis Migratoria
“Sabemos también, compatriotas, que enfrentaremos grandes desafíos en el norte y en el sur. En el norte por la crisis migratoria donde vamos a retomar el control de nuestras fronteras y trabajaremos junto a nuestros países hermanos para abordar de manera colectiva las dificultades que conlleva el éxodo de miles de seres humanos. No nos olvidemos nunca que son seres humanos, por favor. Quiero decirle a la gente de Colchane, a la gente de Iquique, de Antofagasta, de San Pedro, que no van a estar solos. A la gente de Arica, por cierto”.
Desafío en el sur
“Quiero decir que en el sur tenemos un problema. No señores, no es el conflicto mapuche. Es el conflicto entre el Estado chileno y un pueblo que tiene derecho a existir. Y allí la solución no es ni será la violencia. Trabajaremos incansablemente por reconstruir las confianzas después de tantas décadas de abuso y de despojo. El reconocimiento a existir de un pueblo con todo lo que eso implica será nuestro objetivo y el camino será el diálogo, la paz, el derecho y la empatía con todas las víctimas. Sí, con todas las víctimas”.
Más allá de los temas complejos mencionados en su primera elocución, Boric tendrá que afrontar muchos retos en su quehacer político. El primero de ellos es que gobernará sin una mayoría en el Congreso, lo que exigirá de él habilidad de negociación e interlocución con sectores contrarios a su gran transformación social, sobre todo en el área de pensión, educación y salud.
Sin sombra de dudas, Boric ha generado demasiada expectativa sobre una transformación real social en Chile. Lo que de alguna forma demandará mucha inversión por parte del Estado. La pregunta es ¿hasta qué punto va a lograr hacer reformas de fondo?
Según el Fondo Monetario Internacional, Chile creció 12% en 2021, sin embargo, la previsión de crecimiento en 2022 es de 2,5%, lo que podría limitar la actuación de Boric. Además, la inflación de 7% es la más alta de los últimos cuarenta años.
En la otra orilla hay una clase empresarial expectante, pues de alguna forma teme el discurso de cambio profundo del nuevo mandatario, se preocupa sobre todo por los temas de alza de impuestos y de pensiones.
Para no tener a los empresarios como opositores, Boric deberá darles la señal de que sus políticas serán puestas en marcha de forma moderada y que será fiscalmente responsable dado que, desde las protestas sociales de 2019, se registró una significativa fuga de capitales desde chile.
*Profesora Universidad Externado de Colombia
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Después de tres décadas del fin de la dictadura militar en Chile, llega al palacio de la Moneda el presidente Boric, un presidente ajeno a los partidos tradicionales, con una ventaja muy significativa con su contrincante José Antonio Kast, 10 puntos de diferencia en el balotaje. Además de ser el presidente más joven en la historia de Chile, 36 años, fue el único que, posicionándose en segundo lugar en la primera vuelta, finalmente, logró llegar a la presidencia de Chile y también el que obtuvo el mayor número de votos.
Todo esto suena como un buen presagio o por lo menos como indicio de que nuevos vientos soplan en Chile, desde que segmentos de su sociedad salieron a las calles en 2019 y las transformaron en un espacio democrático para demostrar su descontento con el Chile de la Concertación. El hecho es que Boric, contra viento y marea, se posesionó el fin de semana, y ahora empezarán los verdaderos desafíos para este joven presidente, que aparece en el contexto chileno como una señal de nuevos tiempos.
En su primer discurso, Boric saludó a su pueblo en diferentes idiomas indígenas y en español. Un gesto simbólico, quizás para reafirmar que el país que pretende construir será un Chile para todos.
Los temas más sobresalientes de su primer discurso fueron:
Constitución
Se refirió al proceso constituyente. Afirmó que “en este primer año de gobierno nos hemos impuesto como tarea acompañar de manera entusiasta nuestro proceso constituyente por el que tanto hemos luchado. Vamos a apoyar decididamente el trabajo de la Convención. Necesitamos una Constitución que nos una, que sintamos como propia. Una Constitución que a diferencia de la que fue impuesta a sangre, fuego y fraude por la dictadura, nazca en democracia, de manera paritaria, con participación de los pueblos indígenas. Una Constitución que sea para el presente y para el futuro”.
Crisis Migratoria
“Sabemos también, compatriotas, que enfrentaremos grandes desafíos en el norte y en el sur. En el norte por la crisis migratoria donde vamos a retomar el control de nuestras fronteras y trabajaremos junto a nuestros países hermanos para abordar de manera colectiva las dificultades que conlleva el éxodo de miles de seres humanos. No nos olvidemos nunca que son seres humanos, por favor. Quiero decirle a la gente de Colchane, a la gente de Iquique, de Antofagasta, de San Pedro, que no van a estar solos. A la gente de Arica, por cierto”.
Desafío en el sur
“Quiero decir que en el sur tenemos un problema. No señores, no es el conflicto mapuche. Es el conflicto entre el Estado chileno y un pueblo que tiene derecho a existir. Y allí la solución no es ni será la violencia. Trabajaremos incansablemente por reconstruir las confianzas después de tantas décadas de abuso y de despojo. El reconocimiento a existir de un pueblo con todo lo que eso implica será nuestro objetivo y el camino será el diálogo, la paz, el derecho y la empatía con todas las víctimas. Sí, con todas las víctimas”.
Más allá de los temas complejos mencionados en su primera elocución, Boric tendrá que afrontar muchos retos en su quehacer político. El primero de ellos es que gobernará sin una mayoría en el Congreso, lo que exigirá de él habilidad de negociación e interlocución con sectores contrarios a su gran transformación social, sobre todo en el área de pensión, educación y salud.
Sin sombra de dudas, Boric ha generado demasiada expectativa sobre una transformación real social en Chile. Lo que de alguna forma demandará mucha inversión por parte del Estado. La pregunta es ¿hasta qué punto va a lograr hacer reformas de fondo?
Según el Fondo Monetario Internacional, Chile creció 12% en 2021, sin embargo, la previsión de crecimiento en 2022 es de 2,5%, lo que podría limitar la actuación de Boric. Además, la inflación de 7% es la más alta de los últimos cuarenta años.
En la otra orilla hay una clase empresarial expectante, pues de alguna forma teme el discurso de cambio profundo del nuevo mandatario, se preocupa sobre todo por los temas de alza de impuestos y de pensiones.
Para no tener a los empresarios como opositores, Boric deberá darles la señal de que sus políticas serán puestas en marcha de forma moderada y que será fiscalmente responsable dado que, desde las protestas sociales de 2019, se registró una significativa fuga de capitales desde chile.
*Profesora Universidad Externado de Colombia
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