De David Racero sobre María Fernanda Cabal
David Racero
“Invitamos a líderes políticos de diversas orillas y a nuestros columnistas a reconocer algo valioso en aquellos con quienes usualmente están en desacuerdo e, incluso, en confrontación. (...) En la política se combaten ideas, no personas”. Editorial El Espectador (22-12-2024)
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“Invitamos a líderes políticos de diversas orillas y a nuestros columnistas a reconocer algo valioso en aquellos con quienes usualmente están en desacuerdo e, incluso, en confrontación. (...) En la política se combaten ideas, no personas”. Editorial El Espectador (22-12-2024)
DE: David Racero, representante a la cámara del Pacto Histórico
PARA: María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático
En cualquier enfrentamiento, de la naturaleza que sea, distinguir al contrincante es algo que siempre se agradece. No hay mayor peligro que un opositor que se disfraza de neutral o de aliado para alistar la emboscada. En el escenario político, quizá como en ningún otro, la traición se asoma en los ojos de muchos, pero no en los de María Fernanda Cabal.
Hemos tenido un par de choques, políticos e incluso judiciales, pero nunca se ha visto afectada la cordialidad y el respeto entre nosotros. Le admiro, con sinceridad, esa convicción con que defiende aquello en lo que cree. Siento que es su mayor virtud, pero a la vez creo que es su flanco más vulnerable. Un demócrata siempre debe estar dispuesto a ceder ante el mejor argumento, y eso no puede ser visto como una incoherencia o debilidad, sino como un gesto de elemental sensatez.
No me pierdo sus salidas en público. Es una gran comunicadora, tiene una capacidad sobresaliente para transmitir mensajes al país y para dirigir la agenda pública nacional. Sus comunicaciones, siempre polémicas y contundentes, suelen generar un tsunami en la opinión pública y ponen sobre la mesa aquellos debates sobre temas límite que son, en últimas, la razón de ser de la política. En sus entrevistas hace gala de una chispa que solo habita en mentes ágiles y preparadas, y su humor mordaz no pierde oportunidad para sacarme una sonrisa… incluso cuando somos el objeto del chiste. Si tienes un domingo gris, y no hay nada interesante en la televisión o en la radio, les recomiendo esas entrevistas de Santiago Moure y Martín de Francisco con la Cabal, si eso no te cambia el ánimo, siempre queda ir al psicólogo.
Ha construido una marca. Hablar de la Cabal es hablar de fortaleza de mujer, de convicción, de carácter, de polémica, de defender una visión de país de la que, aunque me separa un abismo insalvable, es coherente y legítima. Su postura frentera enriquece la deliberación democrática y nos obliga a responder cada día con más elementos de juicio, con más claridad, con una propuesta de país distinta y, sobre todo, con la altura suficiente para estimular una nueva lógica de paz en las discusiones públicas.
Soy un enamorado de Cali, de su espíritu y su gente, me encanta bailar y aunque soy de origen costeño la salsa me fascina tanto como el vallenato. Me hubiese encantado conocer a la Cabal hace unas décadas y habitar esa Cali sabrosa y trágica a la que tanto le debe este país. Estoy seguro de que muchas disputas se desvanecen en el aire al son de un vinilo del Grupo Niche. También sé que es asistente puntual al Festival Vallenato, y son famosas en el Valle las festividades que organizan con su familia. Ojalá algún día podamos coincidir, quizá la música haga lo que la política no ha logrado.
Estoy seguro de que vendrán tiempos mejores, estamos trabajando para ello. Sé de la disposición honesta de María Fernanda Cabal y su familia para lograr la paz del país, y es algo que valoramos y agradecemos de corazón. Me siento orgulloso de poder compartir espacios democráticos de deliberación con mujeres perseverantes y firmes como María Fernanda Cabal, pues estoy convencido de que quienes depositaron su confianza en ella no se han sentido defraudados.
A María Fernanda, la Cabal, un abrazo sincero. Ya lo dice la canción: las caleñas son como las flores.
Atentamente,
El progre, David Racero
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