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Acciones y resultados: primero está la gente

Columnista invitado EE: Luis Gilberto Murillo Urrutia*
05 de octubre de 2024 - 07:47 a. m.

Puede resultar obvio decir que el Estado está al servicio de la ciudadanía. No lo es porque, de ser cierto, no tendríamos los altos niveles de desigualdad que todavía padecemos. Por eso, desde el Gobierno Nacional, con la orientación y la convicción del presidente Gustavo Petro, se trabaja con la férrea decisión de poner al país en otras posiciones y ser eficaces en las acciones que se emprenden para el bienestar de las comunidades y del país todo.

Hago este preámbulo a propósito del nuevo modelo para la expedición de pasaportes, que empezó a operar este 3 de octubre, que dejó atrás unas maneras que no le servían al país, desde la fragilidad en el manejo de los datos e información de los colombianos, ni a los usuarios, que se enfrentaban a dificultades tecnológicas y del servicio exponiéndolos a tramitadores y a frustraciones en la atención.

Esta es una Cancillería de acción y de resultados. Estamos convencidos de esto, nada está quedando al azar. Ahí está la clave de la gestión pública. Cumplirle a la gente, a la ciudadanía, implica prepararse con rigor para ser eficientes. Claro, no estamos exentos de errores, pero en la medida en que seamos conscientes de que pueden presentarse nos alistamos con responsabilidad y más disciplina para disminuir las posibilidades.

En el caso de los pasaportes del cambio no ha existido una sola decisión improvisada. La indicación del presidente fue clara en ese sentido. El nuevo modelo no solo permite que el sector público tenga más participación en el proceso, sino que nos permite aprender y contar con las condiciones tecnológicas instaladas para ejecutarlo. Además, y no es tema menor, garantiza la soberanía en el manejo de los datos personales de colombianas y colombianos, asunto muy sensible en estos tiempos.

Para la ciudadanía, el procedimiento permite más agilidad en el agendamiento de citas, un cuello de botella en las anteriores formas, con un sistema obsoleto que no se actualizaba desde hacía varios años y presentaba inconvenientes. Ahora se puede hacer la cita a la hora que pueda y para cuando le convenga a la persona. Incluso, el trámite puede hacerse en línea, para quienes hayan gestionado el pasaporte después de 2017, con los beneficios que eso genera en el ahorro de tiempo y una experiencia amable con los usuarios. Por este mes será así solo en Bogotá, pero a partir de noviembre desde cualquier parte del mundo.

A esto se agrega la baja en la tarifa que deben pagar y la gratuidad para algunos sectores de la población, como los adultos de más de 62 años pertenecientes al Sisbén A y B, los estudiantes menores de 25 años que van a estudiar en el exterior, los jóvenes que participen en intercambios culturales y deportivos. El pasaporte que costaba 207.000 pesos ahora vale 182.000 y se mantendrá así hasta el 2026. Es un precio justo y así debe ser.

Desde la Cancillería se hicieron todos los procesos necesarios para que no ocurran incidentes que obstaculicen esta transición, que beneficia al país. Es económicamente más conveniente, lo que permite el ajuste en la tarifa y la gratuidad.

Como lo hemos venido diciendo de tiempo atrás, no hay nada que impida cumplir con el compromiso de tramitar y entregar los pasaportes a tiempo. La prioridad siempre ha sido garantizar la continuidad en la prestación de este servicio sin ningún contratiempo. Y lo que estamos haciendo en esta transición del nuevo modelo es exactamente eso.

Este asunto de los pasaportes es, pues, un ejemplo de lo que es la misión de los servidores públicos, del Estado, de cara a la ciudadanía. Se demuestra con acciones, con hechos alineados a las palabras.

* Ministro de Relaciones Exteriores

Por Luis Gilberto Murillo Urrutia*

 

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