Mi orgullo es Bogotá
Blanca Inés Durán
Bogotá es la ciudad más grande del país y quizás la que tiene los mejores niveles de calidad de vida en comparación con las demás grandes ciudades de Colombia. A pesar de eso, sus niveles de satisfacción ciudadana siempre han sido bajos, especialmente en lo que se refiere al orgullo por la ciudad, en comparación con esas mismas ciudades.
De acuerdo con “Bogotá, cómo vamos”, el orgullo por Bogotá ha aumentado desde 2016, pero aún se encuentra por debajo de otras ciudades. En 2023 hubo un crecimiento extraordinario, probablemente porque logramos superar la pandemia y salir adelante. Sin embargo, la cifra de 54 % de orgullo sigue siendo baja comparada con ciudades como Medellín con un 62 % o Barranquilla con un 77 %.
Aunque hay muchas explicaciones sociológicas para este fenómeno, lo cierto es que se necesita un esfuerzo conjunto que permita que las personas comiencen a ver la ciudad con otros ojos.
La situación general de inseguridad y la caída de la economía han generado un pesimismo generalizado, una sensación de desesperanza que paraliza y obstruye la creación de soluciones.
Discursos agresivos, peleas, denuncias, imágenes aterradoras del presente y que auguran un pésimo futuro, nos están quitando el oxígeno para crear y creer en Bogotá, a lo que se suma una creciente problemática de salud mental que este año ya nos ha dejado más de 184 casos de suicidio y más de un 10 % de la población bogotana diagnosticada con algún tipo de depresión.
Por eso es tan importante generar mensajes de esperanza que permitan combatir ese pesimismo y abrir las posibilidades de un futuro mejor. Si creemos que es posible, quizás podamos crearlo.
Esa esperanza se construye a partir de sentir orgullo por lo que somos y tenemos como bogotanos y bogotanas, sentir que existen ejemplos de cosas bien hechas, no sólo para apoyarlos sino también para copiarlos y sembrar muchas más semillas de esperanza.
Una de las formas de lograr generar ese orgullo de ciudad es mostrando a las miles de personas que hacen cosas extraordinarias por la ciudad, esas y esos “perrenqueadores” que le meten la ficha a lograr que su ciudad sea cada día mejor, emprendedores, emprendedoras, deportistas, líderes y lideresas comunitarias que han trabajado desde hace mucho tiempo por la ciudad.
A nivel individual, se ha estudiado la relación entre una baja autoestima y un alto nivel de agresividad, es decir, entre menos orgullo propio se tenga, más probabilidades hay de ser intolerante, sectario, racista o cualquier otra forma de discriminación.
A nivel colectivo también se ha estudiado este fenómeno. Aunque los estudios sobre la relación entre la autoestima colectiva (el sentimiento de pertenencia a un grupo y la valoración positiva de ese grupo) y la agresividad no son muy amplios, se puede pensar que el aumento de la autoestima colectiva, o el orgullo colectivo, puede ayudar a desactivar la agresividad, el pesimismo y la desesperanza que actualmente sufre la ciudad.
Por eso quiero proponerles que comencemos una campaña de orgullo bogotano, que comencemos a contar las cosas, acciones, personas, organizaciones, lugares o eventos que les hacen llenar el pecho y decir: ‘Esto es Bogotá’. Un ejemplo gigante es nuestra maravillosa ciclovía, que este año cumplirá 50 años y merece una celebración en grande; es más, ya deberíamos estar celebrando. ¿Qué otros ejemplos se les ocurren?
La Fundación Vamos Colectivo está impulsando una campaña de visibilización de esas personas y organizaciones que nos hacen sentir orgullo, que se iniciará en la localidad de Bosa, así que si conoce personas u organizaciones que hayan hecho un gran trabajo por la localidad no dude en postularlas en las redes sociales @vamos.colectivo
Un jurado hará la selección de las mejores ocho propuestas y entre ellas se seleccionará la ganadora, que recibirá apoyo y mucha visibilidad para su iniciativa.
Vamos a sentir más orgullo por Bogotá, vamos a mostrar que en Bogotá lo que tenemos es perrenque y vamos a construir entre todos y todas una mejor ciudad.
Bogotá es la ciudad más grande del país y quizás la que tiene los mejores niveles de calidad de vida en comparación con las demás grandes ciudades de Colombia. A pesar de eso, sus niveles de satisfacción ciudadana siempre han sido bajos, especialmente en lo que se refiere al orgullo por la ciudad, en comparación con esas mismas ciudades.
De acuerdo con “Bogotá, cómo vamos”, el orgullo por Bogotá ha aumentado desde 2016, pero aún se encuentra por debajo de otras ciudades. En 2023 hubo un crecimiento extraordinario, probablemente porque logramos superar la pandemia y salir adelante. Sin embargo, la cifra de 54 % de orgullo sigue siendo baja comparada con ciudades como Medellín con un 62 % o Barranquilla con un 77 %.
Aunque hay muchas explicaciones sociológicas para este fenómeno, lo cierto es que se necesita un esfuerzo conjunto que permita que las personas comiencen a ver la ciudad con otros ojos.
La situación general de inseguridad y la caída de la economía han generado un pesimismo generalizado, una sensación de desesperanza que paraliza y obstruye la creación de soluciones.
Discursos agresivos, peleas, denuncias, imágenes aterradoras del presente y que auguran un pésimo futuro, nos están quitando el oxígeno para crear y creer en Bogotá, a lo que se suma una creciente problemática de salud mental que este año ya nos ha dejado más de 184 casos de suicidio y más de un 10 % de la población bogotana diagnosticada con algún tipo de depresión.
Por eso es tan importante generar mensajes de esperanza que permitan combatir ese pesimismo y abrir las posibilidades de un futuro mejor. Si creemos que es posible, quizás podamos crearlo.
Esa esperanza se construye a partir de sentir orgullo por lo que somos y tenemos como bogotanos y bogotanas, sentir que existen ejemplos de cosas bien hechas, no sólo para apoyarlos sino también para copiarlos y sembrar muchas más semillas de esperanza.
Una de las formas de lograr generar ese orgullo de ciudad es mostrando a las miles de personas que hacen cosas extraordinarias por la ciudad, esas y esos “perrenqueadores” que le meten la ficha a lograr que su ciudad sea cada día mejor, emprendedores, emprendedoras, deportistas, líderes y lideresas comunitarias que han trabajado desde hace mucho tiempo por la ciudad.
A nivel individual, se ha estudiado la relación entre una baja autoestima y un alto nivel de agresividad, es decir, entre menos orgullo propio se tenga, más probabilidades hay de ser intolerante, sectario, racista o cualquier otra forma de discriminación.
A nivel colectivo también se ha estudiado este fenómeno. Aunque los estudios sobre la relación entre la autoestima colectiva (el sentimiento de pertenencia a un grupo y la valoración positiva de ese grupo) y la agresividad no son muy amplios, se puede pensar que el aumento de la autoestima colectiva, o el orgullo colectivo, puede ayudar a desactivar la agresividad, el pesimismo y la desesperanza que actualmente sufre la ciudad.
Por eso quiero proponerles que comencemos una campaña de orgullo bogotano, que comencemos a contar las cosas, acciones, personas, organizaciones, lugares o eventos que les hacen llenar el pecho y decir: ‘Esto es Bogotá’. Un ejemplo gigante es nuestra maravillosa ciclovía, que este año cumplirá 50 años y merece una celebración en grande; es más, ya deberíamos estar celebrando. ¿Qué otros ejemplos se les ocurren?
La Fundación Vamos Colectivo está impulsando una campaña de visibilización de esas personas y organizaciones que nos hacen sentir orgullo, que se iniciará en la localidad de Bosa, así que si conoce personas u organizaciones que hayan hecho un gran trabajo por la localidad no dude en postularlas en las redes sociales @vamos.colectivo
Un jurado hará la selección de las mejores ocho propuestas y entre ellas se seleccionará la ganadora, que recibirá apoyo y mucha visibilidad para su iniciativa.
Vamos a sentir más orgullo por Bogotá, vamos a mostrar que en Bogotá lo que tenemos es perrenque y vamos a construir entre todos y todas una mejor ciudad.