De Juan Daniel Oviedo sobre Gustavo Bolívar
Juan Daniel Oviedo
“Invitamos a líderes políticos de diversas orillas y a nuestros columnistas a reconocer algo valioso en aquellos con quienes usualmente están en desacuerdo e, incluso, en confrontación. (...) En la política se combaten ideas, no personas”. Editorial El Espectador (22-12-2024)
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“Invitamos a líderes políticos de diversas orillas y a nuestros columnistas a reconocer algo valioso en aquellos con quienes usualmente están en desacuerdo e, incluso, en confrontación. (...) En la política se combaten ideas, no personas”. Editorial El Espectador (22-12-2024)
DE: Juan Daniel Oviedo, concejal de Bogotá
PARA: Gustavo Bolívar, director del Departamento de Prosperidad Social
Gustavo Bolívar como candidato a la Alcaldía Mayor de Bogotá fue mi contrincante directo. De hecho, el alcalde Galán, Gustavo Bolívar y yo estuvimos siempre en los tres primeros lugares de las encuestas. Nuestras miradas sobre las soluciones que requiere la ciudad se distancian bastante. Sus posturas buscan más apegarse a su ideología que a resolver de forma pragmática los problemas que percibimos en nuestra cotidianidad. También veo en sus intervenciones una tendencia a polarizar la sociedad, lo cual nos aleja de concentrarnos en la obtención de soluciones a nuestras problemáticas socioeconómicas, las cuales evidentemente no tienen color o sesgo político. No estuve de acuerdo con su decisión de dejar de asistir a los debates políticos durante la campaña del año pasado. En la democracia se puede estar en desacuerdo, en el debate democrático se puede ganar o perder, pero “levantarse de la mesa” es algo muy inadecuado: es una forma de desconocer y descalificar a los contrincantes.
A pesar de la distancia entre nuestras posiciones y formas de hacer política, reconozco en Gustavo un gesto noble, caballeroso, justo y generoso hacia mí y hacia nuestra campaña. Cuando mi candidatura estuvo en entredicho y se dijo que el Consejo Nacional Electoral la iba a inhabilitar, Gustavo Bolívar fue el primero que levantó públicamente la voz para solicitar a las autoridades la no inhabilitación por una causa que él veía injusta (tal y como lo era). Además, se pronunció diciendo que mi presencia en la carrera por la Alcaldía enriquecía el debate. Es un gesto que me conmovió y que valoro, porque hacer esto con un opositor directo, en medio de una disputa electoral, contiene un gran significado. También debo decir que siempre tuvo la gallardía de reconocer la seriedad de mis propuestas.
Comparto con Gustavo Bolívar la idea de que la forma de hacer política en Colombia debe cambiar. Sin embargo, tenemos matices bien diferentes. Mientras él apela a la polarización y al juicio contra las clases altas, yo me centro en hablar con la verdad, basar las propuestas en evidencia y en buscar soluciones factibles. Comparto además con Bolívar la idea de que es necesario pensar en las personas más pobres, vulnerables y en la clase media de este país. Pero también tenemos apuestas diferentes al respeto. Mientras él aboga por fortalecer un estado de bienestar, yo apelo a las políticas económicas que reactiven la economía, formen con pertinencia y flexibilidad al futuro de la fuerza laboral, generen empleo y reduzcan la pobreza y las desigualdades. El empleo es la mejor vía para la lucha contra la pobreza.
Finalmente, a pesar de haberlo escuchado con atención, sus ideas no me han hecho cambiar de opinión. Por el contrario, en su argumentación he encontrado elementos para fortalecer mis propias perspectivas y puntos de vista, que suelen ser opuestos a los suyos. ¡Qué bien que exista la nobleza en la política! Tal vez eso sería el mejor ejemplo para proyectar que el respeto de la diferencia, así como el debate con propósito, es la mejor forma de no alejarnos de la escucha permanente de las necesidades de nuestros habitantes, las cuales son la esencia de nuestra existencia en la política.
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