Los retos de la transición energética
Germán Corredor *
Los motores de la metamorfosis que se espera en materia energética para 2030 ya están en marcha. La transición energética en Colombia inició con la adjudicación de la primera subasta de energía renovable en 2019. Se han reglamentado ya los mecanismos para obtener incentivos tributarios, el esquema de venta de excedentes de autogeneradores está sobre la mesa, los proyectos a pequeña escala, las conexiones simplificadas y los demás temas desarrollados en la Ley 1715 van por buen camino.
Pero… ¿qué hace falta para el despegue y la época de oro de las energías renovables no convencionales? Una mayor conciencia de los retos ineludibles para la reinvención de la matriz energética. La entrada de nuevas tecnologías implica, a su vez, la llegada de agentes que no formaban parte del mercado colombiano. Este hecho profundiza la competencia y mejora la eficiencia del mercado.
Cuando entren en operación todos los proyectos adjudicados en las subastas de energía renovable, se materializará e iniciará de manera oficial el cambio de la matriz. Para 2024, el país tendrá la capacidad de generar alrededor del 12 o 15 % de energía limpia. Es de esperar también que para 2030 este porcentaje aumente a 25 o 30 %.
La presencia de nuevos proyectos o empresas extranjeras que llegarán a competir conlleva un incremento considerable en los esfuerzos que se deben lograr para poder enfrentar a la competencia con modelos de negocios novedosos y mayor conocimiento.
Este escenario se construirá sobre los pilares de las tecnologías de fuentes variables que requieren adecuaciones desde el punto de vista operativo. La CREG tiene el gran reto de mejorar la eficiencia de los procesos, por eso mismo se está pensando en desarrollar el mercado intradiario y el mercado vinculante del día anterior para mejorar la eficiencia en la formación de precios y facilita la participación de energías renovables no convencionales al tener mejores pronósticos.
Por otra parte, la necesidad de crear nuevos mecanismos de contratación de largo plazo es latente. Se espera que el que está desarrollando la bolsa mercantil sea aprobado a finales del año, la CREG está, incluso, ad portas de aprobar una propuesta de Derivex en este campo. Estos elementos dinamizarán aún más las oportunidades para productores, comercializadores o consumidores de energía y garantizará precios más justos para el usuario final.
El fortalecimiento de la infraestructura del sistema resulta también esencial si se quiere una transición exitosa. La red de transmisión de energía debe conectar las plantas de todo el territorio nacional, lo que implica inversiones en subestaciones y nuevas líneas. El reto es desafiante y le compete a UPME. La entidad es la encargada de la expansión, la aprobación de puntos de conexión, las convocatorias y planificación de los proyectos que deberán entrar en operación para poner en marcha este engranaje con nuevas plantas con energía limpia.
Asimismo, desde el sector se deben unir fuerzas para fortalecer el desarrollo de la generación distribuida de energía a pequeña escala. Los pequeños productores, más aún quienes se encuentran en los rincones más distanciados del territorio abasteciendo a comunidades de pocos usuarios en zonas rurales, requieren fuentes energéticas directas a través de las microrredes autónomas y aisladas del sistema central.
No obstante, no será menos importante el desarrollo de servicios complementarios y la revisión de la logística para almacenar baterías. Todavía falta resolver en la práctica cómo será el desarrollo de la movilidad eléctrica y de la industria del hidrógeno verde, ya que ambos frentes requieren la producción de energía con fuentes renovables.
Tras la consolidación de esta serie de hitos dentro de la industria, se ampliará la oferta de energía limpia que contribuirá a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mitigará el cambio climático y garantizará un entorno más sostenible.
Este texto hace parte del gran especial de aniversario de los 135 años de El Espectador, que analiza cómo podemos tener un futuro más sostenible. Encuentre aquí el especial completo.
* Director ejecutivo de SER Colombia (Asociación de Energías Renovables de Colombia).
Los motores de la metamorfosis que se espera en materia energética para 2030 ya están en marcha. La transición energética en Colombia inició con la adjudicación de la primera subasta de energía renovable en 2019. Se han reglamentado ya los mecanismos para obtener incentivos tributarios, el esquema de venta de excedentes de autogeneradores está sobre la mesa, los proyectos a pequeña escala, las conexiones simplificadas y los demás temas desarrollados en la Ley 1715 van por buen camino.
Pero… ¿qué hace falta para el despegue y la época de oro de las energías renovables no convencionales? Una mayor conciencia de los retos ineludibles para la reinvención de la matriz energética. La entrada de nuevas tecnologías implica, a su vez, la llegada de agentes que no formaban parte del mercado colombiano. Este hecho profundiza la competencia y mejora la eficiencia del mercado.
Cuando entren en operación todos los proyectos adjudicados en las subastas de energía renovable, se materializará e iniciará de manera oficial el cambio de la matriz. Para 2024, el país tendrá la capacidad de generar alrededor del 12 o 15 % de energía limpia. Es de esperar también que para 2030 este porcentaje aumente a 25 o 30 %.
La presencia de nuevos proyectos o empresas extranjeras que llegarán a competir conlleva un incremento considerable en los esfuerzos que se deben lograr para poder enfrentar a la competencia con modelos de negocios novedosos y mayor conocimiento.
Este escenario se construirá sobre los pilares de las tecnologías de fuentes variables que requieren adecuaciones desde el punto de vista operativo. La CREG tiene el gran reto de mejorar la eficiencia de los procesos, por eso mismo se está pensando en desarrollar el mercado intradiario y el mercado vinculante del día anterior para mejorar la eficiencia en la formación de precios y facilita la participación de energías renovables no convencionales al tener mejores pronósticos.
Por otra parte, la necesidad de crear nuevos mecanismos de contratación de largo plazo es latente. Se espera que el que está desarrollando la bolsa mercantil sea aprobado a finales del año, la CREG está, incluso, ad portas de aprobar una propuesta de Derivex en este campo. Estos elementos dinamizarán aún más las oportunidades para productores, comercializadores o consumidores de energía y garantizará precios más justos para el usuario final.
El fortalecimiento de la infraestructura del sistema resulta también esencial si se quiere una transición exitosa. La red de transmisión de energía debe conectar las plantas de todo el territorio nacional, lo que implica inversiones en subestaciones y nuevas líneas. El reto es desafiante y le compete a UPME. La entidad es la encargada de la expansión, la aprobación de puntos de conexión, las convocatorias y planificación de los proyectos que deberán entrar en operación para poner en marcha este engranaje con nuevas plantas con energía limpia.
Asimismo, desde el sector se deben unir fuerzas para fortalecer el desarrollo de la generación distribuida de energía a pequeña escala. Los pequeños productores, más aún quienes se encuentran en los rincones más distanciados del territorio abasteciendo a comunidades de pocos usuarios en zonas rurales, requieren fuentes energéticas directas a través de las microrredes autónomas y aisladas del sistema central.
No obstante, no será menos importante el desarrollo de servicios complementarios y la revisión de la logística para almacenar baterías. Todavía falta resolver en la práctica cómo será el desarrollo de la movilidad eléctrica y de la industria del hidrógeno verde, ya que ambos frentes requieren la producción de energía con fuentes renovables.
Tras la consolidación de esta serie de hitos dentro de la industria, se ampliará la oferta de energía limpia que contribuirá a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mitigará el cambio climático y garantizará un entorno más sostenible.
Este texto hace parte del gran especial de aniversario de los 135 años de El Espectador, que analiza cómo podemos tener un futuro más sostenible. Encuentre aquí el especial completo.
* Director ejecutivo de SER Colombia (Asociación de Energías Renovables de Colombia).