Por: Pablo Bello Arellano*
Cerrar la brecha digital es un imperativo ético y también una necesidad económica. En pleno siglo XXI no es aceptable que una parte importante de los colombianos, cerca del 40%, carezca de acceso a un servicio básico como es Internet. La brecha digital es la brecha de la pobreza y cada día que pasa sin cerrarla se profundizan las desigualdades, un día más sin Internet son niñas y niños que se quedan atrás en su formación, poblaciones rurales sin acceso a servicios básicos de calidad, oportunidades perdidas para las Pymes. Pero la digitalización es también una necesidad económica: si no somos capaces de transformar el tejido productivo a través de las TIC, el crecimiento de los próximos años será sustancialmente menor que el de los años precedentes. Sin crecimiento económico no podremos reducir la pobreza, mejorar la calidad de vida, aspirar al desarrollo. Es urgente acometer este desafío.
(Le puede interesar: ¿Por qué critican el proyecto de ley TIC?)
Estos días Colombia debate algo más que una ley sectorial. El país se encuentra ante la oportunidad de definir un marco pionero en América Latina que le sitúe a la vanguardia del desarrollo digital. No se trata sólo de una discusión sobre las condiciones para la expansión de Internet o para garantizar la sostenibilidad de la televisión pública, sino de alcanzar un consenso nacional sobre las bases para la transformación digital. Está en juego la posibilidad de que todos los colombianos, independientemente de su región o municipio, puedan estar conectados. Para ello, es indispensable incrementar las inversiones en infraestructura digital. Al ritmo actual, Colombia tardará más de 30 años en lograr los estándares de los países desarrollados. El Proyecto de Ley para la modernización del Sector TIC establece un conjunto de iniciativas orientadas a incrementar las inversiones, cerrar la brecha digital y acelerar la digitalización del país. El nuevo marco maximizará el beneficio social del espectro radioeléctrico, que sólo tiene valor en la medida en que se traduzca en conectividad, tratándolo como un instrumento de inversión, no de recaudación. Este es un proyecto de ley para el país, especialmente para quienes hoy tienen un acceso deficiente a Internet o no lo tienen.
Colombia está ante la oportunidad histórica de situarse como potencia digital de América latina, abanderando la llegada del 5G, y siendo un ejemplo a seguir por cada país de la región que aspire a incorporarse a la cuarta revolución industrial. Tener más conectividad es el trampolín para dar el salto hacia la transformación productiva, el crecimiento económico y la reducción de la desigualdad. Colombia no puede seguir dependiendo de los commodities como factor principal de desarrollo, necesita mirar hacia modelos en los que la creatividad y la innovación jueguen un rol central. De la actualización de la institucionalidad y el marco rector sectorial depende el papel que Colombia va a jugar en la economía digital regional y global, es el momento de decir sí a liderar una transformación que servirá para construir un país con más y mejores oportunidades para todos.
*Economista chileno experto en el sector digital. Fue viceministro de Telecomunicaciones de ese país durante el primer gobierno de Michelle Bachelet. Actualmente dirige ASIET, organización latinoamericana de empresas de telecomunicaciones, y el Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina. Vivió en Bogotá de 2012 a 2014.
Por: Pablo Bello Arellano*
Cerrar la brecha digital es un imperativo ético y también una necesidad económica. En pleno siglo XXI no es aceptable que una parte importante de los colombianos, cerca del 40%, carezca de acceso a un servicio básico como es Internet. La brecha digital es la brecha de la pobreza y cada día que pasa sin cerrarla se profundizan las desigualdades, un día más sin Internet son niñas y niños que se quedan atrás en su formación, poblaciones rurales sin acceso a servicios básicos de calidad, oportunidades perdidas para las Pymes. Pero la digitalización es también una necesidad económica: si no somos capaces de transformar el tejido productivo a través de las TIC, el crecimiento de los próximos años será sustancialmente menor que el de los años precedentes. Sin crecimiento económico no podremos reducir la pobreza, mejorar la calidad de vida, aspirar al desarrollo. Es urgente acometer este desafío.
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Estos días Colombia debate algo más que una ley sectorial. El país se encuentra ante la oportunidad de definir un marco pionero en América Latina que le sitúe a la vanguardia del desarrollo digital. No se trata sólo de una discusión sobre las condiciones para la expansión de Internet o para garantizar la sostenibilidad de la televisión pública, sino de alcanzar un consenso nacional sobre las bases para la transformación digital. Está en juego la posibilidad de que todos los colombianos, independientemente de su región o municipio, puedan estar conectados. Para ello, es indispensable incrementar las inversiones en infraestructura digital. Al ritmo actual, Colombia tardará más de 30 años en lograr los estándares de los países desarrollados. El Proyecto de Ley para la modernización del Sector TIC establece un conjunto de iniciativas orientadas a incrementar las inversiones, cerrar la brecha digital y acelerar la digitalización del país. El nuevo marco maximizará el beneficio social del espectro radioeléctrico, que sólo tiene valor en la medida en que se traduzca en conectividad, tratándolo como un instrumento de inversión, no de recaudación. Este es un proyecto de ley para el país, especialmente para quienes hoy tienen un acceso deficiente a Internet o no lo tienen.
Colombia está ante la oportunidad histórica de situarse como potencia digital de América latina, abanderando la llegada del 5G, y siendo un ejemplo a seguir por cada país de la región que aspire a incorporarse a la cuarta revolución industrial. Tener más conectividad es el trampolín para dar el salto hacia la transformación productiva, el crecimiento económico y la reducción de la desigualdad. Colombia no puede seguir dependiendo de los commodities como factor principal de desarrollo, necesita mirar hacia modelos en los que la creatividad y la innovación jueguen un rol central. De la actualización de la institucionalidad y el marco rector sectorial depende el papel que Colombia va a jugar en la economía digital regional y global, es el momento de decir sí a liderar una transformación que servirá para construir un país con más y mejores oportunidades para todos.
*Economista chileno experto en el sector digital. Fue viceministro de Telecomunicaciones de ese país durante el primer gobierno de Michelle Bachelet. Actualmente dirige ASIET, organización latinoamericana de empresas de telecomunicaciones, y el Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina. Vivió en Bogotá de 2012 a 2014.