¡Salve a Colombia, señor presidente!
Álvaro Ruiz Carrillo
Señor presidente Duque, lamentablemente a usted le tocó bailar con las más fea, porque se le unió la pandemia, algo excepcional e imprevisible salvo para Bill Gates, y el cúmulo de errores de sus antecesores, así como de todos los representantes del pueblo en el Congreso, quienes no desempeñaron sus labores correctamente al no defender los derechos fundamentales de quienes los elegimos, y dedicándose, en su mayoría, a defender los intereses de sus patrocinadores de campaña.
Me decía un amigo: pero mire que Colombia ha tenido un buen desempeño económico, con un crecimiento del PIB per cápita que ha sido el segundo mejor en América Latina. Sin embargo, si observamos cómo se ha distribuido ese buen desempeño entre los colombianos, encontraremos que menos del 10 % de la población tiene un ingreso per cápita superior a tres salarios mínimos mensuales. Es como decir que a una empresa le va bien porque tuvo utilidades que beneficiaron a sus dueños, pero no mejoraron las condiciones laborales ni beneficios a los empleados. Cuando no existe esa relación dual de mutuo beneficio entre empleadores y trabajadores, no tendrá buen augurio el empresario insensible. El Estado en su conjunto debe ser la balanza que equilibre vía impuestos la redistribución de la riqueza para garantizar a todos los colombianos derechos fundamentales como el trabajo digno, la educación, la salud y la vivienda digna.
Más del 42 % de nuestra población vive en la pobreza monetaria. Los grupos poblacionales de ingresos bajos y medios no soportan más la realidad que están viviendo, porque no tienen un futuro claro y no ven mayores opciones para lograr un mínimo de bienestar, pese a que algunos digan que somos uno de los países más felices del mundo; esto último gracias a la calidad humana de nuestra gente que es buena y sana, pero todo tiene un límite. Cuando se tiene hambre y las puertas no se abren, terminan marchando en las calles, protestando frente a las medidas inoportunas del Gobierno, como fue la fallida reforma tributaria. Esta actitud de los manifestantes pareciera que no la entiende el Gobierno, ni muchas personas que hacen parte de ese 10 % privilegiado, quedando un país dividido y siendo aprovechadas las manifestaciones democráticas por terceros fuera de la Ley para hacer actos vandálicos y crear caos en nuestras ciudades.
Ante esta lamentable realidad, el Gobierno no logra controlar la situación militarizando y repeliendo a la población que sale a la calle, tendría que solucionar los problemas que motivan la protesta. La gran mayoría de la gente que está en el paro son gente de bien, que representan los 21 millones de colombianos que luchan por tener un mejor futuro. Lo que debe buscar el Gobierno es llegar a acuerdos ciertos con todos grupos políticos, con quienes lideran el paro y con los jóvenes, orientados a dos frentes de acción, con el acompañamiento de la ONU como parece estar previsto, teniendo en cuenta la urgencia de encontrar soluciones, así:
Comité económico pro COVID: el cual debe buscar la manera más eficiente y equitativa de obtener los recursos económicos que pretendía recoger el Estado con su reforma tributaria, y que sería factible con la aprobación del ejecutivo de una sola norma: un “Bono de Solidaridad”, pagado por todos los contribuyentes por un monto equivalente a la utilidad promedio anual después de impuestos, obtenida durante los últimos cinco años anteriores a la pandemia. Con el “Bono de Solidaridad”, el Estado podría recaudar aproximadamente 20 billones de pesos. Ahora bien, como el 70 % del recaudo obtenido por el Impuesto sobre la Renta, lo aportan menos del 1 % de los contribuyentes, eso significaría que esta medida afectaría básicamente a quienes han demostrado ser pudientes para que destinen las utilidades obtenidas en un año de su vida, en el mayor bienestar del 42 % más pobre de la población.
Comité de un nuevo contrato social: este comité debería diseñar por acuerdo las medidas que lleven a un cambio en las políticas sociales, para lograr equidad en el disfrute de todos los derechos fundamentales por todos los colombianos. Para ese fin es que ha sido elegido usted señor Presidente y también los congresistas, pero estos últimos, en gran parte, son indolentes ante la realidad social y legislan alejados del bien común, como cuando aprueban partidas presupuestales para llenar de privilegios a unos pocos. Si el camino para disminuir el número de congresistas y su salario, requiere de una asamblea constituyente, bienvenida sea. Si se legislara con justicia social no le tocaría al pueblo salir a las calles para protestar por las omisiones de los congresistas.
De no lograrse estos acuerdos, no será efectivo el esfuerzo de quienes salieron a protestar en búsqueda de un cambio para tener un futuro válido en este lindo país, y de quienes perdieron su vida o salud por los excesos de los vándalos y de la fuerza pública. Los colombianos no aceptamos dictaduras, por ello se volverán a repetir las protestas en un futuro próximo, así en ocasiones se “maneje” la protesta mediante la represión y las promesas que luego se incumplen.
* Miembro de la Tertulia Cervantina 77. El contenido de este artículo es responsabilidad exclusiva del autor
Señor presidente Duque, lamentablemente a usted le tocó bailar con las más fea, porque se le unió la pandemia, algo excepcional e imprevisible salvo para Bill Gates, y el cúmulo de errores de sus antecesores, así como de todos los representantes del pueblo en el Congreso, quienes no desempeñaron sus labores correctamente al no defender los derechos fundamentales de quienes los elegimos, y dedicándose, en su mayoría, a defender los intereses de sus patrocinadores de campaña.
Me decía un amigo: pero mire que Colombia ha tenido un buen desempeño económico, con un crecimiento del PIB per cápita que ha sido el segundo mejor en América Latina. Sin embargo, si observamos cómo se ha distribuido ese buen desempeño entre los colombianos, encontraremos que menos del 10 % de la población tiene un ingreso per cápita superior a tres salarios mínimos mensuales. Es como decir que a una empresa le va bien porque tuvo utilidades que beneficiaron a sus dueños, pero no mejoraron las condiciones laborales ni beneficios a los empleados. Cuando no existe esa relación dual de mutuo beneficio entre empleadores y trabajadores, no tendrá buen augurio el empresario insensible. El Estado en su conjunto debe ser la balanza que equilibre vía impuestos la redistribución de la riqueza para garantizar a todos los colombianos derechos fundamentales como el trabajo digno, la educación, la salud y la vivienda digna.
Más del 42 % de nuestra población vive en la pobreza monetaria. Los grupos poblacionales de ingresos bajos y medios no soportan más la realidad que están viviendo, porque no tienen un futuro claro y no ven mayores opciones para lograr un mínimo de bienestar, pese a que algunos digan que somos uno de los países más felices del mundo; esto último gracias a la calidad humana de nuestra gente que es buena y sana, pero todo tiene un límite. Cuando se tiene hambre y las puertas no se abren, terminan marchando en las calles, protestando frente a las medidas inoportunas del Gobierno, como fue la fallida reforma tributaria. Esta actitud de los manifestantes pareciera que no la entiende el Gobierno, ni muchas personas que hacen parte de ese 10 % privilegiado, quedando un país dividido y siendo aprovechadas las manifestaciones democráticas por terceros fuera de la Ley para hacer actos vandálicos y crear caos en nuestras ciudades.
Ante esta lamentable realidad, el Gobierno no logra controlar la situación militarizando y repeliendo a la población que sale a la calle, tendría que solucionar los problemas que motivan la protesta. La gran mayoría de la gente que está en el paro son gente de bien, que representan los 21 millones de colombianos que luchan por tener un mejor futuro. Lo que debe buscar el Gobierno es llegar a acuerdos ciertos con todos grupos políticos, con quienes lideran el paro y con los jóvenes, orientados a dos frentes de acción, con el acompañamiento de la ONU como parece estar previsto, teniendo en cuenta la urgencia de encontrar soluciones, así:
Comité económico pro COVID: el cual debe buscar la manera más eficiente y equitativa de obtener los recursos económicos que pretendía recoger el Estado con su reforma tributaria, y que sería factible con la aprobación del ejecutivo de una sola norma: un “Bono de Solidaridad”, pagado por todos los contribuyentes por un monto equivalente a la utilidad promedio anual después de impuestos, obtenida durante los últimos cinco años anteriores a la pandemia. Con el “Bono de Solidaridad”, el Estado podría recaudar aproximadamente 20 billones de pesos. Ahora bien, como el 70 % del recaudo obtenido por el Impuesto sobre la Renta, lo aportan menos del 1 % de los contribuyentes, eso significaría que esta medida afectaría básicamente a quienes han demostrado ser pudientes para que destinen las utilidades obtenidas en un año de su vida, en el mayor bienestar del 42 % más pobre de la población.
Comité de un nuevo contrato social: este comité debería diseñar por acuerdo las medidas que lleven a un cambio en las políticas sociales, para lograr equidad en el disfrute de todos los derechos fundamentales por todos los colombianos. Para ese fin es que ha sido elegido usted señor Presidente y también los congresistas, pero estos últimos, en gran parte, son indolentes ante la realidad social y legislan alejados del bien común, como cuando aprueban partidas presupuestales para llenar de privilegios a unos pocos. Si el camino para disminuir el número de congresistas y su salario, requiere de una asamblea constituyente, bienvenida sea. Si se legislara con justicia social no le tocaría al pueblo salir a las calles para protestar por las omisiones de los congresistas.
De no lograrse estos acuerdos, no será efectivo el esfuerzo de quienes salieron a protestar en búsqueda de un cambio para tener un futuro válido en este lindo país, y de quienes perdieron su vida o salud por los excesos de los vándalos y de la fuerza pública. Los colombianos no aceptamos dictaduras, por ello se volverán a repetir las protestas en un futuro próximo, así en ocasiones se “maneje” la protesta mediante la represión y las promesas que luego se incumplen.
* Miembro de la Tertulia Cervantina 77. El contenido de este artículo es responsabilidad exclusiva del autor