¿Por qué hablar de propiedad intelectual equilibrada en OMS y OMC y no en OMPI?
Para el actual gobierno es importante el papel de la protección a la propiedad intelectual en la innovación y el desarrollo, pero además reconoce que si no hay equilibrios se compromete el ejercicio de otros derechos. Esa es la posición del país en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en la Organización Mundial del Comercio (OMC) donde se pide equilibrio entre protección y límites. Me pregunto: ¿Para cuándo esperamos que esto suceda en el Comité de Derecho de Autor y Derechos Conexos (SCCR por sus siglas en inglés) de la OMPI?
En 2023 les conté que la presencia del ministro de Comercio, Germán Umaña, en Ginebra, se acompañó de unas declaraciones sobre la necesidad de llevar a la OMPI una “política de propiedad intelectual balanceada” que permitió un logro en el comité de presupuesto para la agenda de excepciones y limitaciones al derecho de autor, pero la cosa se quedó allí. En noviembre en la reunión 44 del SCCR, que tiene una agenda con temas del balance al sistema, Colombia guardó silencio.
Es diferente en temas de salud. A pesar de las dificultades que no permiten el consenso mundial para firmar el tratado de pandemias, el rol de Colombia en la negociación ante la OMS sigue la línea de defender una política de equilibrio. El Ministerio de Salud incluso da muestras públicas sobre cómo tal posición es compartida por las diferentes entidades públicas involucradas. Hacia afuera, para expertos académicos el rol de Colombia ha sido clave en el avance del proceso.
En lo relacionado con comercio la cosa es aún más clara, se reclama equilibrio en nombre de los derechos a la salud y la educación. Antes de la última reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (febrero en Abu Dhabi) el ministro de Comercio, Germán Umaña, afirmó que buscaría una declaración multilateral equilibrada frente al proteccionismo de los países desarrollados. Dijo que Colombia defendería que “los derechos fundamentales a la salud y a la educación están por encima como derecho a la vida, como derecho a la permanencia de la naturaleza, de cualquier consideración diferente de las empresas o de las mercancías”.
Unas semanas después la intervención del embajador de Colombia -Mauricio Bustamente-, ante el Consejo General de la OMC, muestra que si bien el objetivo concreto no se cumplió, pues la reunión ministerial no incluyó la discusión sobre revisar los tratados ADPIC para equilibrar el sistema, el rol de Colombia no paró allí y el trabajo sigue.
La propia embajada en su recuento de la intervención del embajador Bustamante afirma que como la propiedad intelectual “es clave en debates actuales: salud global, acceso a medicamentos, crisis climática, presupuestos públicos, desarrollo tecnológico, geopolítica” esta “no es solo para expertos, no es un tecnicismo, se debe abordar desde la política pública que busca equilibrar innovación y acceso centrado en el derecho a la salud” y termina contándonos que los esfuerzos del ministro Umaña no fueron en vano pues la posición de Colombia en esa reunión ministerial de la OMC inspiró una carta en la que 120 países piden un consenso para adelantar esa reforma.
Efectivamente, ¡este no es un logro menor! La carta habla de que en la ministerial las peticiones no se atendieron porque había que tramitarlas en el Consejo General, es decir, la intervención del embajador Bustamante forma parte del objetivo común que persiguen cientos de países para abrir la discusión sobre equilibrios al sistema de propiedad intelectual y que presentó una propuesta de trabajo para revisar los ADPIC.
Es de notar también que las más recientes intervenciones de Colombia ante el Consejo de OMC han servido para explicar el desequilibrio que ha creado el proteccionismo de los países desarrollados con efectos negativos en los países en desarrollo. Por ejemplo, Colombia fue una voz clave para conseguir que se amplíe la “moratoria de propiedad intelectual: una figura que impide que los países puedan ser demandados por medidas como por ejemplo el control de precios, bajo el argumento de que presuntamente anulan los beneficios de la propiedad intelectual”.
Mientras tanto, como ya dije en el foro natural de las discusiones sobre propiedad intelectual, la OMPI, a pesar de las palabras de Umaña el año pasado, en la práctica Colombia guarda silencio en el SCCR -porque sí es activa en las discusiones de conocimiento tradicional-. Pero soy optimista, el ambiente es positivo para que esta situación cambie en las próximas semanas para la reunión 45 del SCCR (del 15 al 19 de abril). No solo ya es evidente la distancia inexplicable entre los foros, además a esta reunión asistirá el nuevo director de la Dirección Nacional de Derecho de Autor, Herman Gutiérrez, y se nos ha dicho que posiblemente participe alguien del Ministerio de Ciencias. Llegan refuerzos para la embajada de Ginebra.
Si asiste el Ministerio de Ciencias, es de esperar que analice las discusiones desde la óptica del balance para garantizar los derechos a la ciencia, la investigación y la educación, todos vinculados con la agenda de la SCCR 45. Dentro de la agenda está discutir un instrumento internacional para excepciones y limitaciones y negociarán a partir de tres prioridades: (1) garantizar que las bibliotecas, archivos, museos e instituciones educativas puedan preservar los materiales que custodian, (2) la promoción de excepciones para el entorno en línea en temas de docencia, aprendizaje e investigación y (3) la ampliación del tratado de Marrakech a otras discapacidades.
Por su parte, espero que el director Gutiérrez también se sume a promover el equilibrio e impulse dentro del Grupo Latinoamericano (GRULAC) que en el borrador del tratado de radiodifusión se incluyan mecanismos de balance adecuados -para garantizar excepciones y limitaciones, licencias libres y la protección del dominio público- y que impulse la adopción de un plan de trabajo para la agenda de excepciones y limitaciones que permita avanzar en discusiones sustanciales. Seguiré también el papel del GRULAC en los temas de remuneración de creadores y de la naciente agenda de Inteligencia Artificial, con especial interés por la mirada colombiana de balance a la propiedad intelectual en esos temas.
Ahora bien, no podemos olvidar que la posición de Colombia en foros internacionales es liderada por la Cancillería. En ese sentido nótese que la Cancillería también diseña la posición país desde el rol de los derechos humanos y la necesidad de su defensa -esa fue la clave en el reciente logro del canciller Luis Gilberto Murillo y de la embajadora Laura Gil al tumbar el consenso de Viena en materia de drogas-, por tanto puedo ser también optimista al pensar que la Cancillería está interesada en que se desarrolle esa línea en la próxima reunión del SCCR en la OMPI.
Para el actual gobierno es importante el papel de la protección a la propiedad intelectual en la innovación y el desarrollo, pero además reconoce que si no hay equilibrios se compromete el ejercicio de otros derechos. Esa es la posición del país en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en la Organización Mundial del Comercio (OMC) donde se pide equilibrio entre protección y límites. Me pregunto: ¿Para cuándo esperamos que esto suceda en el Comité de Derecho de Autor y Derechos Conexos (SCCR por sus siglas en inglés) de la OMPI?
En 2023 les conté que la presencia del ministro de Comercio, Germán Umaña, en Ginebra, se acompañó de unas declaraciones sobre la necesidad de llevar a la OMPI una “política de propiedad intelectual balanceada” que permitió un logro en el comité de presupuesto para la agenda de excepciones y limitaciones al derecho de autor, pero la cosa se quedó allí. En noviembre en la reunión 44 del SCCR, que tiene una agenda con temas del balance al sistema, Colombia guardó silencio.
Es diferente en temas de salud. A pesar de las dificultades que no permiten el consenso mundial para firmar el tratado de pandemias, el rol de Colombia en la negociación ante la OMS sigue la línea de defender una política de equilibrio. El Ministerio de Salud incluso da muestras públicas sobre cómo tal posición es compartida por las diferentes entidades públicas involucradas. Hacia afuera, para expertos académicos el rol de Colombia ha sido clave en el avance del proceso.
En lo relacionado con comercio la cosa es aún más clara, se reclama equilibrio en nombre de los derechos a la salud y la educación. Antes de la última reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (febrero en Abu Dhabi) el ministro de Comercio, Germán Umaña, afirmó que buscaría una declaración multilateral equilibrada frente al proteccionismo de los países desarrollados. Dijo que Colombia defendería que “los derechos fundamentales a la salud y a la educación están por encima como derecho a la vida, como derecho a la permanencia de la naturaleza, de cualquier consideración diferente de las empresas o de las mercancías”.
Unas semanas después la intervención del embajador de Colombia -Mauricio Bustamente-, ante el Consejo General de la OMC, muestra que si bien el objetivo concreto no se cumplió, pues la reunión ministerial no incluyó la discusión sobre revisar los tratados ADPIC para equilibrar el sistema, el rol de Colombia no paró allí y el trabajo sigue.
La propia embajada en su recuento de la intervención del embajador Bustamante afirma que como la propiedad intelectual “es clave en debates actuales: salud global, acceso a medicamentos, crisis climática, presupuestos públicos, desarrollo tecnológico, geopolítica” esta “no es solo para expertos, no es un tecnicismo, se debe abordar desde la política pública que busca equilibrar innovación y acceso centrado en el derecho a la salud” y termina contándonos que los esfuerzos del ministro Umaña no fueron en vano pues la posición de Colombia en esa reunión ministerial de la OMC inspiró una carta en la que 120 países piden un consenso para adelantar esa reforma.
Efectivamente, ¡este no es un logro menor! La carta habla de que en la ministerial las peticiones no se atendieron porque había que tramitarlas en el Consejo General, es decir, la intervención del embajador Bustamante forma parte del objetivo común que persiguen cientos de países para abrir la discusión sobre equilibrios al sistema de propiedad intelectual y que presentó una propuesta de trabajo para revisar los ADPIC.
Es de notar también que las más recientes intervenciones de Colombia ante el Consejo de OMC han servido para explicar el desequilibrio que ha creado el proteccionismo de los países desarrollados con efectos negativos en los países en desarrollo. Por ejemplo, Colombia fue una voz clave para conseguir que se amplíe la “moratoria de propiedad intelectual: una figura que impide que los países puedan ser demandados por medidas como por ejemplo el control de precios, bajo el argumento de que presuntamente anulan los beneficios de la propiedad intelectual”.
Mientras tanto, como ya dije en el foro natural de las discusiones sobre propiedad intelectual, la OMPI, a pesar de las palabras de Umaña el año pasado, en la práctica Colombia guarda silencio en el SCCR -porque sí es activa en las discusiones de conocimiento tradicional-. Pero soy optimista, el ambiente es positivo para que esta situación cambie en las próximas semanas para la reunión 45 del SCCR (del 15 al 19 de abril). No solo ya es evidente la distancia inexplicable entre los foros, además a esta reunión asistirá el nuevo director de la Dirección Nacional de Derecho de Autor, Herman Gutiérrez, y se nos ha dicho que posiblemente participe alguien del Ministerio de Ciencias. Llegan refuerzos para la embajada de Ginebra.
Si asiste el Ministerio de Ciencias, es de esperar que analice las discusiones desde la óptica del balance para garantizar los derechos a la ciencia, la investigación y la educación, todos vinculados con la agenda de la SCCR 45. Dentro de la agenda está discutir un instrumento internacional para excepciones y limitaciones y negociarán a partir de tres prioridades: (1) garantizar que las bibliotecas, archivos, museos e instituciones educativas puedan preservar los materiales que custodian, (2) la promoción de excepciones para el entorno en línea en temas de docencia, aprendizaje e investigación y (3) la ampliación del tratado de Marrakech a otras discapacidades.
Por su parte, espero que el director Gutiérrez también se sume a promover el equilibrio e impulse dentro del Grupo Latinoamericano (GRULAC) que en el borrador del tratado de radiodifusión se incluyan mecanismos de balance adecuados -para garantizar excepciones y limitaciones, licencias libres y la protección del dominio público- y que impulse la adopción de un plan de trabajo para la agenda de excepciones y limitaciones que permita avanzar en discusiones sustanciales. Seguiré también el papel del GRULAC en los temas de remuneración de creadores y de la naciente agenda de Inteligencia Artificial, con especial interés por la mirada colombiana de balance a la propiedad intelectual en esos temas.
Ahora bien, no podemos olvidar que la posición de Colombia en foros internacionales es liderada por la Cancillería. En ese sentido nótese que la Cancillería también diseña la posición país desde el rol de los derechos humanos y la necesidad de su defensa -esa fue la clave en el reciente logro del canciller Luis Gilberto Murillo y de la embajadora Laura Gil al tumbar el consenso de Viena en materia de drogas-, por tanto puedo ser también optimista al pensar que la Cancillería está interesada en que se desarrolle esa línea en la próxima reunión del SCCR en la OMPI.