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“Qu’ils mangent de la brioche”, usualmente traducida como “que coman pasteles”, es una frase atribuida a María Antonieta y considerada como uno de los primeros casos reportados de noticias falsas. Por años ha sido la frase que consolida a la ex consorte francesa como una de las personas más insensibles y desalmadas. Supuestamente, mientras el pueblo se quejaba de hambre por falta de pan, ella les dio como alternativa un amasijo de lujo: “de la brioche”. No olvidemos que María Antonieta ha sido recordada por sus excentricidades, apuestas, derroche e infidelidades.
La autoría de la frase de los pasteles ha sido ya desvirtuada por historiadores. El argumento más sólido es que en el libro VI de las Confesiones de Rousseau, escrito alrededor de 1767, ya aparecía la cita atribuida a una “gran princesa”. Sin embargo, María Antonieta era una niña pequeña en ese entonces, haciendo inverosímil que fuera ésta la princesa en cuestión. Por mucho tiempo también se creyó que, como Rousseau fue un inspirador de los revolucionarios, éstos usaron la frase para hacer propaganda y desvirtuar a la monarquía.
La discusión de si existieron los panfletos propagandísticos con la supuesta frase de María Antonieta sigue abierta. En representaciones de cultura popular se suele dar como un hecho. La película de Sofia Coppola, por ejemplo, tiene una escena en la que, a una María Antonieta desentendida, sus amigas le leen un panfleto con la desdichada frase, y mientras le hacen las uñas ella contesta: “yo nunca diría eso”. Su negación choca con lo excesivo de la escena: los peinados, la cantidad de comida, la servidumbre, y las telas de lujo. Todo esto hace pensar que no era necesario que enunciara la infame frase para que fuera verdad.
¿En qué radica la creencia profunda en un hecho que no ocurrió? Y ¿qué hace que en otras ocasiones ese no-hecho se reconozca y denuncie? Las preguntas me surgieron después del debate entre Harris y Trump y su afirmación de que los inmigrantes en Springfield, Ohio, se están comiendo los perros y gatos que tienen como mascotas. La aseveración se salía tanto de cualquier hecho, juego de lenguaje y racionalidad que las audiencias no tuvieron más que recibirla con humor. En menos de cinco días, el grupo The Kiffness logró más de cinco millones de vistas por su canción paródica “Eating the Cats ft. Donald Trump (Debate Remix)”.
Entonces, ¿qué es lo real? La frase de María Antonieta, aunque falsamente atribuida, igual revelaba una realidad de la monarquía francesa. No se trataba solo de que ella la hubiera podido haber dicho, sino que, sin pronunciarla, la realeza estaba definida por ese desdén y desprecio. La frase de Trump, por el contrario, suya y registrada, remite a una realidad que no existe. Si algo, muestra la absurdidad de su propia persona.
Todo esto para decir que, para identificar noticias falsas, no basta seguir los pasos acostumbrados de revisar la fuente. La información es un marco, un sistema que requiere del esfuerzo y trabajo constante por comprender el contexto. Ahora nos reímos, pero estamos hablando de la misma persona que dijo que los molinos de viento causaban cáncer, que el Covid no existía, que le robaron las elecciones, y hubo quienes le creyeron. Cuando los hablantes se desdibujan en mentiras, debe duplicarse el esfuerzo de ponerlos en su sitio o, como hizo la risa de Kamala, de defender la realidad.