El pasado jueves 13 de abril, un hombre que se identifica como Mauricio MaTri (así, con esa mayúscula horrorosa en la mitad), y quien es apenas conocido por un grupillo de agitadores vulgares con el que anda insultando a medio país, tuvo excusa para envalentonarse más: recibió notificación de que Álvaro Uribe empezaba a seguirlo en su famélica cuenta de Twitter. Al parecer, ese individuo de conducta emocional sospechosa no contaba con que todo un expresidente de la República reparara en él. “Hoy es uno de los días más importantes de mi vida (…) que me haya seguido (…) @AlvaroUribeVel es motivo de orgullo” (ver web). El mérito del alborotador, para atraer la atención de su ídolo, debe ser el escándalo que él y sus acompañantes réplicas armaron en el Capitolio un día antes, el miércoles 12 de abril, cuando, validos de la complicidad del representante uribista José Jaime Uscátegui, llegaron a las puertas del salón Elíptico a golpearlas a puñetazos con el objeto de interrumpir la plenaria de la Cámara en donde se debatía la moción de censura contra el canciller Leyva. En principio, las agresiones fueron comandadas por Uscátegui y por el megáfono de su hermano menor, un edil de Bogotá desesperado por ser elegido concejal de la capital, en octubre próximo (ver web). Pero, a continuación, cuando la segunda vicepresidenta de la corporación, Érika Tatiana Sánchez —exrodolfista doblegada al uribismo—, les permitió el ingreso pasando por encima del presidente David Racero, el denominado MaTri saltó como tigre y alcanzó a avanzar por el pasillo hacia la mesa directiva mientras manoteaba y lanzaba improperios amenazantes. La agilidad de varios agentes de Policía impidió que el sujeto llegara hasta Racero contra quien el admirador de Uribe Vélez dirigía su furia (ver web). Con los gritos y desorden de los otros agitadores y el desmayo de una asesora, la situación pareció salirse de control. Racero, del Pacto Histórico, tuvo que suspender la sesión.
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El pasado jueves 13 de abril, un hombre que se identifica como Mauricio MaTri (así, con esa mayúscula horrorosa en la mitad), y quien es apenas conocido por un grupillo de agitadores vulgares con el que anda insultando a medio país, tuvo excusa para envalentonarse más: recibió notificación de que Álvaro Uribe empezaba a seguirlo en su famélica cuenta de Twitter. Al parecer, ese individuo de conducta emocional sospechosa no contaba con que todo un expresidente de la República reparara en él. “Hoy es uno de los días más importantes de mi vida (…) que me haya seguido (…) @AlvaroUribeVel es motivo de orgullo” (ver web). El mérito del alborotador, para atraer la atención de su ídolo, debe ser el escándalo que él y sus acompañantes réplicas armaron en el Capitolio un día antes, el miércoles 12 de abril, cuando, validos de la complicidad del representante uribista José Jaime Uscátegui, llegaron a las puertas del salón Elíptico a golpearlas a puñetazos con el objeto de interrumpir la plenaria de la Cámara en donde se debatía la moción de censura contra el canciller Leyva. En principio, las agresiones fueron comandadas por Uscátegui y por el megáfono de su hermano menor, un edil de Bogotá desesperado por ser elegido concejal de la capital, en octubre próximo (ver web). Pero, a continuación, cuando la segunda vicepresidenta de la corporación, Érika Tatiana Sánchez —exrodolfista doblegada al uribismo—, les permitió el ingreso pasando por encima del presidente David Racero, el denominado MaTri saltó como tigre y alcanzó a avanzar por el pasillo hacia la mesa directiva mientras manoteaba y lanzaba improperios amenazantes. La agilidad de varios agentes de Policía impidió que el sujeto llegara hasta Racero contra quien el admirador de Uribe Vélez dirigía su furia (ver web). Con los gritos y desorden de los otros agitadores y el desmayo de una asesora, la situación pareció salirse de control. Racero, del Pacto Histórico, tuvo que suspender la sesión.
Pero las hazañas del tal MaTri no pararon ahí. En otro momento de ese mismo día, el extremista con, de nuevo, sus réplicas que van tras él desplegaron a la salida de las comisiones del Senado una pancarta con las fotografías de los expresidentes pares de Uribe y de otros dirigentes políticos a los que calificaron como “criminales” responsables del “asesinato de miles de víctimas”, que han sido seducidos por la “Mermeladaprogre”. La arenga insultante del sujeto se volvió a escuchar en todo el Capitolio. Su veneno cayó, esta vez, frente a cada senador que salía del recinto, eso sí, a condición de que perteneciera a uno de los partidos ajenos a la ultraderecha. Recibieron sus arcadas verbales los parlamentarios Wilson Arias, Roy Barreras e Iván Cepeda, ninguno de los cuales reaccionó, pese a las agresiones de que eran víctimas. Por el contrario, se llenaron de paciencia (ver web). La actividad febril del tipo continuó otro día y en otro espacio: se le vio en las escalinatas de la Plaza de Bolívar incitando a “castigar a los partidos que se arrodillaron ante el guerrillero inquilino de la Casa de Nariño, al que no voy a dejar de llamar guerrillero… (porque) ahora las calles son de nosotros y se las ganamos a los petristas, a los mamertos, a los delincuentes, a los criminales esos de la primera línea…” (ver web).
El sujeto MaTri, o como sea que se llame, estaba presente el 16 de marzo pasado en la Comisión Primera de Cámara cuando hubo una zambra provocada por los gritos de una “activista”, como ella misma se define, que quería impedir que un congresista del Acuerdo de Paz (partido Comunes) hiciera uso de la palabra. En esa ocasión, el representante uribista Miguel Polo, no acogido por Uribe —en público— pero hiperprotegido de Cabal y a cuyo lado se encontraba el patán Uscátegui, fue quien le dio acceso a la mujer. El individuo MaTri estuvo allí, acompañándola en su tarea de perturbación mientras sus coequiperos la grababan (ver web). Al final, la sesión de la Comisión Primera también se suspendió. El fulano no ha parado: en las últimas horas ha estado, además de Bogotá, en Antioquia y Santander para promover manifestaciones con el lema de los gobernadores hipócritas: libertad y orden, y contra “el guerrillero”, para el próximo sábado 22 de abril, preludio de las campañas electorales de octubre. Entonces, la historieta empieza a tomar sentido: este alborotador es solo uno de los instrumentos desechables del uribismo dual del año 2023: el del Uribe agazapado que se pone careta de amistoso frente a Petro para que este se lo crea y no descargue su poder contra él; y el del Uribe de siempre, que actúa mediante la señora Cabal. Y esta sí que no tiene hígados. Así que preparémonos para lo que se le viene al país.