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                                                                                                                                Estancamiento secular: aclaraciones necesarias

                                                                                                                                Por: Lawrence H. Summers *

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Stiglitz repite a conservadores como John Taylor al sugerir que la idea de estancamiento secular fue una doctrina fatalista inventada para ofrecer una excusa al mal desempeño económico durante los años de Obama. Lisa y llanamente, no es así. La teoría del estancamiento secular, propuesta por Alvin Hansen y que yo retomé, sostiene que después de una contracción pronunciada, puede ocurrir que el sector privado por sí solo no sea capaz de regresar al pleno empleo, lo que vuelve esencial la política pública. Considero que Stiglitz cree lo mismo, de modo que no entiendo sus ataques.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los integrantes del equipo económico de Obama creíamos que dada la gravedad de la situación económica, se necesitaba un estímulo de al menos 800 000 millones de dólares (y tal vez más). Los miembros del equipo político del nuevo presidente nos dijeron que un gran plan de estímulo con cifras cercanas al billón de dólares generaría temor en el sistema político, y nos pidieron proveerlo de la mayor validación posible. Así que procuramos alentar a diversos economistas, incluido Stiglitz, a que ofrecieran estimaciones más grandes del volumen de estímulo adecuado (como refleja un memorando informativo que preparé para Obama).

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                ¿Y qué decir del historial de regulación financiera del gobierno de Clinton? Visto en retrospectiva, es evidente que hubiera sido mejor que previéramos la necesidad de reformas como la de la Ley Dodd-Frank de 2010 y las hubiéramos podido aprobar con un Congreso controlado por los republicanos. Y ciertamente no previmos la crisis financiera que se produjo ocho años después de que dejamos el cargo. Tampoco anticipamos la proliferación de contratos de seguro contra impago después de 2000. Pero defendimos una reforma de las GSE y medidas que pusieran freno al crédito predatorio, que si las hubiera aprobado el Congreso, hubieran ayudado en gran medida a prevenir la acumulación de riesgos, antes de 2008.

                                                                                                                                No he visto ningún argumento causal convincente que vincule la derogación de normas incluidas en la ley Glass-Steagall con la crisis financiera. La observación de que la mayoría de las instituciones involucradas (Bear Stearns, Lehman Brothers, Fannie Mae, la Corporación Federal de Préstamos Hipotecarios o “Freddie Mac” –otra GSE–, AIG, WaMu y Wachovia) no estaban alcanzadas por esas normas pone en duda su centralidad. Es verdad que el Citi y el Bank of America tuvieron un papel central, pero las actividades que generaron mayores pérdidas estaban totalmente permitidas conforme a la ley Glass-Steagall. Y en sentidos importantes, la derogación de esas normas hizo posible resolver la crisis, al permitir la fusión del Bear Stearns con el JPMorgan Chase, y dar a Morgan Stanley y a Goldman acceso a la ventana de descuento de la Reserva Federal de los Estados Unidos, lo que evitó que se convirtieran en fuentes de riesgo sistémico.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El otro gran ataque al historial del gobierno de Clinton apunta a la desregulación en 2000 de los instrumentos financieros derivados. Visto en retrospectiva, desearía que no hubiéramos apoyado esa legislación. Pero en vista de la tendencia desreguladora extrema del gobierno del presidente George W. Bush, no parece creíble que este hubiera impuesto nuevas regulaciones importantes a los derivados si la ley de 2000 no hubiera existido, así que no estoy seguro de que nuestras decisiones hayan sido tan trascendentes. También es importante recordar que promovimos la ley de 2000 no por mero afán de desregular, sino para eliminar lo que los letrados del Tesoro, la Reserva Federal y la Comisión de Valores de los Estados Unidos veían como un riesgo sistémico emanado de la incertidumbre legal en torno de los contratos de derivados.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Más importante que cuestionar el pasado es pensar en el futuro. Aunque no coincidamos respecto de las decisiones políticas del pasado y el uso del término “estancamiento secular”, me alegra que un teórico eminente como Stiglitz esté de acuerdo con lo que pretendí recalcar al revivir esa teoría: que no podemos confiar exclusivamente en políticas de tipos de interés para garantizar el pleno empleo. Debemos pensar seriamente en políticas fiscales y en medidas estructurales que favorezcan un nivel sostenido y adecuado de demanda agregada.

                                                                                                                                * Lawrence H. Summers fue secretario del Tesoro de los Estados Unidos (1999‑2001), director del Consejo Económico Nacional de los Estados Unidos (2009‑2010) y presidente de la Universidad de Harvard (2001‑2006), de la que en la actualidad es profesor distinguido.
                                                                                                                                Project Syndicate 1995–2018

                                                                                                                                Por: Lawrence H. Summers *

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Stiglitz repite a conservadores como John Taylor al sugerir que la idea de estancamiento secular fue una doctrina fatalista inventada para ofrecer una excusa al mal desempeño económico durante los años de Obama. Lisa y llanamente, no es así. La teoría del estancamiento secular, propuesta por Alvin Hansen y que yo retomé, sostiene que después de una contracción pronunciada, puede ocurrir que el sector privado por sí solo no sea capaz de regresar al pleno empleo, lo que vuelve esencial la política pública. Considero que Stiglitz cree lo mismo, de modo que no entiendo sus ataques.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Los integrantes del equipo económico de Obama creíamos que dada la gravedad de la situación económica, se necesitaba un estímulo de al menos 800 000 millones de dólares (y tal vez más). Los miembros del equipo político del nuevo presidente nos dijeron que un gran plan de estímulo con cifras cercanas al billón de dólares generaría temor en el sistema político, y nos pidieron proveerlo de la mayor validación posible. Así que procuramos alentar a diversos economistas, incluido Stiglitz, a que ofrecieran estimaciones más grandes del volumen de estímulo adecuado (como refleja un memorando informativo que preparé para Obama).

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                ¿Y qué decir del historial de regulación financiera del gobierno de Clinton? Visto en retrospectiva, es evidente que hubiera sido mejor que previéramos la necesidad de reformas como la de la Ley Dodd-Frank de 2010 y las hubiéramos podido aprobar con un Congreso controlado por los republicanos. Y ciertamente no previmos la crisis financiera que se produjo ocho años después de que dejamos el cargo. Tampoco anticipamos la proliferación de contratos de seguro contra impago después de 2000. Pero defendimos una reforma de las GSE y medidas que pusieran freno al crédito predatorio, que si las hubiera aprobado el Congreso, hubieran ayudado en gran medida a prevenir la acumulación de riesgos, antes de 2008.

                                                                                                                                No he visto ningún argumento causal convincente que vincule la derogación de normas incluidas en la ley Glass-Steagall con la crisis financiera. La observación de que la mayoría de las instituciones involucradas (Bear Stearns, Lehman Brothers, Fannie Mae, la Corporación Federal de Préstamos Hipotecarios o “Freddie Mac” –otra GSE–, AIG, WaMu y Wachovia) no estaban alcanzadas por esas normas pone en duda su centralidad. Es verdad que el Citi y el Bank of America tuvieron un papel central, pero las actividades que generaron mayores pérdidas estaban totalmente permitidas conforme a la ley Glass-Steagall. Y en sentidos importantes, la derogación de esas normas hizo posible resolver la crisis, al permitir la fusión del Bear Stearns con el JPMorgan Chase, y dar a Morgan Stanley y a Goldman acceso a la ventana de descuento de la Reserva Federal de los Estados Unidos, lo que evitó que se convirtieran en fuentes de riesgo sistémico.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                * Lawrence H. Summers fue secretario del Tesoro de los Estados Unidos (1999‑2001), director del Consejo Económico Nacional de los Estados Unidos (2009‑2010) y presidente de la Universidad de Harvard (2001‑2006), de la que en la actualidad es profesor distinguido.
                                                                                                                                Project Syndicate 1995–2018

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