En una situación sin precedentes, el flujo del río Cauca alcanza hoy sus niveles históricos más bajos desde que tenemos registro en tiempos humanos. La discusión acerca de los impactos que esta situación trae a las comunidades y el resto del ecosistema requerirá un trabajo sereno de años, pues cada evento catastrófico que sucede en nuestra época, sea causado por nosotros mismos o por la convergencia de fenómenos de la gea, representa una condición emergente de la evolución ambiental de un territorio que debe ser interpretada a la luz de muchas visiones.
Dentro de las responsabilidades públicas y privadas en el evento obviamente está la emergencia humanitaria inmediata, el tratamiento de la contingencia dentro de la contingencia, la justicia ambiental. Un poco más allá está el manejo del gigantesco disturbio ecológico, equivalente a un cataclismo que hubiera bloqueado el Cauca, algo que seguramente habrá sucedido en el pasado innumerables veces pero nunca con la presencia de gente, que se asentó en sus riberas hace “apenas” 12.000 o 15.000 años, aprovechando la riqueza de sus planicies de inundación, sus recursos biológicos, el agua y el calor. Al final, en la escala más distante, se ubica el manejo de un ecosistema que entra en una etapa de restablecimiento de su complejidad mediante un proceso sucesional que no conocemos: no hay referentes acerca de la manera ni tiempos en los que un río de tal envergadura retoma su funcionalidad biológica, aunque sí tenemos algo de información del efecto de otras grandes represas en condiciones similares (Betania, por ejemplo).
La palabra clave para evaluar la capacidad de recuperación del río y las posibilidades de utilizar el conocimiento de las comunidades locales o de la academia es resiliencia. ¿Cuáles son los factores que contribuirán a que el río reinicie otra fase de su historia socioecológica de manera que conserve su memoria y biodiversidad, pero esté adaptado a los nuevos retos de los tiempos? ¿De qué manera como sociedad ilustrada intervendremos en ese proceso para garantizar la mejor trayectoria de restauración? Para algunos, esto no será posible sin el desmantelamiento de la presa, una opción radical. Para otros, existen trayectorias alternativas, pero todas serán experimentales, como la construcción de la presa misma. En cualquier caso, el cambio es irreversible.
Todos los ecosistemas del planeta y el planeta mismo responden hoy a las presiones de transformación que la humanidad les presenta, un experimento sin parangón en el universo. Hoy tenemos un pequeño simulacro de lo que el cambio climático nos traerá como resultado inesperado de una intervención de gran escala en una cuenca hidrográfica. Si hoy estamos sin Cauca, no hay otro remedio que repensarlo y recrearlo a partir de mañana mismo: es nuestra responsabilidad asumir las consecuencias del cambio ambiental, reconociendo la distribución de sus efectos y de las capacidades de la sociedad para asumirlos. El Cauca revivirá, sin lugar a dudas, obviamente nunca idéntico al de ayer porque así es la evolución: cada iteración en la dinámica de un sistema complejo, inducida o espontánea, es unidireccional y hacemos parte de la identidad cambiante de todas las cosas. Esa es la naturaleza de la cultura.
En una situación sin precedentes, el flujo del río Cauca alcanza hoy sus niveles históricos más bajos desde que tenemos registro en tiempos humanos. La discusión acerca de los impactos que esta situación trae a las comunidades y el resto del ecosistema requerirá un trabajo sereno de años, pues cada evento catastrófico que sucede en nuestra época, sea causado por nosotros mismos o por la convergencia de fenómenos de la gea, representa una condición emergente de la evolución ambiental de un territorio que debe ser interpretada a la luz de muchas visiones.
Dentro de las responsabilidades públicas y privadas en el evento obviamente está la emergencia humanitaria inmediata, el tratamiento de la contingencia dentro de la contingencia, la justicia ambiental. Un poco más allá está el manejo del gigantesco disturbio ecológico, equivalente a un cataclismo que hubiera bloqueado el Cauca, algo que seguramente habrá sucedido en el pasado innumerables veces pero nunca con la presencia de gente, que se asentó en sus riberas hace “apenas” 12.000 o 15.000 años, aprovechando la riqueza de sus planicies de inundación, sus recursos biológicos, el agua y el calor. Al final, en la escala más distante, se ubica el manejo de un ecosistema que entra en una etapa de restablecimiento de su complejidad mediante un proceso sucesional que no conocemos: no hay referentes acerca de la manera ni tiempos en los que un río de tal envergadura retoma su funcionalidad biológica, aunque sí tenemos algo de información del efecto de otras grandes represas en condiciones similares (Betania, por ejemplo).
La palabra clave para evaluar la capacidad de recuperación del río y las posibilidades de utilizar el conocimiento de las comunidades locales o de la academia es resiliencia. ¿Cuáles son los factores que contribuirán a que el río reinicie otra fase de su historia socioecológica de manera que conserve su memoria y biodiversidad, pero esté adaptado a los nuevos retos de los tiempos? ¿De qué manera como sociedad ilustrada intervendremos en ese proceso para garantizar la mejor trayectoria de restauración? Para algunos, esto no será posible sin el desmantelamiento de la presa, una opción radical. Para otros, existen trayectorias alternativas, pero todas serán experimentales, como la construcción de la presa misma. En cualquier caso, el cambio es irreversible.
Todos los ecosistemas del planeta y el planeta mismo responden hoy a las presiones de transformación que la humanidad les presenta, un experimento sin parangón en el universo. Hoy tenemos un pequeño simulacro de lo que el cambio climático nos traerá como resultado inesperado de una intervención de gran escala en una cuenca hidrográfica. Si hoy estamos sin Cauca, no hay otro remedio que repensarlo y recrearlo a partir de mañana mismo: es nuestra responsabilidad asumir las consecuencias del cambio ambiental, reconociendo la distribución de sus efectos y de las capacidades de la sociedad para asumirlos. El Cauca revivirá, sin lugar a dudas, obviamente nunca idéntico al de ayer porque así es la evolución: cada iteración en la dinámica de un sistema complejo, inducida o espontánea, es unidireccional y hacemos parte de la identidad cambiante de todas las cosas. Esa es la naturaleza de la cultura.