Según cifras oficiales, en Colombia el 80 % de los municipios tenían desactualizados sus Planes o Esquemas de Ordenamiento Territorial (POT, EOT, PBOT) para 2019. Se estima que la cifra no ha hecho sino crecer desde entonces, poniendo en duda la utilidad de uno de los instrumentos centrales de la planificación del país, con base en el cual se deberían tomar las decisiones de gestión del riesgo, conservación y manejo de agua, suelo y biodiversidad, poblamiento e inversiones en vivienda, industria e infraestructura. Los altos costos de construir y mantener actualizado el expediente municipal y la gestión de datos y conocimiento riguroso de las transformaciones ecológicas y sociales del territorio, las limitaciones en los equipos de las administraciones y los intereses particulares mal tramitados han jugado un papel crítico en este fracaso: solo las grandes ciudades logran ensamblar y mantener equipos de expertos atentos a los cambios en el uso del suelo y la aplicación local y controversial de las leyes nacionales que lo rigen. Sabemos también que muchos gobernantes ven inconveniente la adopción de lineamientos científicos para la planeación: los principales actores del “volteo de tierras” son funcionarios que confunden el bienestar de la población con su prosperidad privada.
¿POT exprés?
01 de febrero de 2024 - 02:05 a. m.