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Me llamo Jonathan Olarte. Hace seis años escribí una carta a El Espectador titulada “Carta de un navegante por la educación”. Para ser honesto, nunca pensé que mi carta fuera publicada, de modo que, luego de tanto tiempo, deseo continuar con la segunda parte.
Solía ser un joven que anhelaba cumplir su sueño de ser el primer profesional en su familia. Soñaba con romper las cadenas de pobreza que me ataban; mi mayor deseo era salir adelante por mis propios medios. No sé ni cómo explicarlo, pero estoy a pocos días de recibir mi título profesional… lo he logrado, me voy a graduar. Puede parecer una simple banalidad, pero cuando vienes desde abajo, algo tan “ordinario” es algo “extraordinario”.
Me llena de nostalgia y sentimientos encontrados poder decir que, finalmente, mi sueño se ha hecho realidad. Ha sido un camino muy difícil, en el cual tuve que esforzarme y pasar noches de insomnio persiguiendo mi propósito. Llegué a escuchar frases como “jamás lo lograrás, es imposible para alguien en tu condición”. Me alegro de nunca haberlas escuchado.
Entre mis tantos oficios, llegué a ser recolector de café. El sol me golpeaba y la lluvia me hacía temblar. En aquel entonces, me encontraba en el punto más bajo de mi vida, sin opciones, sin salida. Sin embargo, me aferré a un pequeño rayo de esperanza: tuve la oportunidad de pasar a la Universidad Nacional y, desde el primer momento, di todo de mí. Jamás me detuve, no podía darme el lujo de defraudar a mamá.
Mi historia no es solo mía, también es la de miles de jóvenes que luchan por sus sueños. Hoy quiero darles un mensaje de aliento: ustedes pueden, no desfallezcan. Para alcanzar el cielo es necesario tocar el infierno.
Y así, desde el abismo, ahora me encuentro en el mejor momento de mi vida. Jamás había sentido tanta paz. A veces olvido ser agradecido por las pequeñas cosas. Lo que antes me parecía un lujo ahora es parte de mi cotidianidad.
Finalmente, luego de tantos años, puedo decir que mi barco ahora navega por aguas tranquilas gracias a la educación pública. La universidad me adoptó, me transformó y me dio una nueva vida. La educación no cambia el mundo, cambia vidas, y las vidas cambian el mundo.
“Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve por ello y punto”.
Will Smith - En busca de la felicidad
Jonathan Olarte
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