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                                                                                                                                Dilan, Javier, Lucas y el nuevo cuarto poder: el celular

                                                                                                                                Farouk Caballero

                                                                                                                                Dilan, Javier, Lucas y el nuevo cuarto poder: el celular

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Con la llegada de los celulares, la humanidad entró en una etapa de conectividad jamás vista y ya no fue necesario pensar para existir. Hoy corregimos a Descartes, pues solo existimos si estamos conectados a alguna red social. Esta realidad, además, acabó con el imperio de la prensa tradicional y logró que fuesen los ciudadanos los que administraran el cuarto poder: el periodismo. Ese cuarto poder nació para acompañar a los tradicionales ejecutivo, legislativo y judicial cuando renunció, a la presidencia de Estados Unidos, Richard Nixon.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los ríos colombianos se transformaron, por el actuar de los asesinos, en cementerios fluviales. Colombia ha sido bautizada como la fosa común más grande del mundo, pues desde la Guerra de los Mil Días (1899-1902), todas las generaciones de colombianos hemos crecido en un suelo violento. Sin embargo, tanto horror sufrido es desconocido en muchas regiones, pues en esos lugares parecía que el horror fuese de otro país y que las víctimas no fuesen nuestros compatriotas.

                                                                                                                                Ese escenario de desinformación se terminó con la llegada del celular. El monopolio informativo que ostentaban los medios de comunicación llegó a su fin cuando un teléfono móvil pudo conectarse a las redes, crear contenidos para millones de personas y, sin tener que llevar el carné de un medio, informar. La información se democratizó con el celular y las redes sociales. El cuarto poder abandonó la gran prensa, esa que muchas veces es más gobiernista que el gobierno, y se posó en las manos de los ciudadanos.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                La historia de Dilan sería desconocida sin los celulares. Sin esos aparatos, el país no hubiese visto cómo fue que un miembro del ESMAD le apuntó a la cabeza, disparó y acabó con su vida. El descontento por esta muerte se generalizó y las manifestaciones en las calles volvieron con más fuerza, pero llegó la pandemia. El COVID-19 le regaló tiempo al gobierno y, además, dispersó a los manifestantes y los obligó a quedarse en casa. El escenario era ideal para avanzar en políticas sociales, pero un par de celulares volvieron a captar el pleonasmo más colombiano que existe: la brutalidad policial. El 8 de septiembre de 2020, una cuadrilla de la Policía Nacional decidió extinguir la vida de Javier Ordóñez. Ese caso no se conocería si sus amigos no graban, con celulares, la golpiza que los agentes le propinaron con sevicia. Una vez más las imágenes llegaron y el país salió a las calles para decirles a los gobernantes que el hartazgo general era insoportable.

                                                                                                                                Lucas Villa y los abusos del nuevo cuarto poder

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La situación se hacía, cada día, más efervescente y el 28 de abril de 2021 inició una protesta social sin precedentes en Colombia. Los jóvenes, los indígenas, las comunidades afro, los estudiantes, las mujeres, los campesinos, los trabajadores, el personal de salud, los transportadores y una cantidad enorme de sectores sociales marcharon al mismo compás y gritaron al unísono a lo largo y ancho del país. Nuestra característica brutalidad policial reapareció y esta vez contó con la complicidad de los colombianos que se creen dueños del otro y que, inclusive, disparan contra los que se atreven a pensar y exponer públicamente su inconformismo. Esos colombianos dejaron otras dos historias captadas con celulares: el asesinato del estudiante Lucas Villa y los disparos de Andrés Escobar contra los marchantes.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                La imagen de Villa quedó como símbolo de las víctimas del paro y la imagen de Escobar, pistola en mano, quedó como símbolo de la “gente de bien”. Villa fue asesinado y Escobar hizo gira de medios nacionales con la venia de los periodistas que apoyan al gobierno y le dan la espalda al pueblo. Estos casos, nunca aislados, representan un modus operandi de esa unión entre fuerza pública y élite económica. Esa amalgama es, precisamente, la que los celulares denuncian con imágenes incontrovertibles. Ese, ese es el nuevo cuarto poder colombiano, pues fueron los mismos ciudadanos los que le informaron al país cómo es que las armas del Estado, que pagan los contribuyentes, asesinan a los colombianos.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Con los celulares en mano el despertar llegó y cada vez más la desinformación mediática tradicional, usada muchas veces para vendar los ojos de la población, es menos efectiva. Por lo tanto, si los cambios sociales y políticos que se requieren en Colombia se dan realmente, esos cambios le deberán muchísimo al nuevo cuarto poder. Ahora bien, muchos devotos de la prensa grande afirman que esto es un foco de noticias falsas imparable y que con los celulares también se manipula al pueblo; quizá tengan razón, pero a ellos les pregunto: ¿acaso los medios tradicionales no manipulaban (manipulan) al pueblo? ¿No será que el problema es que ya no tienen el monopolio absoluto de la información?

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Dilan, Javier, Lucas y el nuevo cuarto poder: el celular

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Con la llegada de los celulares, la humanidad entró en una etapa de conectividad jamás vista y ya no fue necesario pensar para existir. Hoy corregimos a Descartes, pues solo existimos si estamos conectados a alguna red social. Esta realidad, además, acabó con el imperio de la prensa tradicional y logró que fuesen los ciudadanos los que administraran el cuarto poder: el periodismo. Ese cuarto poder nació para acompañar a los tradicionales ejecutivo, legislativo y judicial cuando renunció, a la presidencia de Estados Unidos, Richard Nixon.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los ríos colombianos se transformaron, por el actuar de los asesinos, en cementerios fluviales. Colombia ha sido bautizada como la fosa común más grande del mundo, pues desde la Guerra de los Mil Días (1899-1902), todas las generaciones de colombianos hemos crecido en un suelo violento. Sin embargo, tanto horror sufrido es desconocido en muchas regiones, pues en esos lugares parecía que el horror fuese de otro país y que las víctimas no fuesen nuestros compatriotas.

                                                                                                                                Ese escenario de desinformación se terminó con la llegada del celular. El monopolio informativo que ostentaban los medios de comunicación llegó a su fin cuando un teléfono móvil pudo conectarse a las redes, crear contenidos para millones de personas y, sin tener que llevar el carné de un medio, informar. La información se democratizó con el celular y las redes sociales. El cuarto poder abandonó la gran prensa, esa que muchas veces es más gobiernista que el gobierno, y se posó en las manos de los ciudadanos.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                La historia de Dilan sería desconocida sin los celulares. Sin esos aparatos, el país no hubiese visto cómo fue que un miembro del ESMAD le apuntó a la cabeza, disparó y acabó con su vida. El descontento por esta muerte se generalizó y las manifestaciones en las calles volvieron con más fuerza, pero llegó la pandemia. El COVID-19 le regaló tiempo al gobierno y, además, dispersó a los manifestantes y los obligó a quedarse en casa. El escenario era ideal para avanzar en políticas sociales, pero un par de celulares volvieron a captar el pleonasmo más colombiano que existe: la brutalidad policial. El 8 de septiembre de 2020, una cuadrilla de la Policía Nacional decidió extinguir la vida de Javier Ordóñez. Ese caso no se conocería si sus amigos no graban, con celulares, la golpiza que los agentes le propinaron con sevicia. Una vez más las imágenes llegaron y el país salió a las calles para decirles a los gobernantes que el hartazgo general era insoportable.

                                                                                                                                Lucas Villa y los abusos del nuevo cuarto poder

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Por Farouk Caballero

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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