En los últimos días de diciembre, Cuba y Estados Unidos anunciaron un acuerdo para comenzar una nueva fase en sus relaciones bilaterales. La gran pregunta es si la democracia llegará a la isla.
Cuba estuvo bajo la sombrilla de la Unión Soviética durante décadas. Cuando el muro de Berlín cayó, con él terminaron los subsidios y las ayudas a la economía cubana, que mostró su debilidad y se derrumbó. Los cubanos pasaron por lo que llaman un “período especial”, durante el cual los ministros andaban en bicicleta por falta de combustible y los ciudadanos se morían de hambre. Los cubanos ajustaron su precaria economía y desde la llegada de Chávez al poder, fortalecieron sus relaciones con Venezuela, que los ha subsidiado por mas de una década. Ahora, en un momento en el que Venezuela está “pasando aceite” política , económica y socialmente, el gobierno de Castro, que basó su revolución en el odio a los imperialistas Yanquis, da un giro de ciento ochenta grados, y deja de mostrale los dientes a Estados Unidos ante la sorpresa de su principal aliado, que queda descolocado diplomáticamente.
Los cubanos pretenden hacer lo que ha hecho China: mantener el poder político y modernizar el sistema económico. Pero Cuba no es China y ese proceso de modernización requiere el levantamiento del embargo americano a la isla, el cual tiene que ser aprobado por el Congreso de Estados Unidos, donde hay una mayoría republicana que en su mayoría se opone a flexibilizar las sanciones a un régimen comunista que viola los derechos humanos.
Esas mayorías republicanas en el congreso americano son un gran obstáculo para Obama quien tendrá que ver como resuelve ese escollo. Los republicanos se oponen por principio, porque piensan que el bloqueo es el camino óptimo y que Raúl Castro usará a Estados Unidos para mejorar la economía, pero en ausencia de un cambio que permita a los cubanos vivir en un sistema democrático.
Obama actuó pensando en su legado, no en la mecánica política americana de corto plazo. Y por eso, probablemente cree que aún si el congreso americano no aprueba el desmonte del embargo durante su mandato, el anuncio en sí mismo creará unas conductas económicas y políticas que traerán cambios irreversibles en la isla. Desde ya, la declaración conjunta le quita discurso a la izquierda radical latinoamericana, y debilita a Venezuela y Unasur.
Como las realidades económicas definen parcialmente las realidades políticas, es probable que algún dia la democracia llegue a Cuba, pero no hay que contar con eso en el corto plazo: el nivel de control del régimen comunista sobre la población es total. Más allá de apertura económica, la democracia requiere de unos ciudadanos con una cultura de respeto por los derechos humanos y las libertades individuales. Esa cultura no existe en Cuba, donde el partido y la revolución están por encima de las personas.
En el corto plazo, los anuncios favorecen a Colombia, pues alinean los intereses que facilitan la firma de los acuerdos de paz .
En los últimos días de diciembre, Cuba y Estados Unidos anunciaron un acuerdo para comenzar una nueva fase en sus relaciones bilaterales. La gran pregunta es si la democracia llegará a la isla.
Cuba estuvo bajo la sombrilla de la Unión Soviética durante décadas. Cuando el muro de Berlín cayó, con él terminaron los subsidios y las ayudas a la economía cubana, que mostró su debilidad y se derrumbó. Los cubanos pasaron por lo que llaman un “período especial”, durante el cual los ministros andaban en bicicleta por falta de combustible y los ciudadanos se morían de hambre. Los cubanos ajustaron su precaria economía y desde la llegada de Chávez al poder, fortalecieron sus relaciones con Venezuela, que los ha subsidiado por mas de una década. Ahora, en un momento en el que Venezuela está “pasando aceite” política , económica y socialmente, el gobierno de Castro, que basó su revolución en el odio a los imperialistas Yanquis, da un giro de ciento ochenta grados, y deja de mostrale los dientes a Estados Unidos ante la sorpresa de su principal aliado, que queda descolocado diplomáticamente.
Los cubanos pretenden hacer lo que ha hecho China: mantener el poder político y modernizar el sistema económico. Pero Cuba no es China y ese proceso de modernización requiere el levantamiento del embargo americano a la isla, el cual tiene que ser aprobado por el Congreso de Estados Unidos, donde hay una mayoría republicana que en su mayoría se opone a flexibilizar las sanciones a un régimen comunista que viola los derechos humanos.
Esas mayorías republicanas en el congreso americano son un gran obstáculo para Obama quien tendrá que ver como resuelve ese escollo. Los republicanos se oponen por principio, porque piensan que el bloqueo es el camino óptimo y que Raúl Castro usará a Estados Unidos para mejorar la economía, pero en ausencia de un cambio que permita a los cubanos vivir en un sistema democrático.
Obama actuó pensando en su legado, no en la mecánica política americana de corto plazo. Y por eso, probablemente cree que aún si el congreso americano no aprueba el desmonte del embargo durante su mandato, el anuncio en sí mismo creará unas conductas económicas y políticas que traerán cambios irreversibles en la isla. Desde ya, la declaración conjunta le quita discurso a la izquierda radical latinoamericana, y debilita a Venezuela y Unasur.
Como las realidades económicas definen parcialmente las realidades políticas, es probable que algún dia la democracia llegue a Cuba, pero no hay que contar con eso en el corto plazo: el nivel de control del régimen comunista sobre la población es total. Más allá de apertura económica, la democracia requiere de unos ciudadanos con una cultura de respeto por los derechos humanos y las libertades individuales. Esa cultura no existe en Cuba, donde el partido y la revolución están por encima de las personas.
En el corto plazo, los anuncios favorecen a Colombia, pues alinean los intereses que facilitan la firma de los acuerdos de paz .