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La oposición de los gremios

Catalina Velasco Campuzano
07 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.

Ha sido tradición en Colombia que los gremios y el gobierno conversen fluidamente y de esta manera se coordinen políticas públicas en materia económica y se tejan lazos de colaboración. Pero en estos tiempos la dinámica cambió y sucedió lo impensable, pues hace uno días escuchamos que el presidente de Fenalco se cansó de convocar al presidente Petro y a sus ministros y este año no recibieron invitación al congreso anual de los comerciantes. Quemaron el puente, cortaron la conversación. El señor Jaime Alberto Cabal expresó en público que, ante la ausencia del presidente de la República en los encuentros anuales de 2022 y 2023, entiende como mensaje que el gobierno nacional no quiere saber nada del comercio ni de Fenalco. Y expresó que “este país es más país que gobierno”, para explicar su actitud. Lo que estamos viendo es la decisión de un dirigente gremial de actuar de frente y sin tapujos en la arena política, en calidad de opositor. Al fin se decidió y esto sí es novedad. Me contaba un asistente al último congreso de la ANDI que la conversación del pasillo tenía el mismo tono.

Y yo me pregunto: ¿cómo un gremio toma esta decisión? ¿Cuál es el proceso interno para llegar a tal extremo? ¿Qué opinan sus afiliados, que para este caso son miles de empresas de comercio que en su mayoría son pequeñas y medianas, al perder la posibilidad de interactuar con el gobierno nacional? La función de un gremio es representar empresas, entender el contexto político, navegar en cualquier coyuntura con el fin de dinamizar su sector y, de manera prioritaria, promover a través del diálogo las decisiones que favorezcan a su industria. Y con semejante responsabilidad, hay dirigentes gremiales que deciden convertirse en figuras políticas, dejan de hacer su tarea y se olvidan para quién trabajan. Sepan, señores comerciantes que aportan su cuota a Fenalco, que “esa platica se perdió”.

No se puede desconocer que en ocasiones la extrema cercanía entre el gobierno y los gremios derivó en la captura del Estado: beneficios extraordinarios para intereses privados, otorgados por funcionarios públicos que con mucho gusto siempre estuvieron dispuestos y que de pronto algunos añoran. Pero sin duda hay gremios con muy buen desempeño, y para la muestra está un botón: con total conciencia de la realidad fiscal del país que estrecha todas las posibilidades de conseguir recursos de inversión, Asobancaria impulsa con optimismo y creatividad un pacto por el crédito, donde su principal propósito es generar confianza en los mercados y fortalecer las instancias de diálogo con el gobierno. Muy audaz movida que, por contraste, genera réditos enormes para el gremio y sus afiliados, los bancos. Y otros gremios como Andesco o Fasecolda o Asocajas han buscado leer las nuevas formas y dinámicas de interacción con el gobierno para construir espacios de encuentro en beneficio de sus sectores. La estrategia de relacionamiento de los gremios con el gobierno no solo tiene impacto de coyuntura en los intereses propios de cada industria, sino que, en conjunto, moldea la senda de desarrollo económico del país, por lo que es indispensable siempre unir en lugar de romper.

Catalina Velasco Campuzano

Por Catalina Velasco Campuzano

Exministra de Vivienda, Ciudad y Territorio. Economista, especialista en derecho urbanístico, máster en políticas públicas y doctora en estudios políticos. Dedicada por más de 25 años a las políticas públicas y la gestión urbana.

 

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