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“(Una) mezcla explosiva y peligrosa: el derecho penal y la política”. Así criticó, hace unas horas, el nuevo medio Semana a un abogado que, obviamente, pertenece a la orilla ideológica contraria a la que profesa el grupo de penalistas afines a ella: la de la defensa de Álvaro Uribe Vélez y de los uribistas que delinquen. No es un secreto que este mismo grupo complementa su ejercicio profesional con asesorías políticas y que expresa sus convicciones en las redes sociales, en uso de su libertad de expresión. Pero, a decir verdad, sus actividades particulares no son para morir de angustia. En cambio, nuestra tambaleante democracia viene padeciendo no una mezcla, sino una simbiosis, una asociación íntima de beneficio mutuo mucho más “explosiva y peligrosa” para el Estado de derecho: la de la Fiscalía con Semana, que es hoy su brazo armado mediático, el amplificador de sus ondas destructivas, el operador político de Barbosa. La combinación de investigaciones penales y política: esa sí es grave porque engendra la posibilidad de que haya, precisamente, presos sin culpas delictivas, prisioneros políticos. No obstante, y siendo un hecho que está a la vista de cualquiera, nos hemos ido tragando este sapo sin alarmarnos.
La demostración de su existencia es sencilla: tuvo capítulos previos, el más notable, los autodenominados “petrovideos”, una temible portada del componente Semana, del 12 de junio del 2022, el domingo anterior a las votaciones de la segunda vuelta presidencial (19 de junio); el título era nocivo para la campaña aludida, aunque resultó que su contenido no revelaba ningún secreto del candidato. A comienzos de diciembre (edición 2114), ya elegido el mandatario actual, la sociedad Fiscalía & Semana calentaba para entrar en juego: portada con gran foto de Barbosa y anuncio impactante: “No voy a renunciar”. La entrevista “exclusiva” era medio rara. A nadie se le pasaba por la mente que un tipo tan vanidoso y banal fuera a soltar un poder con el que nunca soñó. Pero cumplía el fin de intentar ofender a quienes vigilamos su conducta (“El ‘portal’ de Noticias Uno y otro que está dedicado a ese tipo de cosas...”), hacer sugerencias malévolas sobre sus antecesores pese a que no tuvo las agallas de decir a quiénes se refería, y anticipar que el proceso Odebrecht “no ha muerto”. Un mes después, llegó otra portada útil del componente Semana para el componente Fiscalía (edición 2119): superfoto de Barbosa en primer plano, atrás el presidente, y el título “Freno a Petro”. Sin tregua, apretaron el paso. En la edición 2120, gran anuncio: “La trampa de los narcos”, un artículo en que se insinuaba que el nuevo gobierno negociaría perdones y garantías de no extradición con narcotraficantes a cambio de altas sumas de dinero. Las posteriores declaraciones de Barbosa en el mismo sentido indican cuál era la fuente: la Fiscalía.
La equivocada afirmación del mandatario, cuando exasperado por las constantes afrentas verbales de Barbosa, señaló que como jefe de Estado era también el “jefe del fiscal”, acabó con el recato de la sociedad maligna y desató la guerra. En las primeras semanas de mayo, portada y entrevista de diez páginas para el componente fiscal. Título: “Petro se viste de dictador”. Barbosa indicó que el presidente lo iba a declarar insubsistente, que daría un golpe de Estado a la justicia, que le había puesto “una lápida” a él y a su familia (que debía salir del país) y que él (el fiscal) no “era un delincuente”, aludiendo al pasado guerrillero de Petro. Vino una seguidilla de investigaciones “explosivas” en el búnker que, amplificadas en el componente Semana, beneficiaban a los dos socios: a la fiscalía por su gran eficiencia; al medio, por ser el conquistador único de todas las “chivas”, todos los protagonistas, todas las investigaciones: el polígrafo de la niñera de Laura Sarabia, y entrevista con la empleada, 27 de mayo; interceptaciones ilegales a los celulares de niñera y empleada, 3 de junio; entrevista única con Benedetti, 5 junio; “la confesión de Zuluaga” con grabaciones “exclusivas”, 1º de julio (que tenía el objeto de prepararnos para la revelación de los mensajes entre el hijo del presidente y su expareja); entrevista “exclusiva” a Daysuris Vásquez, 2 de marzo; broche de oro, otra vez “exclusivo”: “No me voy a inmolar por mi papá”, entrevista con Nicolás Petro, 5 de agosto. No hay ningún medio de comunicación en el mundo que acapare tantos escándalos exclusivos y explosivos sin la complicidad del componente investigador. La sociedad Fiscalía & Semana-banqueros Gilinski es una aterradora bomba de tiempo.