Esta semana el reguetonero colombiano fue muy criticado porque estando en Catar, en una entrevista con el periodista israelí Moav Vardi, este le preguntó por qué él sí iba a tocar en el Mundial, cuando otras artistas como Shakira y Dua Lipa rechazaron la invitación alegando que hay demasiadas violaciones de derechos humanos en el país. A esto Maluma contestó: “Sí, pero es algo que no puedo resolver. Solo vine aquí para disfrutar la vida, disfrutar el fútbol y la fiesta del fútbol. No es algo en lo que realmente tenga que involucrarme. Estoy aquí disfrutando de mi música y la vida hermosa, jugando fútbol también”, y luego se paró de su silla y se retiró de la entrevista.
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Esta semana el reguetonero colombiano fue muy criticado porque estando en Catar, en una entrevista con el periodista israelí Moav Vardi, este le preguntó por qué él sí iba a tocar en el Mundial, cuando otras artistas como Shakira y Dua Lipa rechazaron la invitación alegando que hay demasiadas violaciones de derechos humanos en el país. A esto Maluma contestó: “Sí, pero es algo que no puedo resolver. Solo vine aquí para disfrutar la vida, disfrutar el fútbol y la fiesta del fútbol. No es algo en lo que realmente tenga que involucrarme. Estoy aquí disfrutando de mi música y la vida hermosa, jugando fútbol también”, y luego se paró de su silla y se retiró de la entrevista.
La verdad es que el artista colombiano contestó lo mejor que pudo a una pregunta cargada. ¿Qué iba a decir? ¿“Soy un mercenario de la música y trabajo donde me paguen”? Maluma no es un artista reconocido ni por su compromiso con los derechos humanos ni por su brillantez intelectual, y hasta ahora había logrado quedarse calladito frente a polémicas en las que sus colegas tomaron partido y terminaron quemados por la audiencia al equivocarse. J Balvin está en el momento de menor aceptación por parte de su audiencia y no es por su música sino por hacer públicas sus posturas políticas. Maluma no es el único artista criticado por presentarse en Catar. Jungkook, uno de los cantantes del legendario grupo de K-pop BTS, que sí es conocido por asumir posturas progresistas, también ha sido muy criticado, aunque cuenta con mucho más apoyo de sus fans.
Además la pregunta es una gran hipocresía viniendo de un periodista israelí que también está en el Mundial trabajando, pues él, como reportero, sí puede estar promocionando el evento (no es como que estuviera ahí haciendo periodismo de denuncia e investigación), pero Maluma no. Y esto abre la puerta a un cuestionamiento más amplio: ¿significa que los artistas no deben presentarse en países con grandes violaciones de derechos humanos? ¿Tendrían que haberse cancelado todos los conciertos en Colombia durante el gobierno Duque por sus flagrantes violaciones al Acuerdo de Paz? ¿Sí se vale ir al Mundial de Rusia, en donde hay grandes violaciones a los derechos de las personas LGBTIQ+ y a la libertad de expresión, entre muchas otras, pero a Catar no? La misma Dua Lipa, que fue la primera en rechazar públicamente la invitación, se presenta sin problema en países con emergencias humanitarias por violaciones a derechos humanos, como Israel o EE. UU., uno de los países que más agreden a los migrantes de forma sistemática y en donde el aborto está prohibido en más de la mitad de los estados —y contando—.
Es evidente que muchos de los señalamientos a Catar tienen un tufo a islamofobia, pero no porque las críticas no sean pertinentes y necesarias, sí que lo son, sino porque muchas veces estas posturas no son consistentes cuando se trata de otros países “occidentales”. Sí hay que criticar lo que pasa en Catar y esas exigencias se deben mantener para todos los países que de ahora en adelante sean anfitriones de mundiales. Y sí es deseable que les exijamos una postura a favor de los derechos humanos a todas las personas que están en la industria del entretenimiento, pues la fiesta, el ocio, el descanso también son políticos. Pero entonces no nos quedemos dándonos palmaditas en la espalda por enfrentar a un blanco fácil: lo que le exigimos a Maluma se lo tendríamos que exigir a todos los futbolistas que van al Mundial, cuyo trabajo también es entretener a las masas.