Por Alex McAnarney López
Frente a una región navegando en una oleada de crisis políticas, de desarrollo y derechos humanos que trascienden fronteras, la Organización de los Estados Americanos (OEA) realizará la 49° Asamblea General en Medellín en donde el lema principal será “Innovando para fortalecer el multilateralismo hemisférico”. Del 26 al 28 de junio, los Estados miembros de este organismo debatirán sobre los principales temas que aquejan al continente: la crisis política y migratoria de Venezuela y Nicaragua; y las agresiones a los defensores de derechos humanos y líderes sociales en Colombia, entre otras.
Serán tres días de debates y declaraciones públicas que deberán redundar en la transparencia de los gobiernos para garantizar los derechos humanos y la misión que llevan a cuestas miles de personas en las Américas que trabajan por este propósito. Como pantallazo regional: el éxodo venezolano viene en aumento y se estima que este 2019 cerrará con una cifra de 5 millones de personas que abandonaron ese país. En Nicaragua, en el último año, miles han salido de su territorio a raíz de una crisis política y de derechos humanos que le ha cobrado la vida más de 300 personas; y en Colombia desde el 1° de enero de 2016 hasta el 28 de febrero de este año han sido asesinados 462 defensores de derechos humanos.
Frente a estas crisis multidimensionales, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos-compuesto por una Comisión y Corte Interamericana- ha venido exigiendo a los Estados miembros mayor compromiso con los derechos fundamentales de los ciudadanos. Sin embargo, los cuestionamientos realizados por Paraguay, Brasil, Chile, Argentina y la propia Colombia el pasado mes de abril, serán centrales en las discusiones que se tendrán que abordar dentro del espacio de la Asamblea General.
Este año la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) renovará a cuatro de sus siete comisionados durante la Asamblea en Medellín. Y los candidatos ya están a la vista para el escrutinio público de cara a elegir personas imparciales en la protección de los derechos humanos del continente. Margarette May Macaulay (Jamaica) y Esmeralda Arosemena de Trotiño (Panamá) son candidatas a la reelección. Y se suman cuatro nuevos candidatos: Edgar Stuardo Ralón Orellana (Guatemala); Everth Bustamante García (Colombia); y Julissa Mantilla Falcón (Perú). Frente a esta elección, se realizó una evaluación de la idoneidad e independencia de cada una de las personas propuestas por un panel independiente de personas expertas en derecho internacional.
El informe, publicado la semana pasada, ocurre en buena hora. La responsabilidad que tendrán los nuevos integrantes del CIDH cada vez se torna más compleja. La segunda década del nuevo milenio deja muchas lecciones en materia de derechos humanos y que mejor anfitrión que Colombia para debatirlas al tenor de un acuerdo de paz que cojea, pero que es un faro de luz en medio de la oscura realidad que viven muchos países con conflictos internos en todo el mundo. Es una coyuntura perfecta que debe ser aprovechada por los Estados miembros de la OEA para profundizar en las democracias y avanzar en la tarea de cimentar países pacíficos y respetuosos de los Derechos Humanos.
Por eso, el llamado es para todas las personas colombianas a estar atentos al desarrollo de esta asamblea de manera presencial en Medellín o virtual por la plataforma de la OEA. La protección del Sistema Interamericano de Derechos Humanos es urgente, pues no podemos retroceder en derechos adquiridos por los ciudadanos de los países miembros. Hay que alzar la voz para que los Estados mantengan el presupuesto para su funcionamiento y para que se elijan como comisionados idóneos en su tarea de salvaguardar derechos fundamentales. Asimismo, la sociedad colombiana debe buscar que la Asamblea emita una resolución de apoyo a los defensores y líderes sociales que están en riesgo inminente de ser asesinados.
Solo con el esfuerzo de la ciudadanía exigiendo sus derechos, es posible que las democracias funcionen con más respeto por los humanos. Y estos son los espacios democráticos para exigir ese propósito.
Por Alex McAnarney López
Frente a una región navegando en una oleada de crisis políticas, de desarrollo y derechos humanos que trascienden fronteras, la Organización de los Estados Americanos (OEA) realizará la 49° Asamblea General en Medellín en donde el lema principal será “Innovando para fortalecer el multilateralismo hemisférico”. Del 26 al 28 de junio, los Estados miembros de este organismo debatirán sobre los principales temas que aquejan al continente: la crisis política y migratoria de Venezuela y Nicaragua; y las agresiones a los defensores de derechos humanos y líderes sociales en Colombia, entre otras.
Serán tres días de debates y declaraciones públicas que deberán redundar en la transparencia de los gobiernos para garantizar los derechos humanos y la misión que llevan a cuestas miles de personas en las Américas que trabajan por este propósito. Como pantallazo regional: el éxodo venezolano viene en aumento y se estima que este 2019 cerrará con una cifra de 5 millones de personas que abandonaron ese país. En Nicaragua, en el último año, miles han salido de su territorio a raíz de una crisis política y de derechos humanos que le ha cobrado la vida más de 300 personas; y en Colombia desde el 1° de enero de 2016 hasta el 28 de febrero de este año han sido asesinados 462 defensores de derechos humanos.
Frente a estas crisis multidimensionales, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos-compuesto por una Comisión y Corte Interamericana- ha venido exigiendo a los Estados miembros mayor compromiso con los derechos fundamentales de los ciudadanos. Sin embargo, los cuestionamientos realizados por Paraguay, Brasil, Chile, Argentina y la propia Colombia el pasado mes de abril, serán centrales en las discusiones que se tendrán que abordar dentro del espacio de la Asamblea General.
Este año la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) renovará a cuatro de sus siete comisionados durante la Asamblea en Medellín. Y los candidatos ya están a la vista para el escrutinio público de cara a elegir personas imparciales en la protección de los derechos humanos del continente. Margarette May Macaulay (Jamaica) y Esmeralda Arosemena de Trotiño (Panamá) son candidatas a la reelección. Y se suman cuatro nuevos candidatos: Edgar Stuardo Ralón Orellana (Guatemala); Everth Bustamante García (Colombia); y Julissa Mantilla Falcón (Perú). Frente a esta elección, se realizó una evaluación de la idoneidad e independencia de cada una de las personas propuestas por un panel independiente de personas expertas en derecho internacional.
El informe, publicado la semana pasada, ocurre en buena hora. La responsabilidad que tendrán los nuevos integrantes del CIDH cada vez se torna más compleja. La segunda década del nuevo milenio deja muchas lecciones en materia de derechos humanos y que mejor anfitrión que Colombia para debatirlas al tenor de un acuerdo de paz que cojea, pero que es un faro de luz en medio de la oscura realidad que viven muchos países con conflictos internos en todo el mundo. Es una coyuntura perfecta que debe ser aprovechada por los Estados miembros de la OEA para profundizar en las democracias y avanzar en la tarea de cimentar países pacíficos y respetuosos de los Derechos Humanos.
Por eso, el llamado es para todas las personas colombianas a estar atentos al desarrollo de esta asamblea de manera presencial en Medellín o virtual por la plataforma de la OEA. La protección del Sistema Interamericano de Derechos Humanos es urgente, pues no podemos retroceder en derechos adquiridos por los ciudadanos de los países miembros. Hay que alzar la voz para que los Estados mantengan el presupuesto para su funcionamiento y para que se elijan como comisionados idóneos en su tarea de salvaguardar derechos fundamentales. Asimismo, la sociedad colombiana debe buscar que la Asamblea emita una resolución de apoyo a los defensores y líderes sociales que están en riesgo inminente de ser asesinados.
Solo con el esfuerzo de la ciudadanía exigiendo sus derechos, es posible que las democracias funcionen con más respeto por los humanos. Y estos son los espacios democráticos para exigir ese propósito.