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Una invitación en 2025: conocer, querer y proteger las bibliotecas públicas

Claudia Morales
09 de enero de 2025 - 05:05 a. m.
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“Las bibliotecas públicas son un eslabón precioso de una de las cadenas de la cultura que debemos mantener con brillo”: Claudia Morales.
“Las bibliotecas públicas son un eslabón precioso de una de las cadenas de la cultura que debemos mantener con brillo”: Claudia Morales.
Foto: cortes

El año 2024 terminó con una experiencia enriquecedora: ser jurado de la IX versión del Premio Daniel Samper Ortega que entrega anualmente la Biblioteca Nacional de Colombia —BNC—.

Con las otras jurados, Jeimy Hernández y Juana Alicia Ruiz, y el equipo de la BNC, conocimos las bibliotecas públicas de Frailejonal en La Calera, Cundinamarca; en Bogotá, La Victoria en la localidad de San Cristóbal y Gabriel García Márquez en El Tunal; la Biblioteca Pública de Leticia, Amazonas; el Centro Cultural Comuna 18 y el Centro Cultural Comuna 20 en Cali, Valle del Cauca; Adelina Vásquez en Bocas del Palo, Jamundí, Valle del Cauca; Juan Carlos Montoya en Sabaneta, Antioquia, y Princesa Inírida en Puerto Inírida, Guainía.

Fuimos testigo del trabajo que hacen los bibliotecarios y del cariño y apoyo que reciben de los habitantes beneficiarios de las acciones que van más allá de las normas que por ley debe cumplir una biblioteca pública. Ahí es donde está el secreto y el encanto de lo que vimos: en esos lugares rompieron el molde gracias a la creatividad, a la perseverancia y a un gran sentido de pertenencia.

Por los límites de espacio, dejo acá sólo dos ejemplos: la Biblioteca Pública de Leticia opera en su sede principal y hace una extensión de su labor en las comunidades indígenas. Por ejemplo, a El Progreso, donde están los indígenas ticuna, las dos bibliotecarias —Laura Novoa y Angélica Villegas— van dos veces al mes en un largo recorrido que tienen que hacer en lancha y luego a pie para llevarles actividades culturales y, además, están trabajando con ellos en un proyecto para publicar la primera enciclopedia del Amazonas en lengua nativa y en español.

La Biblioteca Pública La Victoria tejió una alianza hace nueve años con el hospital del mismo nombre que atiende a la población adulta con enfermedad mental. El personal médico reconoce que, gracias a la dedicación y empatía de los bibliotecarios, algunos pacientes tienen una evolución asombrosa y, en otros casos, los trabajos de pintura o escritura que resultan de los proyectos programados se vuelven parte importante de la historia clínica, lo cual permite un diagnóstico más acertado y un tratamiento eficaz.

Hay que verlo para sentirlo y para confirmar que esa tarea, como lo dijimos el 12 de diciembre en el discurso de la premiación, “le da esperanza a un país que tantas veces se propone robar ese sentimiento de nuestra existencia”.

Quienes trabajan en las bibliotecas públicas “son los verdaderos artistas de la vida porque con su trabajo están honrando las memorias del pasado, la fugacidad del presente y están confeccionando hermosas transformaciones humanas para el futuro”, leímos en otro fragmento.

La Red Nacional de Bibliotecas Públicas está compuesta por cerca de 1.540 bibliotecas de orden departamental, distrital, municipal, rural, de consejos comunitarios y de resguardos indígenas. Esos son los espacios en los cuales Colombia puede seguir trazando caminos de paz y reconciliación. Parece obvio y no lo es. Así como son tantos los beneficiarios, en el país hay desconocimiento sobre la existencia misma de las bibliotecas públicas. Le conté a mucha gente lo que viví en cada visita y la respuesta casi unánime fue de total asombro porque ni siquiera hay curiosidad por saber cuál es la biblioteca más cercana.

“Lo que no se conoce, no se quiere; lo que no se quiere, no se protege, y lo que no se protege, no se ama”, me dijo en una entrevista para este medio el director y fundador del Jardín Botánico del Quindío, Alberto Gómez Mejía. Es esa la frase que inspira el título de esta columna y lo que motiva la invitación a acercarnos a las bibliotecas públicas. Ellas son un eslabón precioso de una de las cadenas de la cultura que debemos mantener con brillo.

@ClaMoralesM

 

haji(3766)Hace 2 horas
estoy de acuerdo con usted y no dejar tan solas a esas bibliotecarias que se lajuegan todos los días por propagar y consevar nuestra cultura.
Pedro(32497)Hace 2 horas
Gracias, Claudia. Soy y vivo en el Caribe colombiano, concretamente en el departamento del Atlántico. Le cuento: es raro encontrar bibliotecas universales en los colegios públicos y privados de la región, por igual los bibiotecarios muncipales, en su gran mayoría, son parte de la cadena de la clientela partidista. Es burocracia irracional. Inoperantes. No sé si eso ocurra por sus lares. Sería interesante que nos contara sobre esta experiencia. Le reitero mi admiración.
  • haji(3766)Hace 2 horas
    lamentablemente es cierto lo que tú dices, pero igual hay honrosas excepciones.
David(0vhxw)Hace 3 horas
Que buenos datos sobre las bibliotecas públicas y su gran labor cultural.
José(70717)Hace 4 horas
Ahora, con la tumbada de la ley de financiamiento del presupuesto nacional, no hay plata para la cultura, pero por lo menos hay quien se queje de tanto dolor.
Gines de Pasamonte(86371)Hace 5 horas
En mi profesión de Ingeniero Civil, recorriendo prácticamente todo nuestro Valle del Cauca, amén de otros municipios de Colombia, he observado con gran complacencia, como han crecido y lo siguen haciendo, las bibliotecas públicas. Si bien don Manuel Drezner en su columna de hoy, nos platica de la "caída libre" de la cultura, no solo en Colombia, las bibliotecas mirigeran con su empeño y masificación, está dolosa circunstancia. ! Excelente columna, Claudia!
  • Gines de Pasamonte(86371)Hace 4 horas
    Morigeran, corrijo.
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