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¡No a la OTAN bélica!

Beatriz Miranda
01 de marzo de 2022 - 05:05 a. m.

La entrada de Rusia a Ucrania ha puesto al mundo en vilo. El presidente Vladimir Putin justifica su “operación militar” para proteger a la población rusa en los territorios que claman por su independencia, afirmando que su objetivo es desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Pocas horas después del inicio de las operaciones militares, las sanciones económicas contra bancos, empresas, élites políticas y financieras de Rusia no se hicieron esperar. El rublo se desplomó, varios países europeos ya cerraron sus espacios aéreos a los vuelos rusos y más de 368 mil refugiados ya dejaron Ucrania en los últimos días.

Sin embargo, los ojos del mundo están en Bielorrusia, donde hace algunas horas diplomáticos rusos y ucranianos empezaron un diálogo en la búsqueda de una salida pacífica para el conflicto Rusia-Ucrania.

Palabras más, palabras menos, ¿por qué Ucrania se volvió el comodín de Occidente y de Rusia?

Sus inmensas riquezas minerales y su potencial agrícola podrían justificarlo fácilmente desde la teoría de la geopolítica de los recursos naturales.

La guerra Rusia-Ucrania recrea y amplía los muchos escenarios de la Guerra Fría, en que el mundo temió que uno de los dos apretara el botón nuclear.

Esta guerra, así como todas las otras de los siglos XX y XXI, tiene un fuerte trasfondo geopolítico y de reacomodación de fuerzas en el sistema internacional, teniendo como protagonistas a los dos líderes de la Guerra Fría, con un Estados Unidos debilitado, una China que pisa fuerte y un Vladimir Putin que ha intentado por medio de su política exterior devolver a Rusia sus días de gloria.

Detrás de la contienda Rusia-EE. UU. y OTAN está el incumplimiento de acuerdos tácitos concertados al final de la Guerra Fría. Entre estos, la no intervención de Estados Unidos en la zona de influencia rusa, pero al contrario de lo pactado la OTAN ha llegado cada vez más cerca de las fronteras rusas, provocando movimientos y reacomodaciones en el ajedrez político del presidente Vladimir Putin.

Actualmente, la OTAN cuenta con 30 miembros, con 21 países colaboradores y nueve socios globales. El gasto militar de los 30 países miembros representa más del 50 % del gasto militar mundial. Sin sombra de dudas, la OTAN es la organización militar más poderosa del mundo.

Importante recordar que en 1999, en la cumbre realizada en Washington, la OTAN decidió ampliar su radio de actuación, lo que modificó el carácter defensivo originario del Tratado del Atlántico Norte y apartó a Europa de los ideales de paz reiterados en la Carta de la ONU. En 2002, la organización se adhirió a la guerra preventiva del presidente Bush, lo que ha justificado la implementación del belicismo experimental en Libia, Afganistán, Irak, Siria y su apoyo incondicional a Israel, con el objetivo de controlar militarmente las zonas con recursos naturales asociados a la energía.

Esta organización ha adoptado un manejo corporativo en la acción de guerra, con reclutamiento de mercenarios de todo el mundo para evitar la muerte de sus nacionales. Adicionalmente, el uso masivo de drones impide que sus nacionales combatan directamente y sean juzgados.

Aunque estas intervenciones son realizadas a nombre de la construcción de la democracia funcional y de sus intereses estratégicos en el ámbito económico y militar, el resultado ha sido desolación y muerte, desplazamiento forzado y fractura territorial de los Estados intervenidos.

Mientras los bombardeos de la OTAN desplazan un número significativo de personas en los países intervenidos, esta organización ha considerado la inmigración descontrolada como una amenaza que justifica incluso su criminalización. En estas condiciones, la OTAN ha supeditado la política exterior de sus miembros a los intereses estratégicos de EE. UU. en Europa y alrededor del mundo como un estímulo a su industria militar.

Actualmente, los países de la OTAN exportan 75 % de las armas del mundo, lo que genera un clima de guerra y transforma en una bomba de tiempo el equilibrio de las relaciones internacionales.

¿Sería Putin capaz de apretar el botón nuclear para lograr sus objetivos estratégicos? La anexión de Crimea empezó una operación militar en Donbás y una escalada militar en Ucrania. Él ha dado señales claras de que, acosado por Occidente, podrá llegar más lejos de lo que se imagina.

No obstante, lo mejor que la comunidad internacional podrá hacer, es abogar por el diálogo y por la diplomacia, por la salida de Rusia y de la OTAN de Ucrania, oír el grito por la paz en Europa y decir No a la OTAN bélica.

*Profesora Universidad Externado de Colombia.

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Yesid(xq8m1)02 de marzo de 2022 - 02:19 a. m.
Las movidas en la geopolítica deben ser interpretadas y analizadas. Se trata de los imperialistas que se pelean como hienas los recursos de los países que se alinean con ellas y se prestan para servir a sus posiciones estratégicas. Los países no alineados e independientes, que son más, no hacen parte del corifeo de aquellas. Si lo hacen demuestran ser súbditos. Muy ilustrativo el artículo.
JACN(65090)02 de marzo de 2022 - 02:14 a. m.
Profesora Beatriz muchas gracias por ampliarnos la vision sobre un episodio mundial, del cual solo contabamos con una sola versión.
javier(96673)01 de marzo de 2022 - 11:21 p. m.
EE.UU. y la Otan desbordan cinismo.
César(naah5)01 de marzo de 2022 - 11:16 p. m.
Articulo ideologizado. Se puede escribir otro parecido con título “No a la Rusia bélica”. Los ejemplos son enormes: Siria, Cáucaso, Ucrania, etc. Aunque la OTAN si ha cometido errores. La OTAN debería cambiar de nombre, pues la guerra fría ya no existe. Todo país soberano por definición debe tener la libertad de adherir a la organización que considere.
Alberto(3788)01 de marzo de 2022 - 11:05 p. m.
Excelente, clara y esclarecedora. Gracias.
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