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Sobre la pólvora y otras amenazas: a propósito de un antieditorial

Cartas de los lectores
10 de enero de 2025 - 05:00 a. m.
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Los muy bien articulados comentarios sobre el uso y el abuso de la pólvora (Antieditorial, Fredy Guzmán, El Espectador, enero 6, 2025) dan pie para pensar en las muchas otras amenazas a que están expuestos nuestros niños, muchas de ellas, al igual que la pólvora, efecto de “manifestaciones culturales” que no logran adaptarse a las condiciones de la vida moderna y muchas otras resultado del efectivo programa de colonización cultural promovido por empresas con un poder económico formidable y un Estado incapacitado para anteponer el bienestar social a los desaforados intereses corporativos.

Está muy bien documentado el enorme daño que causan el sobrepeso y la obesidad en los niños y el extraordinario aumento de este problema en la sociedad colombiana (ver, entre muchos, Pesquisa Javeriana, “La obesidad infantil en Colombia: una crisis que afecta a todos”, María Camila Botero, abril 24, 2023 y Grupo de Estudios Sectoriales y de Evaluación de Política Pública, MinSalud Colombia, “Obesidad infantil: una amenaza silenciosa”, Pamela Elizabeth Vallejo y otros, junio 2019). Se anota en el primer artículo citado que “una de las grandes paradojas en nuestro país es que es más costoso comer saludable. Las frutas, verduras, la carne y el pescado cuestan más que las gaseosas y los alimentos ultraprocesados” y que “no se puede seguir permitiendo que la industria alimentaria deje el mensaje de que esos alimentos o bebidas procesadas son ricos en vitaminas y minerales (porque no es así)”. Si fue posible emitir una ley (Ley del Sodio, Resolución 2013, noviembre 9, 2020) que limita el consumo de sodio, ¿por qué no es posible restringir la oferta de comida chatarra y de bebidas azucaradas en la dieta de los niños?

Igualmente documentados están los efectos irreversibles en la salud mental y en el desarrollo físico de los niños causados por el ruido y el uso irrestricto de pantallas, ambos resultado de la disponibilidad de dispositivos de alta tecnología. ¿Qué beneficio puede resultar de la importación libre de poderosos equipos de sonido para uso doméstico? Si ha sido posible restringir el sodio, ¿por qué no se puede restringir el ruido mediante restricciones (altos impuestos, por ejemplo) a la disponibilidad de tecnología necesaria para producirlo?

Me atrevo a reproducir palabras del autor del antieditorial citado, extrapolando su validez cuando agregamos a la pólvora las muchas otras amenazas que atentan contra el desarrollo de los niños y contra la paz social. Debemos “reflexionar sobre nuestra cultura, nuestras decisiones como cuidadores y nuestra relación con el entorno natural”. Las prohibiciones y las regulaciones pueden ser “paliativo, pero no resolverá[n] los problemas de fondo, que tienen raíces en nuestra negligencia y desconexión” con las verdaderas amenazas que enfrentarán nuestros niños. “Es momento de asumir responsabilidades reales”.

Millones de niños en Colombia crecen en medio de amenazas alimentadas por la ausencia de educación y desinterés del estado. Más de 300 niños terminaron quemados por la pólvora en las fiestas de fin del 2024. Ningún niño es desechable. No los 300, tampoco los millones.

Ricardo Gómez Fontana, Guapi, Cauca

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