Recuerdo que la Ley Lleras se presentó como herramienta contra la piratería. Cuando se presente una vez más, ¿podría ser ese su eje de justificación?
En octubre de 2013, en la Vanguardia se decía que para “1998 las ganancias por ventas de música en formato físico llegaban a los 35 mil millones de dólares, y ahora son de apenas 16 mil millones. Pero las ventas de música en Internet han pasado de cero a 8 mil millones de dólares. Las ganancias por conciertos pasaron de 10 mil millones a 27 mil millones de dólares. Y el total de ganancias para la industria pasó de menos de 50 mil millones a casi 60 mil millones de dólares en el mismo lapso”. Es, concluían, “difícilmente un escenario apocalíptico”
En abril de 2013, Guardianes de la música presentaba cifras de la música en Latinoamérica. El mercado de música grabada fue un 10% más que en 2011. Creció por encima del promedio mundial del 1%. Las ventas digitales aumentaron 55%, alcanzando el 30% del mercado regional y, aunque la venta de productos físicos -CDs y DVDs- cayó solo un 2%, sigue siendo importante (el doble de las ventas digitales), pero, sin duda, con tendencia a la baja. En todo caso, nada mal.
La Vanguardia citaba el estudio Piracy and Movie Revenues: Evidence from Megaupload: A Tale of the Long Tail?, donde dos universidades europeas analizan el efecto del cierre de Megaupload en el cine. Dicen que las películas más taquilleras se beneficiaron, mientras que las menos conocidas vieron la taquilla disminuir porque los internautas no tenían canales para conocerlas. Tienen detractores, pero plantean un problema de circulación interesante.
El aumento de la penetración de Internet, la masificación del uso de computadores, celulares de alta gama, tabletas y el incremento de uso de aplicaciones en la región supone que cada día habrá más personas compartiendo contenidos, pero también consumiendo y demandando. Quizá (eso sí), con otras lógicas diferentes de las que prevalecieron en el siglo XX. Interesantes análisis los que deberá hacer el nuevo Congreso para regular esta realidad. Veremos cómo los aborda.
Recuerdo que la Ley Lleras se presentó como herramienta contra la piratería. Cuando se presente una vez más, ¿podría ser ese su eje de justificación?
En octubre de 2013, en la Vanguardia se decía que para “1998 las ganancias por ventas de música en formato físico llegaban a los 35 mil millones de dólares, y ahora son de apenas 16 mil millones. Pero las ventas de música en Internet han pasado de cero a 8 mil millones de dólares. Las ganancias por conciertos pasaron de 10 mil millones a 27 mil millones de dólares. Y el total de ganancias para la industria pasó de menos de 50 mil millones a casi 60 mil millones de dólares en el mismo lapso”. Es, concluían, “difícilmente un escenario apocalíptico”
En abril de 2013, Guardianes de la música presentaba cifras de la música en Latinoamérica. El mercado de música grabada fue un 10% más que en 2011. Creció por encima del promedio mundial del 1%. Las ventas digitales aumentaron 55%, alcanzando el 30% del mercado regional y, aunque la venta de productos físicos -CDs y DVDs- cayó solo un 2%, sigue siendo importante (el doble de las ventas digitales), pero, sin duda, con tendencia a la baja. En todo caso, nada mal.
La Vanguardia citaba el estudio Piracy and Movie Revenues: Evidence from Megaupload: A Tale of the Long Tail?, donde dos universidades europeas analizan el efecto del cierre de Megaupload en el cine. Dicen que las películas más taquilleras se beneficiaron, mientras que las menos conocidas vieron la taquilla disminuir porque los internautas no tenían canales para conocerlas. Tienen detractores, pero plantean un problema de circulación interesante.
El aumento de la penetración de Internet, la masificación del uso de computadores, celulares de alta gama, tabletas y el incremento de uso de aplicaciones en la región supone que cada día habrá más personas compartiendo contenidos, pero también consumiendo y demandando. Quizá (eso sí), con otras lógicas diferentes de las que prevalecieron en el siglo XX. Interesantes análisis los que deberá hacer el nuevo Congreso para regular esta realidad. Veremos cómo los aborda.