Con una silenciosa Colombia avanza la agenda de derechos humanos en OMPI
Entre el 6 y el 8 de noviembre asistí a la reunión 44 del Comité de Derecho de Autor y Derechos Conexos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en Ginebra. Por lo lentas y aburridas estas negociaciones no son noticia. Sin embargo, porque tiene impacto en nuestras vidas, es una forma de observar al gobierno y hablarles de la posición de Colombia en estos temas, desde hace años voy contando lo que pasa por acá.
Esta reunión empezó con la discusión del texto de un tratado para organismos de radiodifusión que se discutió artículo por artículo, a puerta cerrada entre los Estados miembros en lo que llaman reuniones informales. Quienes estamos registrados para observar el proceso podemos oír desde otro salón, bajo compromisos no firmados de confidencialidad. Puedo contarles que el resultado sigue siendo que no hay consenso, por lo que -como sucede desde hace casi 30 años- continuarán trabajando para lograrlo.
En este punto debo recordarles que en OMPI las negociaciones avanzan por grupos de países, y por eso parte de mi relato se refiere a grupos de países por regiones.
Sigamos. Lo que más me interesaba era la agenda sobre excepciones y limitaciones, que desde la sesión pasada fue aprobada como tema permanente del Comité con tres prioridades: la preservación, la promoción de excepciones para el entorno en línea en temas de docencia, aprendizaje e investigación y la ampliación del tratado de Marrakech a otras discapacidades. En reuniones informales estudiaron la propuesta africana de plan de trabajo, que terminó en acuerdos para hacer un panel virtual con casos de estudio sobre problemas transfronterizos en educación e investigación y para que la Secretaría proponga el plan de trabajo en la próxima reunión. Les explico por qué creo que es agridulce.
La OMPI históricamente se ha ocupado del fortalecimiento de la propiedad intelectual entendida como la posibilidad de ampliar los derechos patrimoniales de los autores y, especialmente, de los titulares. Sin embargo, desde hace un par de décadas -la presión especialmente de los países en desarrollo-, ha permeado tal visión para demostrar que no puede fortalecerse solo una cara de la moneda. Un sistema de propiedad intelectual equilibrado debe también ocuparse y fortalecer los derechos de las personas usuarias, requiere un balance con otros derechos humanos y por tanto debe prestar atención a las excepciones y limitaciones.
El sabor es por una parte dulce porque se avanza. La reunión virtual para analizar los problemas del acceso transfronterizo a obras protegidas, permite mostrar un tema minimizado por algunos países desarrollados y otros actores. Por ejemplo, podremos explicar las dificultades que quienes estudian al nobel García Márquez tienen para acceder a su biblioteca personal -que está en la Universidad de Austin en Texas- debido a las restricciones de derecho de autor. Desde Colombia no es posible hacer un préstamo interbibliotecario internacional, mucho menos pensar en mecanismos de acceso virtual, algo que en cambio alguien en Europa sí tiene solucionado.
El sabor es agrio porque me queda la percepción de desequilibrio entre los esfuerzos que tienen que hacer quienes apoyan el de excepciones y limitaciones frente a quienes quieren avanzar en temas tradicionales en la agenda OMPI -como el del tratado atorado por décadas del que les hablé-. Algo que se siente también en la deferencia con que se mueven (o no) las propuestas presentadas con poco tiempo de antelación según sea el tema. Percibo que los países africanos deben hacer un gran esfuerzo para remar a contracorriente y por eso, en reconocimiento prefiero verle el lado dulce, ¡Avanzamos!
El tercer día se abordó la propuesta del grupo latinoamericano (GRULAC) para incorporar en el trabajo del Comité el entorno digital y, sobre todo el tema de la justa remuneración de autores y artistas en el sector de la música. Allí Costa de Marfil pidió extender el trabajo al sector audiovisual y Alemania solicitó considerar reuniones informativas sobre derecho de autor en relación con la Inteligencia Artificial. Tampoco la tuvo fácil GRULAC, Estados Unidos y Europa (tanto occidental como central) no creen que esto se deba discutir en OMPI, aún así dado que se amplió el alcance, podemos decir que todos los grupos obtuvieron lo que querían, el tema ampliado mantiene un espacio en la próxima reunión.
No se si esto muestra tensiones en estos foros entre los intereses del norte y los del sur global, pero sí muestra que sabemos poco de los grandes esfuerzos que hacen las pequeñas misiones diplomáticas para avanzar sus agendas.
Finalmente, ¿cómo se posicionó América Latina? Y, sobre todo, ¿cómo actuó Colombia en la agenda de excepciones y limitaciones? GRULAC esta vez no apoyó la propuesta de los países africanos -sí lo hizo la pasada-. Se pronunció “tomando nota”, indicando que consultarán con sus gobiernos. El que se puso la camiseta fue Brasil; unos países -como Argentina-. sí apoyaron; mientras que otros -entre ellos Colombia-, guardaron silencio.
En la reunión anterior (la sesión 43) Colombia tuvo lo que llamé una participación moderada -es decir, intervino aunque sin mucho compromiso-, así que a medida que se afianzaba el gobierno pensé que “lo lógico es que también apoye la agenda de excepciones y limitaciones porque es la que protege el interés público”, al fin y al cabo habla públicamente de balance en propiedad intelectual, de software libre, de ciencia abierta, y ahora agregaría incluso una aproximación más amplia al acceso a medicamentos. Mi apuesta subió cuando vi el guiño expreso y público del ministro Umaña a la propuesta Africana en OMPI por Twitter (mayo pasado), que seguramente influyó en que Colombia solicitara presupuesto para la agenda de excepciones y limitaciones en OMPI. Pero no, no fue mejor.
Una Colombia en silencio en estos temas en la OMPI pasa la misma semana en la que en las audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington y durante la sesión de Evaluación Periódica Universal en Ginebra, la participación del país cambió. Hubo una actitud emocionante y respetuosa de reconocimiento de los problemas del país en derechos humanos y una voluntad de trabajo que contrasta con la posición histórica de negación y rechazo.
Se que no son foros comparables, pero acá también hay derechos humanos cuyo respeto y fortalecimiento contribuiría a mejorar educación, ciencia, competitividad, salud, etcétera. Se que es difícil construir la posición del país, que participan muchas instancias, pero me gustaría saber con quién más podemos hablar en Bogotá para que la visión de investigadores, académicos, docentes, bibliotecas, archivos, museos, organizaciones como Karisma -que trabajamos por incorporar los derechos humanos en el entorno digital- y otros que se identifiquen con esto, pueda impactar en la posición de Colombia ante la OMPI.
Entre el 6 y el 8 de noviembre asistí a la reunión 44 del Comité de Derecho de Autor y Derechos Conexos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en Ginebra. Por lo lentas y aburridas estas negociaciones no son noticia. Sin embargo, porque tiene impacto en nuestras vidas, es una forma de observar al gobierno y hablarles de la posición de Colombia en estos temas, desde hace años voy contando lo que pasa por acá.
Esta reunión empezó con la discusión del texto de un tratado para organismos de radiodifusión que se discutió artículo por artículo, a puerta cerrada entre los Estados miembros en lo que llaman reuniones informales. Quienes estamos registrados para observar el proceso podemos oír desde otro salón, bajo compromisos no firmados de confidencialidad. Puedo contarles que el resultado sigue siendo que no hay consenso, por lo que -como sucede desde hace casi 30 años- continuarán trabajando para lograrlo.
En este punto debo recordarles que en OMPI las negociaciones avanzan por grupos de países, y por eso parte de mi relato se refiere a grupos de países por regiones.
Sigamos. Lo que más me interesaba era la agenda sobre excepciones y limitaciones, que desde la sesión pasada fue aprobada como tema permanente del Comité con tres prioridades: la preservación, la promoción de excepciones para el entorno en línea en temas de docencia, aprendizaje e investigación y la ampliación del tratado de Marrakech a otras discapacidades. En reuniones informales estudiaron la propuesta africana de plan de trabajo, que terminó en acuerdos para hacer un panel virtual con casos de estudio sobre problemas transfronterizos en educación e investigación y para que la Secretaría proponga el plan de trabajo en la próxima reunión. Les explico por qué creo que es agridulce.
La OMPI históricamente se ha ocupado del fortalecimiento de la propiedad intelectual entendida como la posibilidad de ampliar los derechos patrimoniales de los autores y, especialmente, de los titulares. Sin embargo, desde hace un par de décadas -la presión especialmente de los países en desarrollo-, ha permeado tal visión para demostrar que no puede fortalecerse solo una cara de la moneda. Un sistema de propiedad intelectual equilibrado debe también ocuparse y fortalecer los derechos de las personas usuarias, requiere un balance con otros derechos humanos y por tanto debe prestar atención a las excepciones y limitaciones.
El sabor es por una parte dulce porque se avanza. La reunión virtual para analizar los problemas del acceso transfronterizo a obras protegidas, permite mostrar un tema minimizado por algunos países desarrollados y otros actores. Por ejemplo, podremos explicar las dificultades que quienes estudian al nobel García Márquez tienen para acceder a su biblioteca personal -que está en la Universidad de Austin en Texas- debido a las restricciones de derecho de autor. Desde Colombia no es posible hacer un préstamo interbibliotecario internacional, mucho menos pensar en mecanismos de acceso virtual, algo que en cambio alguien en Europa sí tiene solucionado.
El sabor es agrio porque me queda la percepción de desequilibrio entre los esfuerzos que tienen que hacer quienes apoyan el de excepciones y limitaciones frente a quienes quieren avanzar en temas tradicionales en la agenda OMPI -como el del tratado atorado por décadas del que les hablé-. Algo que se siente también en la deferencia con que se mueven (o no) las propuestas presentadas con poco tiempo de antelación según sea el tema. Percibo que los países africanos deben hacer un gran esfuerzo para remar a contracorriente y por eso, en reconocimiento prefiero verle el lado dulce, ¡Avanzamos!
El tercer día se abordó la propuesta del grupo latinoamericano (GRULAC) para incorporar en el trabajo del Comité el entorno digital y, sobre todo el tema de la justa remuneración de autores y artistas en el sector de la música. Allí Costa de Marfil pidió extender el trabajo al sector audiovisual y Alemania solicitó considerar reuniones informativas sobre derecho de autor en relación con la Inteligencia Artificial. Tampoco la tuvo fácil GRULAC, Estados Unidos y Europa (tanto occidental como central) no creen que esto se deba discutir en OMPI, aún así dado que se amplió el alcance, podemos decir que todos los grupos obtuvieron lo que querían, el tema ampliado mantiene un espacio en la próxima reunión.
No se si esto muestra tensiones en estos foros entre los intereses del norte y los del sur global, pero sí muestra que sabemos poco de los grandes esfuerzos que hacen las pequeñas misiones diplomáticas para avanzar sus agendas.
Finalmente, ¿cómo se posicionó América Latina? Y, sobre todo, ¿cómo actuó Colombia en la agenda de excepciones y limitaciones? GRULAC esta vez no apoyó la propuesta de los países africanos -sí lo hizo la pasada-. Se pronunció “tomando nota”, indicando que consultarán con sus gobiernos. El que se puso la camiseta fue Brasil; unos países -como Argentina-. sí apoyaron; mientras que otros -entre ellos Colombia-, guardaron silencio.
En la reunión anterior (la sesión 43) Colombia tuvo lo que llamé una participación moderada -es decir, intervino aunque sin mucho compromiso-, así que a medida que se afianzaba el gobierno pensé que “lo lógico es que también apoye la agenda de excepciones y limitaciones porque es la que protege el interés público”, al fin y al cabo habla públicamente de balance en propiedad intelectual, de software libre, de ciencia abierta, y ahora agregaría incluso una aproximación más amplia al acceso a medicamentos. Mi apuesta subió cuando vi el guiño expreso y público del ministro Umaña a la propuesta Africana en OMPI por Twitter (mayo pasado), que seguramente influyó en que Colombia solicitara presupuesto para la agenda de excepciones y limitaciones en OMPI. Pero no, no fue mejor.
Una Colombia en silencio en estos temas en la OMPI pasa la misma semana en la que en las audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington y durante la sesión de Evaluación Periódica Universal en Ginebra, la participación del país cambió. Hubo una actitud emocionante y respetuosa de reconocimiento de los problemas del país en derechos humanos y una voluntad de trabajo que contrasta con la posición histórica de negación y rechazo.
Se que no son foros comparables, pero acá también hay derechos humanos cuyo respeto y fortalecimiento contribuiría a mejorar educación, ciencia, competitividad, salud, etcétera. Se que es difícil construir la posición del país, que participan muchas instancias, pero me gustaría saber con quién más podemos hablar en Bogotá para que la visión de investigadores, académicos, docentes, bibliotecas, archivos, museos, organizaciones como Karisma -que trabajamos por incorporar los derechos humanos en el entorno digital- y otros que se identifiquen con esto, pueda impactar en la posición de Colombia ante la OMPI.