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DNP: medir la pobreza digital para combatirla

Carolina Botero Cabrera
28 de septiembre de 2024 - 05:00 a. m.

El Departamento Nacional de Planeación (DNP) publicó el documento “Canasta Básica TIC para la inclusión digital de hogares en Colombia”. Allí el DNP plantea cuál es la apuesta colombiana para enfrentar el reto global por una conectividad universal y significativa. El documento es el resultado del trabajo que la entidad venía adelantando para crear un índice que mida la pobreza digital para, desde allí, dirigir mejor las políticas públicas que permitan superar las brechas digitales.

El concepto “universal and meaningful connectivity” (conectividad universal y significativa) ha sido acuñado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), una de las organizaciones que forman parte de la ONU. Se usa para indicar que la conectividad a internet debe ser para todas las personas, puesto que no basta con un acceso básico a Internet, las personas tienen derecho a una experiencia segura, enriquecedora, y productiva a largo plazo. Para llegar a esto la conectividad debe tener una velocidad suficiente, que permita a las personas un uso constante, a través de dispositivos adecuados y con una red confiable. Es así como las personas pueden aprovechar plenamente las oportunidades digitales para mejorar su calidad de vida.

La Canasta Básica TIC, en términos de política pública responde a este marco, es una iniciativa importante, necesaria, oportuna y urgente.

El diagnóstico para la construcción del índice se destacan desafíos como la impresionante falta de conectividad en áreas rurales, donde el 67,8% de los hogares carecen de acceso a Internet, y hace énfasis en la relación entre pobreza y desconexión. Es de celebrar que el gobierno trace una hoja de ruta donde se establece el conjunto mínimo de servicios y dispositivos tecnológicos esenciales para promover la inclusión digital en hogares vulnerables.

Dos detalles que quiero resaltar, mientras en el abordaje de la Canasta Básica TIC habría sido útil una apuesta decidida por un enfoque diferencial más allá de la vulnerabilidad económica, extraño por ejemplo una mirada de genero en su aproximación. Por otra parte, me alegra que un país conectado esencialmente por la red celular se hable de expandir la red fija, esto mejoraría sustancialmente la calidad de la conectividad.

Por otra parte, después de un par de años de trabajo, en abril pasado el CETIC.br (formo parte de su comité asesor) publicó su informe “MEANINGFUL CONNECTIVITY: Measurement proposals and the portrait of the population in Brazil” (“CONECTIVIDAD SIGNIFICATIVA: Propuestas de medición y retrato de la población en Brasil”). En este documento está la aproximación brasileña al desafío ya mencionado.

Ambos textos abordan la brecha digital y la necesidad de orientar la política pública para reducir las desigualdades en el acceso a Internet y tecnologías, eso sí cada uno con sus particularidades y con importantes diferencias en su enfoque y profundidad.

La Canasta Básica TIC colombiana tiene una aproximación esencialmente pragmática. Como dije, propone el conjunto mínimo de servicios y dispositivos tecnológicos para los hogares, sobre todo los más vulnerables, con énfasis en accesibilidad, asequibilidad y en las herramientas que mejoren la vida diaria en áreas como la educación y el empleo. Se trata de un buen diagnóstico de lo que nos falta. El análisis soporta la hoja de ruta para el corto plazo. Es decir, la Canasta Básica TIC busca identificar y resolver las necesidades básicas inmediatas, tiene el importante mérito del realismo, propone aprovechar los recursos limitados para garantizar la inclusión digital en los hogares ya mismo. Esta aproximación puede que facilite obtener resultados pronto.

El documento sobre conectividad significativa brasileño, por su parte, tiene un enfoque más global. Si bien se ocupa de conectar a las personas, su visión está sobre todo orientada en la participación segura, productiva y enriquecedora en línea. Subraya la importancia de la calidad, la velocidad, el uso regular, y el acceso a dispositivos adecuados. Los objetivos de este documento son más amplios y a largo plazo, apuntan a crear una infraestructura sólida y políticas públicas que promuevan una conectividad universal y significativa para todas las personas con miras al año 2030. El documento aspira a un futuro digital inclusivo y sostenible a largo plazo.

Creo que caracterizar nuestra conectividad para identificar las brechas digitales que impactan en la pobreza y diseñar la ruta para atenderlas es una tarea clave que hay que apoyar. Tiene sentido priorizarla. Ahora bien, la comparación con el documento brasileño nos obliga a pensar en el futuro. La forma de garantizar una conectividad significativa supone también tener discusiones más complejas, por ejemplo en relación con nuestras infraestructuras. Espero que cuando se abran esos debates incluyan discusiones sobre soberanía y resiliencia. Pendiente de lo que viene.

 

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