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¿Está condicionada la infancia por el destino?

Columnista invitado EE: Orazio P Attanasio*, especial para El Espectador
04 de septiembre de 2023 - 05:01 p. m.

En dos columnas recientes, Rodrigo Uprimny e Isabel Segovia han analizado las reformas al sistema educativo propuestas por el gobierno Petro, incluida la enmienda constitucional para expandir la educación preescolar de manera que abarque los primeros años. Ambos artículos mencionan evidencia convincente sobre la importancia de la primera infancia en la conformación de la adultez.

Es evidente, sin lugar a dudas, que los primeros años juegan un papel central en el desarrollo humano, como lo sustentan, entre otras, las investigaciones del Premio Nobel Heckman. Las habilidades y capacidades adquiridas en edades tempranas sientan las bases para la adquisición de habilidades en la vida posterior: como dice Heckman: “las habilidades engendran habilidades”.

Además, se reconoce cada vez más que intervenciones de política bien diseñadas pueden mejorar el desarrollo en los primeros años. En consecuencia, las políticas que abordan la primera infancia cumplen un papel primordial en la mitigación de la desigualdad y en el fomento del desarrollo duradero, en la productividad posterior y, por lo tanto, tienen importantes beneficios para la sociedad en general. De hecho, las intervenciones que mejoran el desarrollo de los primeros años (en la cognición y en varias otras dimensiones) han demostrado ser una de las inversiones más rentables que tienen disponibles los gobiernos.

El compromiso del gobierno de ampliar progresivamente la cobertura preescolar hasta convertirla en obligatoria es, por lo tanto, encomiable y, como señala Uprimny, se basa en esfuerzos anteriores, como la política ‘De cero a siempre’. No obstante, al respaldar esta agenda, considero importante que el gobierno y los responsables políticos tengan en cuenta varias consideraciones cruciales.

En primer lugar, proporcionar recursos adicionales para financiar proyectos e intervenciones, nuevos o existentes, podría no ser suficiente. Estudios recientes en Colombia han demostrado que la calidad de las intervenciones en primera infancia es un determinante fundamental de su éxito. En particular, un estudio(1) mostró que la transformación de los Hogares Comunitarios en grandes y costosos Centros de Desarrollo Infantil tuvo impactos nulos o incluso negativos en varias dimensiones del desarrollo infantil. En contraste, otro estudio(2) reveló que proporcionar un currículo innovador y estructurado para los Hogares Comunitarios FAMI, junto con la capacitación de Madres Comunitarias, produjo resultados positivos a un costo razonable. Igualmente, un estudio muy reciente(3), que se publicará pronto en el prestigioso Journal of Political Economy, muestra que, si bien destinar recursos financieros sustanciales a los Hogares Infantiles existentes --utilizados principalmente para contratar nuevos asistentes de enseñanza-- no tiene impactos en el desarrollo infantil, agregar un programa de capacitación para maestros existentes (con un costo adicional mínimo --entre el 1 % y el 5 %--) sí tiene impactos positivos considerables.

La lección aprendida fundamental de las recientes intervenciones en primera infancia en Colombia y en otros lugares es que lograr una calidad a escala, aunque difícil, es fundamental para obtener resultados positivos. La infraestructura y el personal por sí solos no son suficientes sin una buena capacitación, sin un plan de estudios claro y objetivos de aprendizaje explícitos y sin una supervisión constructiva. Los primeros años requieren una infraestructura, en términos de contenido y organización, sustancialmente diferente de la de las escuelas primarias o preescolares. Ignorar esta lección corre el riesgo de desperdiciar recursos sustanciales y escasos y puede conducir, a largo plazo, a una reacción agresiva contra las iniciativas de la primera infancia.

En segundo lugar, las intervenciones para los primeros años a menudo buscan mejorar las prácticas de crianza y enseñanza, lo que requiere cambios en el comportamiento de individuos específicos, como padres y maestros. Para lograr tales cambios transformadores, las intervenciones de política deben ser aceptadas y asumidas por las comunidades donde se implementan. La participación y la apropiación de la comunidad son fundamentales para su éxito. Los responsables de la formulación de políticas deben proporcionar un contenido de calidad a las intervenciones y luego identificar los canales a través de los cuales estas intervenciones pueden ser adoptadas y gestionadas por sus receptores y beneficiarios.

En tercer lugar, teniendo en cuenta la importancia de la calidad a escala, el gobierno debe utilizar y mejorar la infraestructura existente para implementar y desplegar intervenciones efectivas. Colombia posee infraestructuras que podrían servir para este propósito. Los Hogares Comunitarios de Bienestar Familiar son un ejemplo notable. Si bien podrían mejorarse, estas estructuras conforman una sólida red de trabajadores de primera línea profundamente arraigados dentro de las comunidades que podrían aprovecharse de manera efectiva. En lugar de comenzar una nueva, los formuladores de políticas pueden utilizar esta infraestructura existente y mejorar su calidad, posiblemente a través de la capacitación del personal existente (4).

Cuarto, cualquier programa sostenible debe ser financieramente viable. Por lo tanto, el gobierno debe presentar un plan de financiamiento transparente. Al mismo tiempo, las intervenciones federales deben coordinarse con iniciativas del gobierno estatal y local, así como con ONG privadas. Esta coordinación es importante para la sostenibilidad financiera, pero también para mejorar la participación y la apropiación locales, que, como se mencionó anteriormente, son clave para el éxito.

Finalmente, y muy importante, el programa propuesto por el gobierno no se dirige a niños de cero a tres años de edad, un punto que destaca Segovia. Y, sin embargo, sabemos que los primeros 1.000 días son determinantes clave para el desarrollo posterior. Hay programas dirigidos a mejorar el desarrollo de los niños desfavorecidos que han sido probados y han demostrado ser efectivos a pequeña escala. Estudios recientes (acá, acá, acá y acá) han analizado la implementación en Colombia del célebre programa jamaicano Reach Up (5). Y estudios muy anteriores analizaron y mostraron la efectividad de intervenciones realizadas en Cali y Bogotá en la década de 1970(6). El gran desafío es implementar tales programas a escala a la vez que se mantiene su calidad. Aliento al gobierno a utilizar estas experiencias y el conocimiento acumulado de ellas para ampliar las intervenciones de calidad dirigidas a niños de cero a 3 años.

· Profesor de Economía en Yale University.


1- Orazio Attanasio, with R. Bernal, X. Peña and M. Vera-Hernandez: “The Effects of the Transition from Home-based Community Nurseries to Childcare Centers on Children in Colombia”, Early Childhood Research Quarterly, Vol 47 2nd Quarter 2019, Pages 418-431.

2- Orazio Attanasio, Helen Baker-Henningham, Raquel Bernal, Costas Meghir, Diana Pineda and Marta Rubio-Codina: “Early Stimulation and Nutrition: The Impacts of a Scalable Intervention” Journal of the European Economic Association, Vol. 20(4), 2022, pp. 1395–1432

3- Alison Andrews, Orazio Attanasio, Raquel Bernal, Lina Cardona, Sonya Krutikova, and Marta Rubio-Codina: (2023) “Preschool Quality and Child Development”, forthcoming in Journal of Political Economy.

4- Ver: R. Bernal: “The impact of a vocational education program for childcare providers on children’s well-being” Economics of Education Review, Vol 48, 2015, pp.165-83.

5- Ver: O. Attanasio, C. Fernández, E. Fitzsimons, S. M Grantham-McGregor, C. Meghir and M. Rubio-Codina: “Using the infrastructure of a conditional cash transfer programme to deliver a scalable integrated early child development programme in Colombia: a cluster randomised controlled trial”, British Medical Journal, 2014; 349:g5785; O. Attanasio, . Cattan, E. Fitzsimons, C. Meghir and M. Rubio-Codina: “Estimating the Production Function for Human Capital: Results from a Randomized Control Trial in Colombia”, American Economic Review, 2020, Vol. 110(1), pp. 48-85; Alison Andrews, Orazio Attanasio, Raquel Bernal, Lina Cardona, Sonya Krutikova, and Marta Rubio-Codina: (2023) “Preschool Quality and Child Development”, forthcoming in Journal of Political Economy; Orazio Attanasio, Helen Baker-Henningham, Raquel Bernal, Costas Meghir, Diana Pineda and Marta Rubio-Codina: “Early Stimulation and Nutrition: The Impacts of a Scalable Intervention” Journal of the European Economic Association, Vol. 20(4), 2022, pp. 1395–1432.

6- McKay, H., Sinisterra, L., McKay, A., Gomez, H., and Lloreda, P., “Improving Cognitive Ability in Chronically Deprived Children”, Science, vol. 200, no. 4339, pp. 270–278, 1978; Super CM, Herrera MG, Mora JO. Long-term effects of food supplementation and psychosocial intervention on the physical growth of Colombian infants at risk of malnutrition. Child Dev. 1990 Feb;61(1):29-49. PMID: 2307045.

Por Orazio P Attanasio*, especial para El Espectador

 

Atenas(06773)05 de septiembre de 2023 - 12:55 a. m.
Me limito a ver divagar, y cómo se extásian.
  • Octavio(cnp52)05 de septiembre de 2023 - 10:16 a. m.
    Divagar con propuesta concretas. ¿Son petristas los profesores de Yale?
Win(76151)04 de septiembre de 2023 - 06:00 p. m.
Extraño que no mencione los componentes “ sine quanon” para que la educación fructifique: el amor y la alimentación. El ICBF hace una gran tarea en este sentido: las profesoras son amorosas y los niños reciben medias nueve, almuerzo y “ el algo” antes de 4, además de educación en habilidades y destrezas motoras, motricidad gruesa y fina las que desarrollan el andamiaje intelectual para aprender.
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