Sólo ha pasado un mes desde que Iván Duque quedara como presidente electo de Colombia y ya se siente el olor a pólvora en el aire.
Ricardo Ruidíaz, periodista y activista, quien trabaja en el Magdalena Medio buscando visibilizar los asesinatos contra líderes sociales, ha denunciado diez intimidaciones en su contra, sin embargo, según reporta la Flip, la Unidad Nacional de Protección (UNP) le redujo el esquema de seguridad el 18 de junio. La UNP, cuenta la Flip, tampoco ha atendido el llamado de la reportera Catalina Vásquez, quien trabaja en la Comuna 13, en donde se ha recrudecido la violencia, ni los de la periodista Jhanuaria Gómez, quien ya ha tenido que desplazarse del municipio de Segovia por amenazas que le llegaron a través de su hija. El 6 de julio la periodista Laura Montoya recibió amenazas vía llamada telefónica mientras promovía una manifestación en Putumayo en contra de los asesinatos de líderes sociales. Los panfletos de las Águilas Negras ya han amenazado a activistas feministas como Claudia Mejía y recientemente a la siempre valiente Jineth Bedoya y a periodistas de La Silla Vacía. A María Jimena Duzán le llegó una amenaza a través Twitter, con una escalofriante semántica paramilitar. El lunes de esta semana un hombre que se identificó como “Nini” llamó a RCN Radio para amenazar a los periodistas Jorge Espinosa, Juan Pablo Barrientos y Yolanda Ruiz. Las amenazas contra periodistas en el último mes muestran además un cambio de patrón, pues si bien en Colombia el riesgo para los periodistas de provincia o que tocan temas que tienen que ver con el paramilitarismo y las multinacionales nunca ha bajado, hace rato no había amenazas tan específicas y directas a periodistas reconocidos a nivel nacional, amenazas que son un mensaje simbólico para toda la comunidad periodística y la ciudadanía que trabaja con temas de derechos humanos.
Mientras tanto el Centro Democrático anuncia que vuelven las fumigaciones con glifosato y que volveremos a la letal y absurda pero lucrativa guerra contra las drogas. El próximo ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, cree que el salario mínimo colombiano es “ridículamente alto” cuando en realidad es paupérrimo. El ministro de Defensa designado, Guillermo Botero, ya anuncia amablemente que en el próximo gobierno se reprimirá la protesta social, la cual dice “respetar, pero”. Así que el próximo gobierno planea sacar una ley para que la protesta social sea “ordenada y que verdaderamente represente los intereses de todos los colombianos y no sólo de un pequeño grupo”. Esto por definición contradice la naturaleza del derecho a la protesta, que suele venir de sectores marginados y/o minoritarios de la población y jamás “nos va a representar a todos” porque no aspira ser “el Show de las Estrellas”. El futuro ministro ve con el ceño fruncido las cifras que muestran que en Colombia han aumentado las protestas por demandas sociales y la reivindicación de derechos fundamentales, porque “afectan el comercio”, cuando en realidad son el mejor síntoma de que nuestra democracia ha ido madurando, al menos un poquito.
Y bueno, también está el inolvidable y cínico tuit de Él: “Santos aplaza la tragedia del asesinato: Se ufana de la disminución del asesinato (mucho menor que en el período 2002-2010). Nos deja el asesinato aplazado, ¿qué pasará cuando el nuevo Gbno tenga que enfrentar más de 209.000 hts de coca?”. Por supuesto la pregunta de Uribe es retórica: aumentarán los asesinatos, y lo anuncia sin pena. Como dijo la periodista Matilde de los Milagros Londoño en Twitter, en la lógica de Uribe: “1. Hay unos tiempos mejores que otros para asesinar. 2. Un presidente que asesina a tiempo es un gran hombre. 3. Prevenir asesinatos en el presente equivale a cometerlos en el futuro. 4. ¿Para qué asesinarte mañana si te puedo asesinar hoy?”.
Durante la campaña de la segunda vuelta el artista colombiano Edson Velandia hizo una canción que se hizo viral en redes sociales y que le asestó un buen golpe a la campaña de Duque. El video, titulado Iván y sus bang bang, adquiere hoy un mayor valor artístico por su carácter oracular: “Iván a romperte hasta el culo con el fracking, y si te opones te mandan a las bacrim. Iván a regalarle el páramo a Minesa, y al que proteste le van a mochar la cabeza. Iván a servirte el vaso de agua con arsénico y te van a dejar morir en el seguro médico. Iván a eximir de impuesto al millonario y a ti van a clavarte con el crédito bancario. Iván a encanarte si te fumas un bareto, Iván a chuzar tu teléfono secreto, y van a perseguir los gais, y va a gobernar el Opus Deis”. “Si te gusta más la guerra que el pan, vota por el de Uribe, vota por Iván, bang, bang, bang”, remata, con tres balazos de Popeye. ¿Profecía o parodia? La canción es genial porque dice de manera llana eso que todos sabemos, pero sólo se puede decir con absoluta franqueza desde el arte, y escalofriante porque parece que cada día que pasa se van confirmando sus versos.
Sólo ha pasado un mes desde que Iván Duque quedara como presidente electo de Colombia y ya se siente el olor a pólvora en el aire.
Ricardo Ruidíaz, periodista y activista, quien trabaja en el Magdalena Medio buscando visibilizar los asesinatos contra líderes sociales, ha denunciado diez intimidaciones en su contra, sin embargo, según reporta la Flip, la Unidad Nacional de Protección (UNP) le redujo el esquema de seguridad el 18 de junio. La UNP, cuenta la Flip, tampoco ha atendido el llamado de la reportera Catalina Vásquez, quien trabaja en la Comuna 13, en donde se ha recrudecido la violencia, ni los de la periodista Jhanuaria Gómez, quien ya ha tenido que desplazarse del municipio de Segovia por amenazas que le llegaron a través de su hija. El 6 de julio la periodista Laura Montoya recibió amenazas vía llamada telefónica mientras promovía una manifestación en Putumayo en contra de los asesinatos de líderes sociales. Los panfletos de las Águilas Negras ya han amenazado a activistas feministas como Claudia Mejía y recientemente a la siempre valiente Jineth Bedoya y a periodistas de La Silla Vacía. A María Jimena Duzán le llegó una amenaza a través Twitter, con una escalofriante semántica paramilitar. El lunes de esta semana un hombre que se identificó como “Nini” llamó a RCN Radio para amenazar a los periodistas Jorge Espinosa, Juan Pablo Barrientos y Yolanda Ruiz. Las amenazas contra periodistas en el último mes muestran además un cambio de patrón, pues si bien en Colombia el riesgo para los periodistas de provincia o que tocan temas que tienen que ver con el paramilitarismo y las multinacionales nunca ha bajado, hace rato no había amenazas tan específicas y directas a periodistas reconocidos a nivel nacional, amenazas que son un mensaje simbólico para toda la comunidad periodística y la ciudadanía que trabaja con temas de derechos humanos.
Mientras tanto el Centro Democrático anuncia que vuelven las fumigaciones con glifosato y que volveremos a la letal y absurda pero lucrativa guerra contra las drogas. El próximo ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, cree que el salario mínimo colombiano es “ridículamente alto” cuando en realidad es paupérrimo. El ministro de Defensa designado, Guillermo Botero, ya anuncia amablemente que en el próximo gobierno se reprimirá la protesta social, la cual dice “respetar, pero”. Así que el próximo gobierno planea sacar una ley para que la protesta social sea “ordenada y que verdaderamente represente los intereses de todos los colombianos y no sólo de un pequeño grupo”. Esto por definición contradice la naturaleza del derecho a la protesta, que suele venir de sectores marginados y/o minoritarios de la población y jamás “nos va a representar a todos” porque no aspira ser “el Show de las Estrellas”. El futuro ministro ve con el ceño fruncido las cifras que muestran que en Colombia han aumentado las protestas por demandas sociales y la reivindicación de derechos fundamentales, porque “afectan el comercio”, cuando en realidad son el mejor síntoma de que nuestra democracia ha ido madurando, al menos un poquito.
Y bueno, también está el inolvidable y cínico tuit de Él: “Santos aplaza la tragedia del asesinato: Se ufana de la disminución del asesinato (mucho menor que en el período 2002-2010). Nos deja el asesinato aplazado, ¿qué pasará cuando el nuevo Gbno tenga que enfrentar más de 209.000 hts de coca?”. Por supuesto la pregunta de Uribe es retórica: aumentarán los asesinatos, y lo anuncia sin pena. Como dijo la periodista Matilde de los Milagros Londoño en Twitter, en la lógica de Uribe: “1. Hay unos tiempos mejores que otros para asesinar. 2. Un presidente que asesina a tiempo es un gran hombre. 3. Prevenir asesinatos en el presente equivale a cometerlos en el futuro. 4. ¿Para qué asesinarte mañana si te puedo asesinar hoy?”.
Durante la campaña de la segunda vuelta el artista colombiano Edson Velandia hizo una canción que se hizo viral en redes sociales y que le asestó un buen golpe a la campaña de Duque. El video, titulado Iván y sus bang bang, adquiere hoy un mayor valor artístico por su carácter oracular: “Iván a romperte hasta el culo con el fracking, y si te opones te mandan a las bacrim. Iván a regalarle el páramo a Minesa, y al que proteste le van a mochar la cabeza. Iván a servirte el vaso de agua con arsénico y te van a dejar morir en el seguro médico. Iván a eximir de impuesto al millonario y a ti van a clavarte con el crédito bancario. Iván a encanarte si te fumas un bareto, Iván a chuzar tu teléfono secreto, y van a perseguir los gais, y va a gobernar el Opus Deis”. “Si te gusta más la guerra que el pan, vota por el de Uribe, vota por Iván, bang, bang, bang”, remata, con tres balazos de Popeye. ¿Profecía o parodia? La canción es genial porque dice de manera llana eso que todos sabemos, pero sólo se puede decir con absoluta franqueza desde el arte, y escalofriante porque parece que cada día que pasa se van confirmando sus versos.