Publicidad

Carta a la Muerte

Cartas de los lectores
30 de agosto de 2024 - 04:59 a. m.

Querida Muerte,

¡Ah, la gran igualadora! Qué privilegio dirigirme a ti, esa vieja amiga de la humanidad que, sin distinción alguna, nos arranca de esta vida cuando menos lo esperamos. En un mundo obsesionado con la apariencia, el éxito y la inmortalidad tecnológica, tú sigues haciendo tu trabajo sin prisas, pero sin pausas, como quien sabe que, al final, todos terminamos en el mismo lugar.

No importa cuánto dinero se tenga en la cuenta bancaria, cuánto tiempo se pase en el gimnasio o cuántos seguidores tengamos en redes sociales, tú siempre apareces, impasible, para recordarnos que todo eso es, en el fondo, irrelevante. Porque, al final del día, se mueren los ricos y los pobres, los bellos y los feos, los que roban y los honestos; todo el mundo morirá. Y ahí estás tú, con una sonrisa enigmática, como diciendo: “No se preocupen, tengo espacio para todos”.

En una era donde la inmediatez es reina, donde lo comprobable y lo palpable dominan, es casi gracioso ver cómo te esquivan, como si ignorándote pudieran evitarte. Se invierten fortunas en cremas antiarrugas, en dietas milagrosas, en cirugías que prometen detener el reloj... pero tú sigues ahí, paciente, esperando en las sombras. Al final, todos volvemos al mismo polvo del que fuimos hechos, como bien lo dice esa antigua línea: “Porque polvo eres, y al polvo volverás” Génesis 3: 19. Es curioso cómo lo olvidamos tan fácilmente, ¿verdad?

Lo que más me divierte es cómo la gente te teme, cuando en realidad eres tú quien le da sabor a esta existencia. Sin ti todo sería tan... ¿insípido? ¿Qué sentido tendría acumular experiencias, amar intensamente o luchar por lo que creemos, si no supiéramos que tú nos estás esperando al final del camino? Eres la razón por la cual corremos, por la cual reímos y lloramos, por la cual buscamos desesperadamente dejar una huella antes de que te aparezcas, ineludible, con tu manto negro.

Pero no te preocupes, Muerte, no todos te vemos como enemiga. Algunos de nosotros hemos hecho las paces contigo, entendiendo que eres simplemente el capítulo final de una historia bien vivida. No es que te recibamos con los brazos abiertos, pero cuando te aparezcas en nuestra puerta, espero que podamos saludarte con un guiño y un suspiro de satisfacción. Porque al final, querida Muerte, eres tú quien nos recuerda vivir con intensidad, sabiendo que tu abrazo, aunque temido, es lo que da valor a cada instante.

Así que, cuando llegue el momento, espero recibirte con una sonrisa tranquila, sabiendo que, a pesar de todo, cumplí con mi parte en este gran teatro de la vida.

Luis Alfredo Cortés.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

Temas recomendados:

 

UJUD(9371)30 de agosto de 2024 - 01:43 p. m.
Muy bueno, le dan ganas a uno de no morirse o de morirse contento.....
Maria(rm7ts)30 de agosto de 2024 - 11:09 a. m.
Que poético Luis! Hacer cartas a situaciones de la vida es una forma de vivir intensamente antes de que la Muerte nos lleve.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar