Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿El problema es TransMilenio o los usuarios?
A propósito de la noticia publicada el 30 de octubre sobre la situación de una joven que, tras colarse en el sistema en el portal de Suba, tuvo un altercado con una funcionaria de TransMilenio, generando un escándalo frente a los demás usuarios. Este episodio destaca una conducta que se ha vuelto habitual en la ya carente cultura ciudadana de Bogotá. No es de extrañar que, a diario, TransMilenio reporte pérdidas multimillonarias debido a las miles de personas que se cuelan en el sistema, generando un hueco fiscal que impide la reinversión y dificulta que la empresa brinde un buen servicio a la ciudadanía, pues debe funcionar con lo recaudado mientras sigue transportando a más de cuatro millones de personas.
Por esto, hago una reflexión para que el enfoque de este tipo de noticias sea más bien un llamado a la sociedad a evitar seguir siendo parte del problema: rechacemos este tipo de conductas y promovamos el pago del pasaje, de modo que el sistema funcione mejor. No permitamos que el amarillismo, que solo busca clics, genere un mayor sesgo en la población, haciéndole creer que el sistema no funciona y que por eso cada día aumenta el número de colados. En este caso, la agresión verbal de la joven al ser detenida por no querer pagar el pasaje es poco mencionada, pero sí se destaca la reacción de la funcionaria al perder los cabales ante el acoso recibido.
Andrés Felipe Adames Restrepo, 21 años
Sobre Colombia frente a Venezuela
Colombia es un país fronterizo con Venezuela; en efecto, comparten más de 2.000 kilómetros de frontera. Ante la crisis política ocurrida en 2019, Colombia ha tenido que enfrentar una ola migratoria masiva de población venezolana que se ha desplazado hacia su territorio, sin estar preparada logística ni administrativamente para atender este fenómeno. Frente al burdo, grotesco y descarado fraude electoral del actual régimen de Maduro, Colombia no puede ni debe quedarse pasiva esperando que dicho régimen se imponga por la fuerza y provoque otra ola migratoria hacia su territorio, agravando la situación social, económica, de seguridad y política del país. Como Estado vecino, Colombia debe actuar para que la situación se aclare y se normalice, dentro de los márgenes de la democracia y el respeto a la soberanía de los Estados, sin imponer ni afectar a ninguna de las partes.
Wilfrido Tenorio
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com