Mientras la guerra arde ha surgido un nuevo interrogante entre los miembros de la OTAN en torno al apoyo militar a Ucrania: entregarle o no al presidente Zelensky los potentes tanques de combate que ha solicitado.
El domingo pasado, en el marco de la cumbre entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, para celebrar los 60 años del Tratado del Elíseo —22 de enero de 1963— y limar recientes asperezas en materia energética, Macron no pudo evadir el asunto durante la conferencia de prensa: “Nada ha sido excluido”, sostuvo haciendo alusión a los tanques franceses Leclerc.
Precisó, sin embargo, que una eventual decisión en ese sentido sería tomada con base en tres criterios: “que ello no genere una escalada, que se traduzca en un apoyo real y eficaz para Ucrania y que la capacidad de defensa de Francia no se vea debilitada”.
Cabe subrayar que durante los últimos días también ha habido agitación alrededor de los tanques de combate alemanes Leopard 2, “reconocidos mundialmente” y numerosos en el continente europeo, según medios franceses tales como BFMTV.
Al respecto, Alemania ha dejado saber que solo consideraría entregarle tanques Leopard 2 a Ucrania si Estados Unidos hace lo propio con sus Abrams. Queda claro que Alemania teme quedar excesivamente expuesto en este asunto y prefiere que una decisión de esta naturaleza sea colectiva e involucre también a su aliado militar más poderoso: Estados Unidos.
(Puede actualizar con: Alemania da luz verde a enviar tanques Leopard a Ucrania, ¿influye en la guerra?)
No sobra agregar que Polonia, país traumatizado por la era soviética, cuenta con tanques Leopard 2 comprados a Alemania y podría entregarle algunos a Ucrania, según ciertos analistas, a pesar de restricciones que se lo impiden, tales como necesitar una autorización alemana —país fabricante— para poder hacerlo.
Lo cierto es que tres aspectos principales en torno a este asunto tienen reflexionando a los miembros de la OTAN: algunos temen que las entregas de tanques de combate puedan cerrar definitivamente la ya maltrecha posibilidad de diálogo entre las partes, otros consideran que ceder ante esta solicitud abriría la llave para que Ucrania pida posteriormente aeronaves de combate y finalmente temen que ello se traduzca en una escalada sin retorno.
La eventual entrega de tanques de combate a Ucrania no es un asunto menor y puede agudizar la guerra, el mundo entero debería contener la respiración en este momento.
Mientras la guerra arde ha surgido un nuevo interrogante entre los miembros de la OTAN en torno al apoyo militar a Ucrania: entregarle o no al presidente Zelensky los potentes tanques de combate que ha solicitado.
El domingo pasado, en el marco de la cumbre entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, para celebrar los 60 años del Tratado del Elíseo —22 de enero de 1963— y limar recientes asperezas en materia energética, Macron no pudo evadir el asunto durante la conferencia de prensa: “Nada ha sido excluido”, sostuvo haciendo alusión a los tanques franceses Leclerc.
Precisó, sin embargo, que una eventual decisión en ese sentido sería tomada con base en tres criterios: “que ello no genere una escalada, que se traduzca en un apoyo real y eficaz para Ucrania y que la capacidad de defensa de Francia no se vea debilitada”.
Cabe subrayar que durante los últimos días también ha habido agitación alrededor de los tanques de combate alemanes Leopard 2, “reconocidos mundialmente” y numerosos en el continente europeo, según medios franceses tales como BFMTV.
Al respecto, Alemania ha dejado saber que solo consideraría entregarle tanques Leopard 2 a Ucrania si Estados Unidos hace lo propio con sus Abrams. Queda claro que Alemania teme quedar excesivamente expuesto en este asunto y prefiere que una decisión de esta naturaleza sea colectiva e involucre también a su aliado militar más poderoso: Estados Unidos.
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No sobra agregar que Polonia, país traumatizado por la era soviética, cuenta con tanques Leopard 2 comprados a Alemania y podría entregarle algunos a Ucrania, según ciertos analistas, a pesar de restricciones que se lo impiden, tales como necesitar una autorización alemana —país fabricante— para poder hacerlo.
Lo cierto es que tres aspectos principales en torno a este asunto tienen reflexionando a los miembros de la OTAN: algunos temen que las entregas de tanques de combate puedan cerrar definitivamente la ya maltrecha posibilidad de diálogo entre las partes, otros consideran que ceder ante esta solicitud abriría la llave para que Ucrania pida posteriormente aeronaves de combate y finalmente temen que ello se traduzca en una escalada sin retorno.
La eventual entrega de tanques de combate a Ucrania no es un asunto menor y puede agudizar la guerra, el mundo entero debería contener la respiración en este momento.