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Algo no termina de empatar entre las ambiciones internacionales del gobierno Petro y los recursos que se destinan para lograrlas.
De un lado, este gobierno ha hablado fuerte y claro sobre su intención de hacer de Colombia una potencia mundial de la vida, tanto que le dio ese nombre a su Plan Nacional de Desarrollo (PND).
La Colombia con la que el presidente sueña dejaría atrás su histórico rol de reparto para volverse un protagonista en los grandes debates globales, liderando en temas como la lucha contra el cambio climático. Aquella sería una Colombia que se proyecta con convicción hacia regiones anteriormente descuidadas, como el continente africano y el Caribe. Y, como se estableció en el PND, esa Colombia recurriría a la cooperación internacional para alcanzar metas domésticas no menores, entre ellas la Paz Total y la justicia social.
Del otro lado, a partir del debate que se ha venido dando durante estas semanas en el Congreso sobre el Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2024, se ha dado a conocer que al Ministerio de Relaciones Exteriores se le asignaría apenas el 0,30 % del presupuesto nacional, un porcentaje equivalente a $1.505.850.303.177, o el precio de tres de los al menos 16 aviones militares suecos que el gobierno estaría planeando comprar en este año.
Así es. A la cartera responsable de convencer a otros gobiernos de seguir al presidente en su agenda internacional, a la que está reabriendo los consulados en Venezuela (a un costo estimado de $20 mil millones) e inaugurando nuevas misiones diplomáticas y consulares en Etiopía y Haití, a la que asiste a alrededor de cinco millones de colombianos y colombianas en el exterior, a la que fija la ruta para las políticas de cooperación y migratoria del país, en fin, a la piedra angular del plan de hacer de Colombia una potencia mundial de la vida se le asignaría menos de la mitad de un por ciento del total del presupuesto nacional.
Según datos analizados por Diplomacia Abierta, el presupuesto del Ministerio de Relaciones Exteriores y su Fondo Rotatorio para 2024 sería menor que el de 32 otras entidades del Estado. Para ilustrar, el del INPEC sería mayor en 29 %, el de la Unidad Nacional de Protección lo superaría en 177 % y la Policía Nacional tendría un presupuesto que lo multiplicaría nueve veces.
Comparando las cifras por sector administrativo, el presupuesto de Relaciones Exteriores (compuesto por Cancillería y Migración Colombia) sería el octavo más bajo de entre los 25 sectores, ubicándose así entre los de Estadística (en puesto #7) y de Ambiente y Desarrollo Sostenible (en puesto #9).
Y, de ser aprobada, la participación del presupuesto de Cancillería para 2024 presentaría una preocupante tendencia a la baja frente a la de años anteriores, Desde 2016, el promedio anual asignado para la entidad fue de 0,33 %. En 2022, este llegó al 0,34 %. Pero ha venido cayendo desde entonces: al 0,32 % en 2023 y al 0,30 % que ahora se propone para el siguiente año.
“Put your money where your mouth is”, dice el dicho en inglés, es decir, que, cuando de prioridades se trata, se debe acompañar las palabras con acciones, ¡y sobre todo de dinero! Si el gobierno Petro es serio sobre sus grandes cometidos retóricos, actuará a tiempo para que se apruebe un PGN acorde a sus ambiciones. De otra manera, el resultante corto circuito dejará al cambio que tanto prometió a medio camino.