¿La pandemia le costara la Casa Blanca a Trump?
Por Miguel Villa Uribe
Cada vez que Donald J. Trump abre la boca pensamos si esta vez sí le costará la reelección. Y es que con Donald no hay medias tintas, o lo amas, o lo odias, y parece ser que ese perfecto balance le ha servido para mantenerse tremendamente popular en su país, ya sea para bien o para mal. Él no pide excusas, es políticamente incorrecto y se lanza contra cualquiera que se ponga en su camino sin hesitar. él es la viva representación de la fuerza americana.
Por un lado tenemos el pueblo estadounidense que lo aclama por su discurso de “America first” el cual los llena de confianza al tener un gobernante del lado suyo que lo deja todo en el campo de batalla por su bienestar, y eso lo podemos ver no solo en EE. UU, sino en el mundo entero; a donde viaje Trump pide una hamburguesa y habla siempre de la grandeza de su país. Al contrario a lo que hacia su antecesor Barack Obama, que trataba de integrarse a donde llegaba y se excusaba por lo que fuera de EE. UU, sin duda más diplomático, pero no tan aclamado por sus coterráneos en ese sentido.
Del mismo lado encontramos a los empresarios americanos. Nadie ha sacado más provecho de esta presidencia que ellos; Donald los cuida como el motor de la economía, y hasta se fue a una guerra comercial con la República Popular China para beneficiar sus industrias; ya si miramos en términos económicos, es innegable que su plan trabajo funciona, gracias al cual, antes de la pandemia, EE. UU. gozaba de un crecimiento sin precedentes en Wall Street.
Por otro lado, tenemos su archienemigo: los medios de comunicación, con los cuales ha casado una pelea a muerte desde el primer momento de su campaña, haciendo ataques directos y en especial a CNN, The New York Times y los medios latinos como Univisión. Ellos son parte de su plan. Es insólito que una sola persona pueda desprestigiar a medios tan serios como estos, pero lo logró y estos medios han caído en su trampa atacándolo cada vez que pueden.
Es innegable que semana a semana Trump se encuentra enfrascado en una batalla campal con cada una de sus decisiones, habitualmente polémicas, y que de una forma u otra siempre resulta victorioso, porque, aunque parezca que sus decisiones son impulsivas e insensatas, todas cuentan con alto grado de precisión política para su beneficio; esto se ha vuelto una costumbre de las facciones políticas extremistas, ya que son altamente populares, a la gente le gusta oír de qué lado están sus gobernantes. Pero, ¿será que el mal manejo de la crisis sanitaria le costará la reelección en esta recta final?
En cuanto al manejo de la pandemia, ha sido muy controversial, por decir lo menos, desde su grandísimo ego (o exceso de confianza dirían algunos). Arrancó por decir que todo esto del coronavirus era solo otro intento para dañar su campaña presidencial; después, que solo era una gripa y que no iba a ser grave para el país, seguido de que el sistema de salud y los americanos estaban perfectamente preparados para recibir lo que fuera. Y, bueno, demás cuantiosos pronunciamientos absurdos a los que ya estamos acostumbrados por parte de él y de su equipo.
Ya cuando las cosas empezaron a empeorar en EE. UU. y Donald se vio contra la pared, sacó todo su arsenal de guerra para contrarrestar el daño a su imagen, el cual se compone de dos elementos: primero, desprestigiar a quien sea necesario para disuadir la atención de él, y enfocando toda la atención del virus hacia China, hasta el punto de referirse al COVID-19 como el “virus chino”. Dentro de EE. UU. lo hace designando culpabilidad a los gobernadores, quienes en gran medida se han visto en contra de sus decisiones, haciendo cuarentenas obligatorias y que al final, al mismo presidente le ha tocado soportar, pero no sin antes soltar unos dardos, como escribir en redes sociales ¡liberen los Estados! Otro que no se salvó de sus ataques fue la Organización Mundial de la Salud (OMS), a quien le suspendió completamente sus aportes con el pretexto de que la propagación de la pandemia en su país se debía al mal manejo de la contingencia por parte de la misma. Hecho que es gravísimo para la OMS, ya que EE. UU. es el mayor contribuyente de esta organización, y que si en algún momento es importante esta organización para el mundo, es ahora.
La segunda parte de su arsenal es inyectar dinero a la economía. Atiende las necesidades más básicas de las personas en esta recesión económica, por mantener una gran mayoría del comercio cerrado. Por lo que ha conseguido en el Senado las astronómicas sumas de dinero para recuperar la economía, sin precedentes. Esto, aunque uno no crea, solo lo hace más popular dentro de sus votantes; el cálculo político de Trump es milimétrico. Uno diría, con esta sí pierde las elecciones, pero vuelve y queda bien parado en su trono, como siempre.
Todavía falta algunos meses para las elecciones más anticipadas de la historia en EE. UU. Básicamente se está hablando de estas elecciones desde el día en que quedó elegido como presidente. Y a estas alturas parece ser que todo es un tema de “timing”, de ver cómo se va desarrollando la pandemia, y si su plan de recuperación económica es verdaderamente efectivo. Desde mi perspectiva considero que, de una forma u otra, Trump va a encontrar la forma para aprovechar toda esta situación y verse favorecido al final de la contienda electoral, y veremos otros cuatro años de Donald en la Casa Blanca.
Por Miguel Villa Uribe
Cada vez que Donald J. Trump abre la boca pensamos si esta vez sí le costará la reelección. Y es que con Donald no hay medias tintas, o lo amas, o lo odias, y parece ser que ese perfecto balance le ha servido para mantenerse tremendamente popular en su país, ya sea para bien o para mal. Él no pide excusas, es políticamente incorrecto y se lanza contra cualquiera que se ponga en su camino sin hesitar. él es la viva representación de la fuerza americana.
Por un lado tenemos el pueblo estadounidense que lo aclama por su discurso de “America first” el cual los llena de confianza al tener un gobernante del lado suyo que lo deja todo en el campo de batalla por su bienestar, y eso lo podemos ver no solo en EE. UU, sino en el mundo entero; a donde viaje Trump pide una hamburguesa y habla siempre de la grandeza de su país. Al contrario a lo que hacia su antecesor Barack Obama, que trataba de integrarse a donde llegaba y se excusaba por lo que fuera de EE. UU, sin duda más diplomático, pero no tan aclamado por sus coterráneos en ese sentido.
Del mismo lado encontramos a los empresarios americanos. Nadie ha sacado más provecho de esta presidencia que ellos; Donald los cuida como el motor de la economía, y hasta se fue a una guerra comercial con la República Popular China para beneficiar sus industrias; ya si miramos en términos económicos, es innegable que su plan trabajo funciona, gracias al cual, antes de la pandemia, EE. UU. gozaba de un crecimiento sin precedentes en Wall Street.
Por otro lado, tenemos su archienemigo: los medios de comunicación, con los cuales ha casado una pelea a muerte desde el primer momento de su campaña, haciendo ataques directos y en especial a CNN, The New York Times y los medios latinos como Univisión. Ellos son parte de su plan. Es insólito que una sola persona pueda desprestigiar a medios tan serios como estos, pero lo logró y estos medios han caído en su trampa atacándolo cada vez que pueden.
Es innegable que semana a semana Trump se encuentra enfrascado en una batalla campal con cada una de sus decisiones, habitualmente polémicas, y que de una forma u otra siempre resulta victorioso, porque, aunque parezca que sus decisiones son impulsivas e insensatas, todas cuentan con alto grado de precisión política para su beneficio; esto se ha vuelto una costumbre de las facciones políticas extremistas, ya que son altamente populares, a la gente le gusta oír de qué lado están sus gobernantes. Pero, ¿será que el mal manejo de la crisis sanitaria le costará la reelección en esta recta final?
En cuanto al manejo de la pandemia, ha sido muy controversial, por decir lo menos, desde su grandísimo ego (o exceso de confianza dirían algunos). Arrancó por decir que todo esto del coronavirus era solo otro intento para dañar su campaña presidencial; después, que solo era una gripa y que no iba a ser grave para el país, seguido de que el sistema de salud y los americanos estaban perfectamente preparados para recibir lo que fuera. Y, bueno, demás cuantiosos pronunciamientos absurdos a los que ya estamos acostumbrados por parte de él y de su equipo.
Ya cuando las cosas empezaron a empeorar en EE. UU. y Donald se vio contra la pared, sacó todo su arsenal de guerra para contrarrestar el daño a su imagen, el cual se compone de dos elementos: primero, desprestigiar a quien sea necesario para disuadir la atención de él, y enfocando toda la atención del virus hacia China, hasta el punto de referirse al COVID-19 como el “virus chino”. Dentro de EE. UU. lo hace designando culpabilidad a los gobernadores, quienes en gran medida se han visto en contra de sus decisiones, haciendo cuarentenas obligatorias y que al final, al mismo presidente le ha tocado soportar, pero no sin antes soltar unos dardos, como escribir en redes sociales ¡liberen los Estados! Otro que no se salvó de sus ataques fue la Organización Mundial de la Salud (OMS), a quien le suspendió completamente sus aportes con el pretexto de que la propagación de la pandemia en su país se debía al mal manejo de la contingencia por parte de la misma. Hecho que es gravísimo para la OMS, ya que EE. UU. es el mayor contribuyente de esta organización, y que si en algún momento es importante esta organización para el mundo, es ahora.
La segunda parte de su arsenal es inyectar dinero a la economía. Atiende las necesidades más básicas de las personas en esta recesión económica, por mantener una gran mayoría del comercio cerrado. Por lo que ha conseguido en el Senado las astronómicas sumas de dinero para recuperar la economía, sin precedentes. Esto, aunque uno no crea, solo lo hace más popular dentro de sus votantes; el cálculo político de Trump es milimétrico. Uno diría, con esta sí pierde las elecciones, pero vuelve y queda bien parado en su trono, como siempre.
Todavía falta algunos meses para las elecciones más anticipadas de la historia en EE. UU. Básicamente se está hablando de estas elecciones desde el día en que quedó elegido como presidente. Y a estas alturas parece ser que todo es un tema de “timing”, de ver cómo se va desarrollando la pandemia, y si su plan de recuperación económica es verdaderamente efectivo. Desde mi perspectiva considero que, de una forma u otra, Trump va a encontrar la forma para aprovechar toda esta situación y verse favorecido al final de la contienda electoral, y veremos otros cuatro años de Donald en la Casa Blanca.