El Chocó y el Pacífico necesitan medidas estructurales, no solo coyunturales
Darío Cújar Couttín. especial para El Espectador. Quibdó
El derrumbe en el kilómetro 42 de la vía Quibdó-Medellín, que originó la muerte de más de 40 personas, les recordó a los colombianos que, en pleno siglo XXI, en el estado social de derecho que es nuestro país, existe un departamento que se llama Chocó, con niveles de pobreza y en general NBI semejante a los países del África Subsahariana y ubicado en el área de mayor potencial y mayor desigualdad y exclusión de Colombia, el Pacífico.
Como es lo normal en el país, se previene poco y siempre se anuncian soluciones después de tragedias como esta, lo que parece un Deja Vu si recordamos la que ocurrió en 2009 en la misma vía, donde murieron 41 personas. Vemos los anuncios del gobierno Nacional, que promete inversiones hoy de medio billón de pesos para el mejoramiento de la vía, un puente aéreo para evitar la especulación y un decreto de declaratoria de desastre natural para viabilizar las medidas que se implementaran, lo cual, si bien hay que agradecer al presidente, no nos debería desviar de lo que realmente necesita el Chocó y el Pacífico, soluciones estructurales.
Todos, sin excepción, hablan del Chocó como una región especial por su riqueza en recursos naturales, su biodiversidad, su diversidad cultural y su posición geoestratégica, por ser el único departamento con costas en ambos mares, con posibilidades de desarrollo de canales interoceánicos y puertos de aguas profundas que viabilizarían la conexión con la cuenca del Pacifico.
Y es precisamente allí, en lo especial donde debemos centrarnos, porque una región que paradójicamente carece de buenos servicios básicos, con un bajo nivel de calidad educativa, de conectividad, de salud y pare de contar para no ser merecedores de otra porción de lástima, igualmente requiere medidas especiales para hacerla competitiva; necesita, como lo dijera Arquímedes, “Una palanca lo suficientemente larga y un punto de apoyo” para aportar la cuota que verdaderamente puede al PBI del país, y dejar de estar esperando las limosnas del presupuesto Nacional cada que existe una movilización social u ocurre una tragedia.
La característica del Pacífico de ser una zona poblada por minorías étnicas, con la existencia de territorios colectivos, permite pensar como una medida especial el crear, vía Congreso, Zonas Económicas Étnicas en los territorios colectivos de comunidades negras y centros urbanos colindantes con territorios colectivos, en las cuales se pueden establecer condiciones especiales para estimular la inversión y el empleo, que le permita a la región ser competitiva, estableciendo un régimen tributario especial, en el marco del cual la tarifa de impuesto sobre renta no debe ser superior al 20 %; se debe eximir del pago de IVA e impuestos aduaneros las mercancías que se introduzcan a la zona desde el exterior; eximir del pago de IVA las materias primas, insumos y bienes terminados adquiridos en estos territorios; eximir el pago de IVA a los combustibles líquidos y del arancel e impuesto nacional a la gasolina y al ACPM en los municipios que cuenten con territorios colectivos de comunidades negras; eximir del cobro del IVA los tiquetes aéreos en las rutas con origen o destino en aeropuertos ubicados en ellas y eximir del cobro del IVA el servicio de internet fijo en zonas donde este sea prestado por un solo operador.
Adicionalmente, tomando en cuenta la función ecológica de los territorios colectivos, se debe pensar en destinar, del recaudo del impuesto al carbono, al menos un 20 % para la construcción de líneas de interconexión eléctrica, de pequeñas centrales de generación y de puentes peatonales y vías vecinales.
Esta propuesta solo es un componente de la fuerza que se debe generar desde el gobierno para vencer la carga o resistencia que impide que el Chocó se inserte en el siglo XXI y debería ser complementada con la construcción de un puerto de aguas profundas, la construcción de la vía al mar, la recuperación de la navegabilidad del río Atrato, el desarrollo de su potencial en minerales para la transición energética, la solución del suministro de energía firme a los municipios del Darién, zona limítrofe con Panamá, y la construcción del Puente Terrestre Interoceánico (P.T.I) propuesto hace 38 años por el presidente Barco. Solo así el Chocó se podrá considerar como lo que es, un hijo legítimo, y no un hijo putativo, del país.
El derrumbe en el kilómetro 42 de la vía Quibdó-Medellín, que originó la muerte de más de 40 personas, les recordó a los colombianos que, en pleno siglo XXI, en el estado social de derecho que es nuestro país, existe un departamento que se llama Chocó, con niveles de pobreza y en general NBI semejante a los países del África Subsahariana y ubicado en el área de mayor potencial y mayor desigualdad y exclusión de Colombia, el Pacífico.
Como es lo normal en el país, se previene poco y siempre se anuncian soluciones después de tragedias como esta, lo que parece un Deja Vu si recordamos la que ocurrió en 2009 en la misma vía, donde murieron 41 personas. Vemos los anuncios del gobierno Nacional, que promete inversiones hoy de medio billón de pesos para el mejoramiento de la vía, un puente aéreo para evitar la especulación y un decreto de declaratoria de desastre natural para viabilizar las medidas que se implementaran, lo cual, si bien hay que agradecer al presidente, no nos debería desviar de lo que realmente necesita el Chocó y el Pacífico, soluciones estructurales.
Todos, sin excepción, hablan del Chocó como una región especial por su riqueza en recursos naturales, su biodiversidad, su diversidad cultural y su posición geoestratégica, por ser el único departamento con costas en ambos mares, con posibilidades de desarrollo de canales interoceánicos y puertos de aguas profundas que viabilizarían la conexión con la cuenca del Pacifico.
Y es precisamente allí, en lo especial donde debemos centrarnos, porque una región que paradójicamente carece de buenos servicios básicos, con un bajo nivel de calidad educativa, de conectividad, de salud y pare de contar para no ser merecedores de otra porción de lástima, igualmente requiere medidas especiales para hacerla competitiva; necesita, como lo dijera Arquímedes, “Una palanca lo suficientemente larga y un punto de apoyo” para aportar la cuota que verdaderamente puede al PBI del país, y dejar de estar esperando las limosnas del presupuesto Nacional cada que existe una movilización social u ocurre una tragedia.
La característica del Pacífico de ser una zona poblada por minorías étnicas, con la existencia de territorios colectivos, permite pensar como una medida especial el crear, vía Congreso, Zonas Económicas Étnicas en los territorios colectivos de comunidades negras y centros urbanos colindantes con territorios colectivos, en las cuales se pueden establecer condiciones especiales para estimular la inversión y el empleo, que le permita a la región ser competitiva, estableciendo un régimen tributario especial, en el marco del cual la tarifa de impuesto sobre renta no debe ser superior al 20 %; se debe eximir del pago de IVA e impuestos aduaneros las mercancías que se introduzcan a la zona desde el exterior; eximir del pago de IVA las materias primas, insumos y bienes terminados adquiridos en estos territorios; eximir el pago de IVA a los combustibles líquidos y del arancel e impuesto nacional a la gasolina y al ACPM en los municipios que cuenten con territorios colectivos de comunidades negras; eximir del cobro del IVA los tiquetes aéreos en las rutas con origen o destino en aeropuertos ubicados en ellas y eximir del cobro del IVA el servicio de internet fijo en zonas donde este sea prestado por un solo operador.
Adicionalmente, tomando en cuenta la función ecológica de los territorios colectivos, se debe pensar en destinar, del recaudo del impuesto al carbono, al menos un 20 % para la construcción de líneas de interconexión eléctrica, de pequeñas centrales de generación y de puentes peatonales y vías vecinales.
Esta propuesta solo es un componente de la fuerza que se debe generar desde el gobierno para vencer la carga o resistencia que impide que el Chocó se inserte en el siglo XXI y debería ser complementada con la construcción de un puerto de aguas profundas, la construcción de la vía al mar, la recuperación de la navegabilidad del río Atrato, el desarrollo de su potencial en minerales para la transición energética, la solución del suministro de energía firme a los municipios del Darién, zona limítrofe con Panamá, y la construcción del Puente Terrestre Interoceánico (P.T.I) propuesto hace 38 años por el presidente Barco. Solo así el Chocó se podrá considerar como lo que es, un hijo legítimo, y no un hijo putativo, del país.