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Llega diciembre, ¿y la escuela qué?

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03 de diciembre de 2024 - 05:00 a. m.
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A pocos días de iniciar el mes de diciembre con sus festividades, vale la pena preguntarnos qué pasará con los 1′181.738 estudiantes reportados en la matrícula oficial para 2024, según el informe preliminar de La Lupa para la Educación de Antioquia (LEA). Niños, niñas y adolescentes (NNA) que no estarán en las escuelas por alrededor de un mes y que pueden estar en riesgo de sufrir situaciones que vulneren sus derechos fundamentales, como la violencia intrafamiliar, la violencia sexual y el trabajo infantil.

La escuela es un entorno protector para los estudiantes durante el año. En este espacio se asegura que su bienestar afectivo, su alimentación y su formación ciudadana no se detengan. Quienes trabajamos en las instituciones educativas reconocemos que el cuidado del estudiantado no debe recaer exclusivamente en manos de la familia: debe ser una tarea compartida entre quienes rodeamos la escuela, es decir, todos los ciudadanos. Dicho esto, debemos estar atentos a los detalles y a las violencias mínimas que se manifiestan, como el aumento de menores en las ventas informales, la ingesta de bebidas alcohólicas en contextos festivos y las agresiones de las que pueden ser víctimas cuando no reciben el cuidado adecuado en su entorno familiar.

Un aspecto que aún acompaña las celebraciones navideñas y al que debemos prestar especial atención es la compra y manipulación de pólvora, que en muchos lugares del departamento sigue siendo visto como un elemento apto para el juego entre menores. Contrario a lo que se cree, la pólvora no es un juego, ni mucho menos algo que los NNA deban manipular. Durante diciembre de 2023 y enero de 2024, el Instituto Nacional de Salud (INS) documentó 148 casos de menores de 18 años quemados por pólvora en Antioquia, una cifra alarmante que refleja la necesidad de mayor vigilancia y educación. Es importante recordar que los adultos y cuidadores que permitan la manipulación de pólvora por parte de menores podrán recibir sanciones como trabajo comunitario, multas de hasta cinco salarios mínimos, la pérdida de la custodia o la patria potestad e, incluso, penas de cárcel.

Es crucial que todos los ciudadanos nos comprometamos a proteger a los menores durante las celebraciones de fin de año. Lograrlo significa poner en práctica lo que la escuela nos enseña como entorno protector. En primer lugar, aseguremos su bienestar afectivo, lo que implica priorizar el cuidado y las conversaciones en familia. En segundo lugar, dejemos de normalizar el trabajo infantil, la ingesta de alcohol en contextos familiares y las múltiples formas de agresión que se camuflan en las festividades. Como tercer elemento, formemos a los NNA con el ejemplo, como ciudadanos empáticos. Esto fortalecerá la triada: familia, escuela y comunidad.

Que el mejor regalo de Navidad para los estudiantes de las escuelas en Antioquia sea compartir con sus seres queridos en espacios seguros y libres de violencia.

Juan Carlos Ramírez

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