En atención a algunas columnas del periódico, que siempre ha conservado su espíritu liberal y de libre opinión, me permito dar a conocer las siguientes observaciones:
1. Entrevista de Cecilia Orozco al Dr. Jorge Enrique Bedoya.
Si bien es cierto que la entrevistadora, y mucho menos Cecilia Orozco, no interviene en las respuestas de sus entrevistados, en este caso las del Dr. Bedoya no solo dejan entrever su desconocimiento del agro colombiano, sino también su intenso deseo —más evidente en televisión— de sobresalir y pontificar, seguramente con la intención de ocupar cargos públicos en ese sector.
En primer lugar, el Dr. Bedoya parece desconocer que en Colombia, desde 1990, se implementó un modelo económico neoliberal que, por la codicia, dio paso a un neoconservadurismo político, con consecuencias graves como el deterioro de la seguridad rural y la pérdida de la seguridad alimentaria nacional. Esto se debe a la baja ocupación de tierras en cultivos y la expansión de la ganadería extensiva, incluso en zonas deforestadas.
Como anécdota, resulta llamativo que un alimento tan común como la arepa, consumido en el desayuno de millones de colombianos, esté hecho con maíz importado. Asimismo, el Dr. Bedoya revela la politización del gremio que preside, dado que la mayoría de campesinos medianos y pequeños, que constituyen la base de la agricultura colombiana, no saben qué es la SAC, ni siquiera que existe.
2. Artículos de Juan Manuel Galán y Mauricio Botero.
Ambas columnas comparten la idea de que la diáspora colombiana es un fenómeno reciente, cuando todos sabemos que nuestros compatriotas comenzaron a emigrar masivamente en las décadas de los 60 y 70. Este éxodo fue causado, en parte, por el fracaso del modelo de sustitución de importaciones, que no pudo absorber a los colombianos desplazados por la mal llamada violencia política de 1946 en adelante, la cual, en última instancia, se convirtió en el despojo de tierras que ha marcado la historia del país.
Tras 1990, el gobierno de César Gaviria, junto con su ministro de Hacienda, Rudolf Hommes, instauró un modelo económico neoliberal acompañado de una improvisada apertura económica y la privatización descontrolada de derechos fundamentales como la salud y la educación, los cuales pasaron a ser regidos por la lógica de la “capitación”. Esto generó distorsiones en la prestación de estos servicios y facilitó la corrupción que ya todos conocemos: las “reservas técnicas” en salud y los “estudiantes fantasma” en educación. La situación empeoró con los Tratados de Libre Comercio (TLC) mal negociados, especialmente durante los dos periodos del Dr. Álvaro Uribe Vélez.
El artículo del Dr. Juan Manuel Galán parece más una plataforma para su campaña política, aunque no queda claro a qué cargo aspira. Si su intención es postularse a la presidencia, su análisis resulta pobre, tanto académica como políticamente, ya que intenta captar a una clase media cada vez más reducida, como una salchicha en un “perro caliente”, debido a que el modelo neoliberal destruyó las famiempresas, microempresas, medianas empresas e incluso las grandes, además del sector agropecuario.
3. Héctor Abad.
Héctor Abad siempre presenta columnas novedosas, y en ocasiones adopta posturas políticas —como todos tenemos derecho—, a veces divergentes de las de su gran padre, Héctor Abad Gómez, quien planteaba que no es matando guerrilleros, paramilitares, ladrones o delincuentes como se solucionan los problemas del país, sino creando empleos, mejorando la salud y la educación, entre muchas otras acciones necesarias para reducir las desigualdades aberrantes que hoy sufrimos, agravadas por el neoliberalismo económico.
Su columna ¿Quién tiene la culpa? es excelente por la claridad con la que aborda la realidad objetiva, subjetiva y las entidades intersubjetivas.
Victor Emilio Garcia Cardozo
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