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El pasado 3 de septiembre, el público bogotano pudo disfrutar el refinado, original y prolijo sonido de The Academy en un gran concierto en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Dirigida desde hace 11 años por el genial Joshua Bell —quien, además de dirigir, fue solista del concierto para violín de Tchaikovsky—, este modelo de intérprete-conductor es uno de sus sellos distintivos desde que fundada en 1958 por Sir Neville Marriner.
La orquesta —una de las más prestigiosas del mundo— interpretó con su paradigmática alegría y entrega un programa que no tenía pierde: dos Beethoven —la obertura Egmont y la Sinfonía no. 7— y el ya mencionado concierto en el que Bell fue virtuoso, con su legendario Stradivarius Gibson, fabricado en Cremona en 1713 y que carga una apasionante historia, ya que fue robado, vivió largo tiempo disfrazado bajo una capa de betún y devuelto gracias a la confesión del ladrón moribundo. El bis, arrancado por una prolongada ovación del teatro en pie, fue el Vals para cuerdas de Tchaikovsky.
Los asistentes fueron testigos de la calidad altísima de cada uno de los componentes del grupo, el evidente gozo en la interpretación y la compenetración entre estos y el carismático director. Vale la pena resaltar que cada uno de los músicos tiene su propio bagaje musical y múltiples logros individuales. Entre sus directores asistentes se encuentra Tomo Keller y Murray Perahia. En esta ocasión el primer violín, Nick Kendall, es un artista integral que realiza giras como solista, así como miembro de afamados conjuntos. Creador de la East Coast Chamber Orchestra y del Proyecto pedagógico Continuum, una fundación para despertar la alegría en la escucha e interpretación de la música entre niños y jóvenes.
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