“… A mí no me importa que condenen al Estado ¡Con lo que demora un proceso! ¡Notifíqueme en la tumba (porque) cuando salga el resultado de ese pleito (pues) ya voy a estar muerto!” Esas frases llenas de prepotencia con que el ministro Álvaro Leyva maltrató a Martha Lucía Zamora, directora de la Agencia de Defensa Jurídica del Estado hasta hace dos días, no solo reflejan la patanería de quien debería dar ejemplo de finura y cortesía como corresponde a quien ostenta un alto cargo de Estado, canciller del país ni más ni menos; revelan su descontrol ante el enredo que han armado en el Gobierno con la licitación y adjudicación por tres años del contrato para el suministro de pasaportes con un presupuesto de cerca de $600 mil millones de pesos, uno de los de mayor valor que deberá entregar esta administración. A la grosería de Leyva en contra de quien merece ser respetada por su condición de mujer, pero, ante todo, por sus credenciales jurídicas, se sumó de manera irreflexiva el presidente Petro, que tomó partido desde Dubái a favor del agresor, al parecer sin conocer el contexto de los hechos con lo cual podría equivocarse hondamente en su intento de realizar un proceso licitatorio equilibrado entre varias firmas que se enfrenten a la dominante Thomas Greg & Sons, capítulo Colombia.
Serenidad y sabiduría, presidente
06 de diciembre de 2023 - 02:05 a. m.