Bogotanos, dejen de culpar a los políticos por su falta de cultura en Transmilenio
La caricatura de ayer de Gaso dice una frase que se ha vuelto lugar común en X: “Era muy difícil lograrlo, pero Claudia López lo hizo: empeoró Transmilenio”. Asumo que se refiere a las recientes quejas por las puertas anticolados y los torniquetes que van del piso al techo. Hay quienes dicen que esto hace más hostil el diseño del Transmilenio y que dificulta el acceso, queja que soportan en videos de gente amontonada y empujándose para entrar, como siempre ha sucedido, pero ahora con mucha más dificultad. Se quejan de que ahora el Transmilenio es menos digno y parece una cárcel.
Estos ciudadanos indignados omiten que estas medidas se pusieron para contrarrestar las multimillonarias pérdidas que los colados le representan al Distrito. Muchos se las dan de compasivos y justifican a esos colados diciendo que son personas pobres que no tienen con qué pagar Transmilenio. A ellos los invito a que vayan a la estación Las Aguas en hora pico y cuenten cuántos estudiantes gomelos de la Universidad de los Andes se saltan los torniquetes mientras usan Adidas originales y audífonos inalámbricos de Apple. Y antes de que digan que a lo mejor son becados, les recuerdo que esos estudiantes gozan de subsidio de transporte.
No, no es que la gente no pueda pagar Transmilenio y por eso se cuela, es que, simplemente, no quieren hacerlo. Está totalmente interiorizada la cultura de no pagar, de robarle al Estado. No crean que la corrupción solo existe en los gobiernos. Ahora bien, es cierto, las estaciones de Transmilenio están mal diseñadas. Ese sistema, en sí mismo, es un desastre. Creo que la gente se cuela en él, además, porque lo odia y porque el propio diseño del espacio permite los colados.
La gente se cuela porque puede, las puertas y los torniquetes sin vigilancia lo permiten. No hay policías ni una sanción social que lo impida. Nos hemos vuelto tolerantes con ese robo. Es cierto, el sistema está mal diseñado y es pésimo, pero lo que no entienden quienes se oponen a las nuevas medidas anticolados es que son los bogotanos quienes se han encargado de que ese sistema sea tan indigno. Sí, tienen más responsabilidad los usuarios que los políticos.
Hace unos años se propuso que no hubiera torniquetes, sino que se implementara un sistema donde cada quien pagara un tiquete, se le apostara a la buena fe del ciudadano y, eso sí, de vez en cuando aparecieran tres gorilas en una puerta de acceso al sistema y verificaran que la gente sí llevara el tiquete. De inmediato surgió oposición: esto les parecía un ultraje a las libertades individuales. No nos digamos mentiras: lo que quieren es transporte público gratis. Un transporte que ni respetan.
Celebro las nuevas medidas de seguridad en las estaciones. Espero ver pronto esos torniquetes y puertas blindadas en todas partes y, además, que pongan alambres de púas y cercas eléctricas.
Tomás Tangarife, Bogotá
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com
Bogotanos, dejen de culpar a los políticos por su falta de cultura en Transmilenio
La caricatura de ayer de Gaso dice una frase que se ha vuelto lugar común en X: “Era muy difícil lograrlo, pero Claudia López lo hizo: empeoró Transmilenio”. Asumo que se refiere a las recientes quejas por las puertas anticolados y los torniquetes que van del piso al techo. Hay quienes dicen que esto hace más hostil el diseño del Transmilenio y que dificulta el acceso, queja que soportan en videos de gente amontonada y empujándose para entrar, como siempre ha sucedido, pero ahora con mucha más dificultad. Se quejan de que ahora el Transmilenio es menos digno y parece una cárcel.
Estos ciudadanos indignados omiten que estas medidas se pusieron para contrarrestar las multimillonarias pérdidas que los colados le representan al Distrito. Muchos se las dan de compasivos y justifican a esos colados diciendo que son personas pobres que no tienen con qué pagar Transmilenio. A ellos los invito a que vayan a la estación Las Aguas en hora pico y cuenten cuántos estudiantes gomelos de la Universidad de los Andes se saltan los torniquetes mientras usan Adidas originales y audífonos inalámbricos de Apple. Y antes de que digan que a lo mejor son becados, les recuerdo que esos estudiantes gozan de subsidio de transporte.
No, no es que la gente no pueda pagar Transmilenio y por eso se cuela, es que, simplemente, no quieren hacerlo. Está totalmente interiorizada la cultura de no pagar, de robarle al Estado. No crean que la corrupción solo existe en los gobiernos. Ahora bien, es cierto, las estaciones de Transmilenio están mal diseñadas. Ese sistema, en sí mismo, es un desastre. Creo que la gente se cuela en él, además, porque lo odia y porque el propio diseño del espacio permite los colados.
La gente se cuela porque puede, las puertas y los torniquetes sin vigilancia lo permiten. No hay policías ni una sanción social que lo impida. Nos hemos vuelto tolerantes con ese robo. Es cierto, el sistema está mal diseñado y es pésimo, pero lo que no entienden quienes se oponen a las nuevas medidas anticolados es que son los bogotanos quienes se han encargado de que ese sistema sea tan indigno. Sí, tienen más responsabilidad los usuarios que los políticos.
Hace unos años se propuso que no hubiera torniquetes, sino que se implementara un sistema donde cada quien pagara un tiquete, se le apostara a la buena fe del ciudadano y, eso sí, de vez en cuando aparecieran tres gorilas en una puerta de acceso al sistema y verificaran que la gente sí llevara el tiquete. De inmediato surgió oposición: esto les parecía un ultraje a las libertades individuales. No nos digamos mentiras: lo que quieren es transporte público gratis. Un transporte que ni respetan.
Celebro las nuevas medidas de seguridad en las estaciones. Espero ver pronto esos torniquetes y puertas blindadas en todas partes y, además, que pongan alambres de púas y cercas eléctricas.
Tomás Tangarife, Bogotá
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