Cero y van tres veces que el Ministro de Salud Alejandro Gaviria decide enfrentarse a la industria farmacéutica para exigir la reducción de los precios de medicamentos y así proteger el derecho fundamental a la salud de los colombianos. Como en la famosa serie de televisión Juego de Tronos, la saga de los precios de medicamentos acumula taquilleras temporadas en las que corre sangre, se cortan cabezas, hay cambios de bando y altas traiciones. La tercera temporada nos presenta un reto a una patente y la posible declaratoria de interés publico del Glivec (Imatinib), un medicamento de la compañía suiza Novartis para la leucemia mieloide crónica.
Como en las primeras dos temporadas, en la batalla por la patente de Glivec la industria farmacéutica decidió usar dos trilladas estrategias de guerra. La primera es la de la amenaza comercial. En este caso la estrategia consiste en decir que, de declararse el interés público, Colombia estaría violando acuerdos comerciales y de inversión, ahuyentando de esta manera la inversión extranjera. La segunda estrategia es la de dividir para reinar. En este caso la estrategia consiste en propiciar discordias al interior del gobierno a través del Ministerio de Comercio y la Superintendencia de Industria y Comercio, a quienes se invoca para que pongan en orden al desbocado Ministerio de Salud.
Lo que no parece tener claro la industria farmacéutica es que esas estrategias no funcionaron en las primeras dos temporadas de este Juego de Tronos por dos razones principales. Por un lado, el objetivo de las políticas regulatorias de Minsalud en este tema es legítimo y loable porque busca garantizar el acceso de la población a medicamentos de calidad a precios justos, como lo establece el Conpes 155 de 2012 de Política Farmacéutica Nacional (PFN). Por otro lado, en el proceso de implementación de la PFN Minsalud ha logrado mucho más que sacar adelante políticas regulatorias. Ha logrado que el gobierno cierre filas y resista múltiples presiones comerciales. El Ministerio, en cabeza de Gaviria, también ha logrado aumentar considerablemente el rating del tema de los medicamentos, poniéndolo en el centro del debate público. Para ilustrar este punto recordemos las dos temporadas anteriores.
La primera temporada nos trajo la batalla de Minsalud por la regulación de precios de medicamentos. En ese entonces se comprobó que los precios de los medicamentos en Colombia estaban (y muchos siguen estando) muy por encima de los de otros países, incluso los más desarrollados. La solución fue regular los precios usando otros países como referencia, a lo cual inicialmente se opuso la industria farmacéutica tanto nacional como multinacional. Corrió mucha tinta, se profirieron múltiples amenazas comerciales, pero el gobierno cerró filas y la regulación salió adelante. ¿Y el rating? Disparado. De un promedio de 54 artículos anuales publicados sobre el tema en los principales 7 medios escritos del país entre 2004 y 2009, se pasó a un promedio de 153 por año entre 2010 y 2015.
En la segunda temporada de este Juego de Tronos Minsalud se la jugó por un decreto para establecer los criterios que regularán el registro de medicamentos biológicos. El decreto tenía el firme propósito de promover la competencia en ese mercado. Los detractores, que no solo incluían a la industria farmacéutica de investigación sino a algunos médicos y pacientes, usaron toda su artillería en contra de esta nueva iniciativa. Cartas fueron y vinieron; de nuevo se profirieron sendas amenazas comerciales. Pero el gobierno no se dejó amedrentar y al final el decreto salió adelante, no sin antes tumbar algunas cabezas. ¿Y el rating? De nuevo disparado. Esta vez, de un total de 6 artículos publicados sobre el tema entre 2004 y 2010 se pasó a 151 artículos publicados entre 2010 y 2015.
Con esos antecedentes yo pronostico una tercera temporada muy movida. Como en las primeras dos temporadas parece que, a pesar de la oprobiosa oposición, los intereses de la salud pública prevalecerán sobre los intereses comerciales.
* Profesora del Cider de la Universidad de los Andes
Cero y van tres veces que el Ministro de Salud Alejandro Gaviria decide enfrentarse a la industria farmacéutica para exigir la reducción de los precios de medicamentos y así proteger el derecho fundamental a la salud de los colombianos. Como en la famosa serie de televisión Juego de Tronos, la saga de los precios de medicamentos acumula taquilleras temporadas en las que corre sangre, se cortan cabezas, hay cambios de bando y altas traiciones. La tercera temporada nos presenta un reto a una patente y la posible declaratoria de interés publico del Glivec (Imatinib), un medicamento de la compañía suiza Novartis para la leucemia mieloide crónica.
Como en las primeras dos temporadas, en la batalla por la patente de Glivec la industria farmacéutica decidió usar dos trilladas estrategias de guerra. La primera es la de la amenaza comercial. En este caso la estrategia consiste en decir que, de declararse el interés público, Colombia estaría violando acuerdos comerciales y de inversión, ahuyentando de esta manera la inversión extranjera. La segunda estrategia es la de dividir para reinar. En este caso la estrategia consiste en propiciar discordias al interior del gobierno a través del Ministerio de Comercio y la Superintendencia de Industria y Comercio, a quienes se invoca para que pongan en orden al desbocado Ministerio de Salud.
Lo que no parece tener claro la industria farmacéutica es que esas estrategias no funcionaron en las primeras dos temporadas de este Juego de Tronos por dos razones principales. Por un lado, el objetivo de las políticas regulatorias de Minsalud en este tema es legítimo y loable porque busca garantizar el acceso de la población a medicamentos de calidad a precios justos, como lo establece el Conpes 155 de 2012 de Política Farmacéutica Nacional (PFN). Por otro lado, en el proceso de implementación de la PFN Minsalud ha logrado mucho más que sacar adelante políticas regulatorias. Ha logrado que el gobierno cierre filas y resista múltiples presiones comerciales. El Ministerio, en cabeza de Gaviria, también ha logrado aumentar considerablemente el rating del tema de los medicamentos, poniéndolo en el centro del debate público. Para ilustrar este punto recordemos las dos temporadas anteriores.
La primera temporada nos trajo la batalla de Minsalud por la regulación de precios de medicamentos. En ese entonces se comprobó que los precios de los medicamentos en Colombia estaban (y muchos siguen estando) muy por encima de los de otros países, incluso los más desarrollados. La solución fue regular los precios usando otros países como referencia, a lo cual inicialmente se opuso la industria farmacéutica tanto nacional como multinacional. Corrió mucha tinta, se profirieron múltiples amenazas comerciales, pero el gobierno cerró filas y la regulación salió adelante. ¿Y el rating? Disparado. De un promedio de 54 artículos anuales publicados sobre el tema en los principales 7 medios escritos del país entre 2004 y 2009, se pasó a un promedio de 153 por año entre 2010 y 2015.
En la segunda temporada de este Juego de Tronos Minsalud se la jugó por un decreto para establecer los criterios que regularán el registro de medicamentos biológicos. El decreto tenía el firme propósito de promover la competencia en ese mercado. Los detractores, que no solo incluían a la industria farmacéutica de investigación sino a algunos médicos y pacientes, usaron toda su artillería en contra de esta nueva iniciativa. Cartas fueron y vinieron; de nuevo se profirieron sendas amenazas comerciales. Pero el gobierno no se dejó amedrentar y al final el decreto salió adelante, no sin antes tumbar algunas cabezas. ¿Y el rating? De nuevo disparado. Esta vez, de un total de 6 artículos publicados sobre el tema entre 2004 y 2010 se pasó a 151 artículos publicados entre 2010 y 2015.
Con esos antecedentes yo pronostico una tercera temporada muy movida. Como en las primeras dos temporadas parece que, a pesar de la oprobiosa oposición, los intereses de la salud pública prevalecerán sobre los intereses comerciales.
* Profesora del Cider de la Universidad de los Andes