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                                                                                                                                ¿Del zurriago a la palmeta?

                                                                                                                                SI MOCKUS ES ELEGIDO PRESIDENTE, lo celebraré efusivamente.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                No, mejor no empiezo por Mockus sino por sus electores. Porque lo que me produce las peores sensaciones ante el eventual gobierno del profesor no es la visualización de su mandato (con sus verdades impuestas, sus caprichosos decretos y su imperio de la culpa) sino el sentimiento que lo haría elegir. Intuyo (y quiero equivocarme) que el sustrato emocional que lleva a los colombianos a querer a Mockus no es diverso del que los llevó a querer a Uribe: ese complejo de inferioridad que, 200 años después de la Independencia, nos hace seguir eludiendo la responsabilidad de ser autónomos y conscientes; esa desconfianza en nosotros mismos que nos lleva a elegir a quien prometa mandarnos duramente antes que representarnos.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                SI MOCKUS ES ELEGIDO PRESIDENTE, lo celebraré efusivamente.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                No, mejor no empiezo por Mockus sino por sus electores. Porque lo que me produce las peores sensaciones ante el eventual gobierno del profesor no es la visualización de su mandato (con sus verdades impuestas, sus caprichosos decretos y su imperio de la culpa) sino el sentimiento que lo haría elegir. Intuyo (y quiero equivocarme) que el sustrato emocional que lleva a los colombianos a querer a Mockus no es diverso del que los llevó a querer a Uribe: ese complejo de inferioridad que, 200 años después de la Independencia, nos hace seguir eludiendo la responsabilidad de ser autónomos y conscientes; esa desconfianza en nosotros mismos que nos lleva a elegir a quien prometa mandarnos duramente antes que representarnos.

                                                                                                                                Read more!

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