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Realidad o ficción en Cayo Serrana: tras el mito de Pedro Serrano

Columnista invitado EE: William Gomez Pretel, PhD. *
03 de octubre de 2024 - 03:00 p. m.

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Recientemente, se publicó una columna en este diario titulada Serrana y Serrano, que refuerza la idea de que el nombre del Cayo Serrana proviene del naufragio de Pedro Serrano en 1528, quien supuestamente sobrevivió ocho años en la isla hasta ser rescatado. Sin embargo, un estudio de la revista científica norteamericana Journal of Maritime Archaeology, titulado Shipwrecks in the Western Caribbean: Archipelago of San Andres, Old Providence, and Santa Catalina: Between Narratives and Hurricanes (Naufragios en el Caribe occidental: entre Narrativas y Huracanes), cuestiona esta afirmación. Según el estudio, la historia del naufragio de Serrano es más ficticia que histórica y se ha distorsionado con el tiempo.

El estudio revisa fuentes clásicas como los Comentarios Reales de los Incas (1609) de Garcilaso de la Vega y la Relación de lo que hizo Maestre Juan (1782), que narran cómo Serrano (o maestre Juan) sobrevivió en condiciones extremas tras un naufragio provocado por un huracán. Ambas fuentes describen la falta de agua potable y leña, así como el clima hostil, marcado por un sol inclemente y tormentas tropicales, lo cual pone en duda la posibilidad de supervivencia en un entorno tan adverso.

El análisis revela cómo las narrativas de naufragios y huracanes del Caribe diluyen la frontera entre ficción y realidad, complicando su autenticidad. Por ejemplo, el relato de Juan, similar al de Serrano, incluye detalles difíciles de verificar. Además, el estudio establece conexiones con otras narrativas, como la de Remarkable Providences (1684) del clérigo Increase Mather, que cuenta cómo un náufrago sobrevivió en Cayo Roncador durante años, alimentándose de peces y agua de lluvia, hasta ser rescatado por un barco holandés que lo llevó a la Isla de Providencia en 1638. Esta interconexión resalta cómo las historias de náufragos en el Caribe han sido adornadas y transformadas a lo largo del tiempo.

El artículo también menciona casos más recientes, como el abandono de trabajadores de guano en Cayo Roncador en 1892, quienes fueron encontrados muertos por la marina británica meses después, resaltando las condiciones extremas de supervivencia en los cayos. Estas situaciones se reflejan en los relatos de sobrevivientes de naufragios en el Archipiélago (considerado una trampa para barcos), quienes describieron su experiencia como “miserable”.

Entre ellos se encuentra la goleta estadounidense Charming Sally, naufragada en Cayo Serrana en 1816 al intentar romper el bloqueo del general Pablo Morillo a Cartagena, y un bergantín que naufragó en Cayo Serranilla en 1851, cuyos sobrevivientes fueron rescatados días después por la marina británica. También el caso del vapor Golden Rule, que naufragó en Roncador en 1865 con 600 pasajeros. Tras semanas varados, los sobrevivientes describieron su experiencia como aterradora.

Otro aspecto clave del estudio es la existencia de un mapa llamado Carta Universal de 1527, conservado en la biblioteca de Weimar (Alemania), que mencionaba el nombre “La Serrana” para la isla antes del supuesto naufragio de Pedro Serrano en 1528. Aunque anónimo, el mapa se atribuye a cosmógrafos de Sevilla o a Diego Ribeiro. El estudio sugiere, sin embargo, que el cayo pudo haber sido nombrado en honor a los hermanos Serrano, quienes participaron en la expedición de Magallanes.

El fallecido intelectual colombiano José Agustín Blanco apoyaba esta teoría, argumentando que el nombre del cayo no está directamente relacionado con Pedro Serrano, debilitando aún más esa idea. Además, el artículo afirma que no hay pruebas sólidas de la existencia de un huracán en 1528, ya que no se han encontrado fuentes primarias que lo confirmen. Esto no solo pone en duda el naufragio, sino también las condiciones meteorológicas y oceanográficas descritas en las narrativas, que han llevado a clasificar el supuesto huracán como un hecho real.

Finalmente, aunque las historias de naufragios y huracanes han dejado una profunda huella en la literatura caribeña, como se aprecia en La Serrana: leyenda histórica de Manuel Uribe Ángel (1886-87), el estudio concluye que muchos de estos relatos provienen de fuentes secundarias o son obras de ficción. La veracidad de la historia de Serrano y la idea de que el Cayo Serrana lleva su nombre parecen más un mito literario que un hecho histórico.

* Korea Maritime and Ocean University.

Por William Gomez Pretel, PhD. *

 

haji(3766)03 de octubre de 2024 - 04:41 p. m.
que buena la aclaración.
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