Después de casi una década de avances y retrocesos, innumerables crisis, desentendimientos, limitación de recursos y una desconfianza tácita entre los 12 países miembros de Unasur, todo indica que su muerte ocurrirá el próximo 22 de marzo en Chile, en una reunión convocada por el presidente, Sebastián Piñera. Para sustituirla se propone la creación de Prosur.
No hay certidumbre sobre cuántos países participantes de Unasur estarían dispuestos a adherirse a Prosur, pero los representantes de los 12 países que la conforman fueron cordialmente invitados. Fuentes oficiales revelan que en representación de Venezuela estaría el autoproclamado presidente encargado, Juan Guaidó. Nada nuevo si se recuerda el apoyo irrestricto del Grupo de Lima.
Es probable que la reunión del 22 no cuente con la presencia de los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Uruguay, Tabaré Vázquez, ambos defensores de una postura de diálogo en Venezuela y siguen reconociendo a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.
Parece que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, estaría dispuesto a vincularse, sin mayores debates, a esta nueva propuesta. En 2016, Brasil, que fue uno de los financiadores de la integración regional, dejó de dar su cuota. El actual gobierno ve a Unasur con desconfianza y al Mercosur, en su formato actual, como anacrónico.
Si Prosur se concreta, Brasil, uno de los líderes de la integración regional en la década pasada, pasaría a ser aliado de un nuevo proyecto de dependencia política y económica y se concretaría el renacimiento del AICA Plus, como el más importante mecanismo de seguridad continental para Estados Unidos.
Los líderes de esta nueva propuesta afirman hacer una apuesta a un bloque pragmático, libre de ideologías. Aunque para muchos suene atractivo, contradictoriamente traería el sesgo de la nueva derecha continental con todas sus derivaciones.
Como en otras mesas de negociación, el componente democrático será credencial obligatoria para el ingreso de los países, lo que excluiría automáticamente a la Venezuela de Nicolás Maduro e incluiría a la de Guaidó. Resta saber qué tan democrática será la Venezuela que está emergiendo de la autoproclamación de Guaidó como presidente interino y su inmediato reconocimiento internacional, dando inicio a un complejo debate sobre el respeto al derecho internacional.
Se pensaba que la gran estrategia regional sería una aproximación gradual entre los dos principales bloques: Mercosur y Alianza del Pacífico, con el objetivo de revivir los principales lineamientos de la Asociación de Libre Comercio Hemisférica (ALCA), propuesta de Estados Unidos que fue rechazada por los países del Sur, en aquel entonces, bajo el liderazgo de Brasil.
Entre líneas, Prosur va mas allá y podría sellar un nuevo consenso entre la región y Washington, concretar el renacimiento del AICA Plus como el más importante mecanismo de seguridad continental para Estados Unidos y conformar una nueva tríada regional, que estaría representada también por la OEA, seguramente dirigida por el actual secretario general, Luis Almagro, quien podría ser reelegido por los buenos oficios prestados y por el Grupo de Lima, alineado con los dictámenes de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, con mucho orgullo.
Iniciativas como Prosur pueden ser anclas importantes para un mundo cada vez menos multilateral.
Profesora U. Externado de Colombia.
Después de casi una década de avances y retrocesos, innumerables crisis, desentendimientos, limitación de recursos y una desconfianza tácita entre los 12 países miembros de Unasur, todo indica que su muerte ocurrirá el próximo 22 de marzo en Chile, en una reunión convocada por el presidente, Sebastián Piñera. Para sustituirla se propone la creación de Prosur.
No hay certidumbre sobre cuántos países participantes de Unasur estarían dispuestos a adherirse a Prosur, pero los representantes de los 12 países que la conforman fueron cordialmente invitados. Fuentes oficiales revelan que en representación de Venezuela estaría el autoproclamado presidente encargado, Juan Guaidó. Nada nuevo si se recuerda el apoyo irrestricto del Grupo de Lima.
Es probable que la reunión del 22 no cuente con la presencia de los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Uruguay, Tabaré Vázquez, ambos defensores de una postura de diálogo en Venezuela y siguen reconociendo a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.
Parece que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, estaría dispuesto a vincularse, sin mayores debates, a esta nueva propuesta. En 2016, Brasil, que fue uno de los financiadores de la integración regional, dejó de dar su cuota. El actual gobierno ve a Unasur con desconfianza y al Mercosur, en su formato actual, como anacrónico.
Si Prosur se concreta, Brasil, uno de los líderes de la integración regional en la década pasada, pasaría a ser aliado de un nuevo proyecto de dependencia política y económica y se concretaría el renacimiento del AICA Plus, como el más importante mecanismo de seguridad continental para Estados Unidos.
Los líderes de esta nueva propuesta afirman hacer una apuesta a un bloque pragmático, libre de ideologías. Aunque para muchos suene atractivo, contradictoriamente traería el sesgo de la nueva derecha continental con todas sus derivaciones.
Como en otras mesas de negociación, el componente democrático será credencial obligatoria para el ingreso de los países, lo que excluiría automáticamente a la Venezuela de Nicolás Maduro e incluiría a la de Guaidó. Resta saber qué tan democrática será la Venezuela que está emergiendo de la autoproclamación de Guaidó como presidente interino y su inmediato reconocimiento internacional, dando inicio a un complejo debate sobre el respeto al derecho internacional.
Se pensaba que la gran estrategia regional sería una aproximación gradual entre los dos principales bloques: Mercosur y Alianza del Pacífico, con el objetivo de revivir los principales lineamientos de la Asociación de Libre Comercio Hemisférica (ALCA), propuesta de Estados Unidos que fue rechazada por los países del Sur, en aquel entonces, bajo el liderazgo de Brasil.
Entre líneas, Prosur va mas allá y podría sellar un nuevo consenso entre la región y Washington, concretar el renacimiento del AICA Plus como el más importante mecanismo de seguridad continental para Estados Unidos y conformar una nueva tríada regional, que estaría representada también por la OEA, seguramente dirigida por el actual secretario general, Luis Almagro, quien podría ser reelegido por los buenos oficios prestados y por el Grupo de Lima, alineado con los dictámenes de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, con mucho orgullo.
Iniciativas como Prosur pueden ser anclas importantes para un mundo cada vez menos multilateral.
Profesora U. Externado de Colombia.