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Otra joyita ‘noir’

Luis Fernando Charry
19 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.

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"'¿Qué he hecho yo para merecer esto?' (...) ratifica de paso la condición de Almodóvar como “un gran director de mujeres”": Luis Fernando Charry
"'¿Qué he hecho yo para merecer esto?' (...) ratifica de paso la condición de Almodóvar como “un gran director de mujeres”": Luis Fernando Charry
Foto: EFE - Juan Herrero

Hace unos años, como parte de la muestra-homenaje que organizó la Cinémathèque de París, Pedro Almodóvar explicó cuáles eran las películas que había tenido en mente para escribir y filmar cada una de las suyas. A la hora de hablar sobre ¿Qué he hecho yo para merecer esto? dijo que se había inspirado en Los sobornados de Fritz Lang: “Me inspiré en esa joyita de Fritz Lang, la más noir de las películas noir, para el borrador… La influencia se ve en la publicidad para café, cuando Cecilia Roth recibe en pleno rostro una taza de líquido hirviente (su amante solícito le trae una taza de café a la cama, trastabilla accidentalmente con uno de sus zapatos y manda la bandeja al diablo). En ¿Qué he hecho yo para merecer esto? no es más que un chiste, una parodia sobre la publicidad que hace volar en pedazos los ‘momentos íntimos’ de las parejas. En Los sobornados no sólo los hombres y las mujeres se arrojan cosas sino que se pasan el café hirviendo por la cara por el solo efecto de quemar al otro. No tengo palabras para expresar mi admiración por el Lang mudo, su período alemán, y el posterior en lengua inglesa. Los sobornados es una película para verla mil veces. Es violenta, sexy y oscura como el alquitrán”.

Esta película en particular y el cine norteamericano en general tendrían una doble función crítica en aquella etapa cinematográfica de Almodóvar: por un lado, le permitirían distanciarse de los hechos recientes del pasado español y, por el otro, le otorgarían la libertad de esbozar en clave irónica una crítica social. Es decir: cómo se vive en el Madrid de los años ochenta. En este sentido ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) —cuarta película de Almodóvar y primer éxito internacional— sería un buen intento por reproducir aquella realidad.

Gloria y Antonio (y la suegra de Gloria) viven en un apartamento estrecho con sus hijos. No tienen mucha plata para pagar el arriendo. Cuando Gloria le explica a Antonio que no hay vino en la casa para acompañar la comida, por ejemplo, Antonio revela su verdadera cara patriarcal, representativa del ideario fascista, que, en consecuencia, lo identifica como un hombre potencialmente peligroso. Antonio expone su punto de vista en los siguientes términos: “Paso todo el coño día trabajando como un burro para llegar a casa y encontrarme con un pollo quemado y no hay ni un vaso de vino en la casa”. De esta atmósfera asfixiante las mujeres solo pueden escapar a través de las drogas, del alcohol, de las fantasías. (No hay que olvidar que las fantasías de Gloria pasan, y de alguna manera se “fundamentan” en lo que ve en las vitrinas de los almacenes o en las revistas de modas).

Retrato íntimo de una sociedad industrial en desarrollo a las afueras de Madrid, ¿Qué he hecho yo para merecer esto? complejiza el universo femenino (y ratifica de paso la condición de Almodóvar como “un gran director de mujeres”, una categoría donde estaría al lado de Billy Wilder, Hitchcock, Bergman o Woody Allen, entre muchos otros) y cuestiona sin tapujos la figura del hombre patriarcal en decadencia. En otras palabras: saca a la luz los restos del pasado franquista, un pasado que acaso conviene desterrar del orgullo nacional.

Luis Fernando Charry

Por Luis Fernando Charry

Escritor, periodista y editor

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