El año pasado el periódico El Tiempo tuvo la osadía (¿o el descaro?) de elegir como personaje del año a Néstor Humberto Martínez (NHM). “Como nunca antes, las investigaciones por corrupción tocaron los más poderosos intereses”, decía el subtítulo de la nota del 10 de diciembre de 2017.
El elogioso artículo iba acompañado de una foto del fiscal sonriente, plácido, y argumentaba que “los inéditos alcances de las investigaciones por corrupción, en especial en los casos de la Corte Suprema y Odebrecht”, fueron los que convencieron al diario de tomar esa decisión.
Si ustedes bien lo recuerdan, sabrán que ese reconocimiento cayó muy mal entre quienes veíamos (y seguimos viendo) a NHM como un funcionario impedido desde distintos aspectos para ser fiscal y como la ficha de un ajedrez diseñada para mover un juego macabro de poderes desde la Fiscalía. Bueno, sin contar con que al señor le estaban cargando como su triunfo el caso de Odebrecht cuando es bien sabido que el escándalo de corrupción se hizo público gracias a las investigaciones de las autoridades brasileras y de los Estados Unidos.
Resulta de una candidez abrumadora que el periódico de Luis Carlos Sarmiento Angulo, empresario metido hasta los tuétanos en los entuertos de la multinacional brasilera —cosa que ya se sabía entonces—, pusiera chulito para que el abogado y amigo de sus entrañas fuera exhibido como un prohombre. Su salvador, pensarían muchos en ese momento.
339 días después de ese artículo al que me refiero, Noticias Uno nos sorprendió con las grabaciones que entregó el señor Jorge Enrique Pizano. Lo que pasó después y lo que sigue ocurriendo podría resumirse como la peor demostración de la podredumbre de la clase política y empresarial que sustento con estas líneas: el contenido de las grabaciones, el discurso de insultos y autoincriminaciones (seguimientos y chuzadas a políticos y periodistas) de NHM en el Senado, la vergonzosa aparición del hasta ese momento desconocido senador Zabaraín, el silencio al que obligaron a la oposición, la revelación del video de Petro, la manipulación de algunos medios, una terna ad hoc ya devuelta por inservible, añadiendo que el que nombren sólo tendría a su cargo dos casos específicos de Odebrecht porque el abogado NHM seguirá con el control del resto de la investigación. Más farsa para dónde.
Punto aparte merece el silencio sobre Sarmiento y su Grupo Aval. Ciertamente el foco de la atención es NHM porque es el fiscal, pero ¿a ustedes no les produce mucho miedo ver que ante todas las evidencias pocos son los que se atreven a meter el dedo en el ombligo de Sarmiento Angulo? Aumenta esa sensación de terror cuando vemos a Martínez atornillado a la Fiscalía con las ayuditas de sus amigos del Centro Democrático, Cambio Radical y uno que otro colega.
Dicho lo anterior, mis personajes del año son ellos dos: Néstor Humberto Martínez y Luis Carlos Sarmiento. No son antipersonajes ni nada de esas pendejadas. Son los personajes que representan esos ejemplos con los que educo a mi hija para que nunca se parezca a ellos. Como ellos, miles, pero esos dos nombres no son cualquiera. Martínez y Sarmiento son hombres llenos de privilegios que han tenido todas las posibilidades de servir bien y ser ejemplo de ética y moral con sus acciones.
En el universo de la decencia, debieron ser buenos referentes para los que estamos, para nuestros hijos. Y no lo fueron, no lo son.
* Periodista.
El año pasado el periódico El Tiempo tuvo la osadía (¿o el descaro?) de elegir como personaje del año a Néstor Humberto Martínez (NHM). “Como nunca antes, las investigaciones por corrupción tocaron los más poderosos intereses”, decía el subtítulo de la nota del 10 de diciembre de 2017.
El elogioso artículo iba acompañado de una foto del fiscal sonriente, plácido, y argumentaba que “los inéditos alcances de las investigaciones por corrupción, en especial en los casos de la Corte Suprema y Odebrecht”, fueron los que convencieron al diario de tomar esa decisión.
Si ustedes bien lo recuerdan, sabrán que ese reconocimiento cayó muy mal entre quienes veíamos (y seguimos viendo) a NHM como un funcionario impedido desde distintos aspectos para ser fiscal y como la ficha de un ajedrez diseñada para mover un juego macabro de poderes desde la Fiscalía. Bueno, sin contar con que al señor le estaban cargando como su triunfo el caso de Odebrecht cuando es bien sabido que el escándalo de corrupción se hizo público gracias a las investigaciones de las autoridades brasileras y de los Estados Unidos.
Resulta de una candidez abrumadora que el periódico de Luis Carlos Sarmiento Angulo, empresario metido hasta los tuétanos en los entuertos de la multinacional brasilera —cosa que ya se sabía entonces—, pusiera chulito para que el abogado y amigo de sus entrañas fuera exhibido como un prohombre. Su salvador, pensarían muchos en ese momento.
339 días después de ese artículo al que me refiero, Noticias Uno nos sorprendió con las grabaciones que entregó el señor Jorge Enrique Pizano. Lo que pasó después y lo que sigue ocurriendo podría resumirse como la peor demostración de la podredumbre de la clase política y empresarial que sustento con estas líneas: el contenido de las grabaciones, el discurso de insultos y autoincriminaciones (seguimientos y chuzadas a políticos y periodistas) de NHM en el Senado, la vergonzosa aparición del hasta ese momento desconocido senador Zabaraín, el silencio al que obligaron a la oposición, la revelación del video de Petro, la manipulación de algunos medios, una terna ad hoc ya devuelta por inservible, añadiendo que el que nombren sólo tendría a su cargo dos casos específicos de Odebrecht porque el abogado NHM seguirá con el control del resto de la investigación. Más farsa para dónde.
Punto aparte merece el silencio sobre Sarmiento y su Grupo Aval. Ciertamente el foco de la atención es NHM porque es el fiscal, pero ¿a ustedes no les produce mucho miedo ver que ante todas las evidencias pocos son los que se atreven a meter el dedo en el ombligo de Sarmiento Angulo? Aumenta esa sensación de terror cuando vemos a Martínez atornillado a la Fiscalía con las ayuditas de sus amigos del Centro Democrático, Cambio Radical y uno que otro colega.
Dicho lo anterior, mis personajes del año son ellos dos: Néstor Humberto Martínez y Luis Carlos Sarmiento. No son antipersonajes ni nada de esas pendejadas. Son los personajes que representan esos ejemplos con los que educo a mi hija para que nunca se parezca a ellos. Como ellos, miles, pero esos dos nombres no son cualquiera. Martínez y Sarmiento son hombres llenos de privilegios que han tenido todas las posibilidades de servir bien y ser ejemplo de ética y moral con sus acciones.
En el universo de la decencia, debieron ser buenos referentes para los que estamos, para nuestros hijos. Y no lo fueron, no lo son.
* Periodista.