Por: Jonathan Malagón*
Esta semana anunciamos la habilitación de la hipoteca inversa en Colombia, un instrumento que convierte a la vivienda en un poderoso mecanismo de aseguramiento en la vejez. Además de ofrecer refugio, queremos que la vivienda tenga una funcionalidad adicional: la generación de un ingreso complementario para que la población mayor pueda vivir mejor, pueda aumentar su calidad de vida.
Esto es importante por varias razones. Mientras que en Colombia solo el 28 % de la población mayor de 65 años tiene una pensión, el 68 % es propietaria de una vivienda. Esto quiere decir, en la práctica, que al menos el 40 % de la población mayor tiene una casa, pero no una pensión. Sin embargo, tener una vivienda no necesariamente asegura una buena calidad de vida para los adultos mayores. Si bien algunos logran solventar sus gastos recurrentes gracias a la ayuda de sus familiares, muchos otros no tienen cómo pagar mes a mes los servicios públicos, los gastos de alimentación, la cuota de administración, los impuestos y demás.
Para estos últimos solo existen dos opciones, o vender su inmueble y administrar esos recursos para los gastos de arriendo, alimentación y subsistencia --con el alto riesgo de que los recursos resulten insuficientes--, o hipotecar su vivienda y entrar en un pago mensual para poder mantener la propiedad.
El Gobierno Nacional decidió habilitar una tercera opción, la figura de la hipoteca inversa, un instrumento que ha demostrado ser exitoso en más de 30 países en el mundo. A diferencia de una hipoteca tradicional, son las entidades financieras las que ahora les hacen los pagos a las familias. Se trata de una negociación privada pero regulada por el Estado en la que los hogares que deseen adquirir el instrumento recibirán una renta mensual de manera vitalicia amparada en la vivienda, disfrutando del inmueble hasta el último de sus días.
En todo caso, nuestro rol como Gobierno Nacional no solo consiste en la habilitación del producto sino en garantizar la protección de las familias, eso es lo más importante. Los hogares tendrán el derecho de conocer todos los parámetros con los que se calculó la renta mensual, absolutamente todas las condiciones del producto previo a su adquisición. Además, se realizará un avalúo independiente del inmueble y se tendrán mecanismos de protección en caso de muerte temprana del beneficiario. En ningún caso y bajo ninguna circunstancia se podrá exigir la vivienda antes del fallecimiento. El Gobierno Nacional protegerá siempre los derechos de los colombianos.
Permitir que sea el adulto mayor el que decida el destino de su patrimonio es una reivindicación a la libertad de elegir. De hecho, resulta irónico y hasta cierto punto incoherente que agendas que se hacen llamar liberales y progresistas vayan en contra de la libertad de elegir del ciudadano, uno de sus fundamentos por excelencia. Debe ser el adulto mayor el centro de la decisión y deber tener la mayor cantidad de alternativas. La hipoteca inversa es una de ellas.
* Ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio
Por: Jonathan Malagón*
Esta semana anunciamos la habilitación de la hipoteca inversa en Colombia, un instrumento que convierte a la vivienda en un poderoso mecanismo de aseguramiento en la vejez. Además de ofrecer refugio, queremos que la vivienda tenga una funcionalidad adicional: la generación de un ingreso complementario para que la población mayor pueda vivir mejor, pueda aumentar su calidad de vida.
Esto es importante por varias razones. Mientras que en Colombia solo el 28 % de la población mayor de 65 años tiene una pensión, el 68 % es propietaria de una vivienda. Esto quiere decir, en la práctica, que al menos el 40 % de la población mayor tiene una casa, pero no una pensión. Sin embargo, tener una vivienda no necesariamente asegura una buena calidad de vida para los adultos mayores. Si bien algunos logran solventar sus gastos recurrentes gracias a la ayuda de sus familiares, muchos otros no tienen cómo pagar mes a mes los servicios públicos, los gastos de alimentación, la cuota de administración, los impuestos y demás.
Para estos últimos solo existen dos opciones, o vender su inmueble y administrar esos recursos para los gastos de arriendo, alimentación y subsistencia --con el alto riesgo de que los recursos resulten insuficientes--, o hipotecar su vivienda y entrar en un pago mensual para poder mantener la propiedad.
El Gobierno Nacional decidió habilitar una tercera opción, la figura de la hipoteca inversa, un instrumento que ha demostrado ser exitoso en más de 30 países en el mundo. A diferencia de una hipoteca tradicional, son las entidades financieras las que ahora les hacen los pagos a las familias. Se trata de una negociación privada pero regulada por el Estado en la que los hogares que deseen adquirir el instrumento recibirán una renta mensual de manera vitalicia amparada en la vivienda, disfrutando del inmueble hasta el último de sus días.
En todo caso, nuestro rol como Gobierno Nacional no solo consiste en la habilitación del producto sino en garantizar la protección de las familias, eso es lo más importante. Los hogares tendrán el derecho de conocer todos los parámetros con los que se calculó la renta mensual, absolutamente todas las condiciones del producto previo a su adquisición. Además, se realizará un avalúo independiente del inmueble y se tendrán mecanismos de protección en caso de muerte temprana del beneficiario. En ningún caso y bajo ninguna circunstancia se podrá exigir la vivienda antes del fallecimiento. El Gobierno Nacional protegerá siempre los derechos de los colombianos.
Permitir que sea el adulto mayor el que decida el destino de su patrimonio es una reivindicación a la libertad de elegir. De hecho, resulta irónico y hasta cierto punto incoherente que agendas que se hacen llamar liberales y progresistas vayan en contra de la libertad de elegir del ciudadano, uno de sus fundamentos por excelencia. Debe ser el adulto mayor el centro de la decisión y deber tener la mayor cantidad de alternativas. La hipoteca inversa es una de ellas.
* Ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio